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PROGRAMA DE ACCION TUTORIAL BACHILLERATO JUAN RULFO


Enviado por   •  23 de Marzo de 2022  •  Documentos de Investigación  •  1.556 Palabras (7 Páginas)  •  71 Visitas

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EL COITLEXIUHUATL

En tiempos remotos, en los bosques que rodean el hoy municipio de Xonotla, habitaba un leñador llamado Don José Juan  cuyos apellidos se han perdido de la memoria de quienes nos contaron esta historia, era un hombre muy trabajador, vivía con su familia a la entrada del Monte Alto, constantemente era requerido para que cortara diversos árboles, los hiciera leña para el fuego de las casas o sacara tablas, alfarjes, vigas  y cintas para la  manufactura de muebles y construcción de casas.

 Cuando cortaba un árbol, seguía un rito que había aprendido desde niño y cuya tradición se remontaba a los antepasados  de sus abuelos y bisabuelos. Al tener frente a sí al árbol que había escogido, en voz baja decía una pequeña oración en náhuatl mediante la que pedía permiso a la Madre Tierra para cortar uno de sus árboles el cual  serviría para dar bienestar a los habitantes del pueblo, así mismo le explicaba al árbol cual sería su destino y le pedía disculpas por tener que llevárselo de ese lugar.  

Los años transcurrieron, sus hijos crecieron, fueron emigrando hacía otros pueblos; un buen día su esposa no despertó más, Don José Juan tomo el cuerpo, lo vistió con su mejor ropa y lo fue a sepultar en lo profundo del Monte Alto donde ningún otro ser humano llegaba, a la sombra de un gran cedro rojo, como era común en él, encargo al gran árbol que recibiera el cuerpo de su amada esposa y lo cobijara para siempre.

Desde la partida  de su compañera, se fue retirando cada vez más de Xonotla rara vez se le veía por el pueblo, poco a poco la gente lo olvido  hasta que solo quedaba un vago recuerdo de Don José Juan el leñador, en tanto en la montaña sucedieron cosas inexplicables, una mañana en que la niebla muy espesa cubría el Monte Alto, Don José Juan se encontraba arreglando unas flores en la tumba de su esposa, de pronto del gran cedro surgió una luz que momentáneamente lo cegó, cuando por fin pudo abrir los ojos, percibió  una serie de luces que revoloteaban a su alrededor como si estuviera en medio de un enjambre de luciérnagas,  acostumbrado a los fenómenos de la naturaleza no se espanto pero tampoco se explicaba que estaba sucediendo, al momento escucho una dulce voz  que le decía:... Gracias por todos los años que haz brindado tus cuidados al bosque, por respetar los árboles y las flores por conservar los frutos, por cantarnos y querernos...

...Yo soy “ nextic papalotl”  la Mariposa Azul   soy el espíritu del Monte Alto  a partir de hoy si tu lo deseas serás uno  de nosotros, vivirás aquí mientras el bosque exista, tu encargo será cuidar los árboles, las flores, el follaje, no permitirás que  los hombres destruyan esta hermosa obra del Creador, si aceptas, tus aliados serán los animales del bosque y tendrás la capacidad de tomar las almas de los hombres que destruyan nuestro hogar, antes del gran salto de agua que tu llamas Ixtácatl se encuentra la entrada a la caverna que conduce al Mictlán, ahí  dejaras las almas de los hombres que no hagan caso de tus advertencias  y quieran seguir su obra de destrucción....

Don José Juan no dijo nada, por un momento reflexionó la  respuesta que daría, al fin tomo una determinación, con toda solemnidad se descubrió la cabeza y dijo : “Acepto tu invitación, viviré en el Monte Alto y seré su guardián”. La  Mariposa Azul inició un vuelo entre el follaje del gran cedro rojo del que había salido y a cada movimiento de sus alas se desprendían miles de pequeñas luces que bañaban la humanidad de Don José Juan, el hombre seguía con la mirada las figuras que en el aire dibujaba la hermosa Mariposa Azul, sin darse cuenta, comenzó a mover sus brazos al compás  de la silenciosa danza que la mariposa realizaba, cuando extendió los brazos siguiendo un impulso desconocido en él  sintió que se alejaba del piso y comenzó a girar en medio de  un torbellino de luces muy brillantes, sintió que era impulsado por una fuerza desconocida hasta las ramas más altas del cedro rojo y ya no supo más. En Xonotla, algunas comadres, que caminaban frente al Peñón,  alcanzaron  a ver un destello en medio de la niebla, se detuvieron un instante observando en dirección al Monte Alto, encogieron sus hombros, se santiguaron y continuaron su camino.    

Cuando Don José Juan recobró la conciencia, se encontraba recostado entre la hojarasca que cubre el piso del Monte Alto, sintió una paz  interna que hacía mucho no tenía y comenzó a darse cuenta que todo era diferente, los árboles le sonreían, ¡si!, le sonreían, las flores le acariciaban y el follaje reía abiertamente como niños traviesos al darse cuenta de la sorpresa de Don José Juan, los cenzontles y las primaveras revoloteaban sobre él,  le dedicaban sus más hermosos cantos, los ocelotes, armadillos y venados lo saludaban. Era como un día de fiesta y todos los amigos se encontraban presentes, al caminar notó que sus piernas no le dolían más, su cintura no tenía queja alguna,  palpó su cansado cuerpo  y sintió que nuevamente era fuerte, al tocarse el pecho notó que tenía algo incrustado en el, puso cuidado y observó que era una obsidiana la que se encontraba en el lugar que antes ocupara su corazón, esta piedra le daría la fuerza necesaria para llevar a cabo su labor, además atraería las fuerzas positivas de la naturaleza y generaría bienestar por donde quiera que él caminara.

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