PROGRAMA DE DERECHO EXTENSIÓN AGUAZUL

MORAL Y DERECHO

MANUELA ALEJANDRA APONTE LAGOS

SHIRLEY RINCÓN MÁRQUEZ

Docente

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA DE DERECHO EXTENSIÓN AGUAZUL

AGUAZUL, CASANARE

2017

MORAL Y DERECHO

A lo largo de la existencia humana han existido diferentes corrientes que rigen el pensamiento y conducta humana dentro de la sociedad y en donde se encuentran inmersas la Moral y el Derecho, las cuales pueden estar relacionadas pues surgen desde la necesidad de impartir una justicia distributiva y eficaz. Para encaminarse en el tema que compete, es necesario iniciar con una breve distinción entre estos dos postulados.

Por un lado se entiende que la Moral es “Perteneciente o relativa a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva.”^[1], por lo que en pocas palabras podría decirse que la moral es subjetiva y proviene desde el interior del ser, mientras que el Derecho corresponde al “Conjunto de principios y normas, expresivos de una idea de justicia y de orden, que regulan las relaciones humanas en toda sociedad y cuya observancia puede ser impuesta de manera coactiva.”^[2] Siendo así un simple fin de coexistencia. El Derecho puede asegurar su acatamiento mediante la imposición de la fuerza, mientras que la Moral requiere total libertad y voluntad para su cumplimiento, sin embargo, cabe señalar que ambos pueden ser quebrantados y por ende ambos conllevarían a una sanción bien sea jurídica o social; se tiene por esto que las normas jurídicas son coercibles y las normas morales, incoercibles.

A partir de la definición dada anteriormente, debemos resaltar que el Derecho y la Moral son dos construcciones filosóficas que no son para nada nuevas, de hecho desde la integración del hombre en un grupo o comarca se entablaba un sistema basado en la impartición de justicia penitenciaria frente a actos que estuvieran por fuera del respeto y la armonía social, es por eso que desde la Edad Primitiva se hablaba del Código de Hammurabi o Ley del Talión, considerada como la más cruel dentro del Derecho Primitivo, pues su objeto no era la prevalencia de la dignidad humana y la percepción moral, sino que hacía alusión a una retribución corporal por las infracciones cometidas, sin importar cuáles fuesen. Conviene agregar que en los pueblos primitivos no se realizó diferenciación de la norma puesto que la Moral y el Derecho se fundamentaban en la vertiente religiosa.  

Más adelante, con la aparición de las civilizaciones griega y romana, y sus componentes ilustrativos de justicia, se sigue viendo una indiferenciación de los términos Derecho y Moral ya que se seguía presentando una fuerte influencia teológica. Sin embargo, en cierto punto, los jurisconsultos establecieron una distinción entre ambos conceptos cuando Paulo dijo “No todo lo lícito es honesto”^[3], haciendo referencia a que la norma jurídica se limita a no prohibir algo aunque sea moralmente incorrecto porque no lo ve como una amenaza al bienestar colectivo.

Después, con el cristianismo, que es en gran medida considerado un hecho importante en la distinción entre Derecho y Moral, se puede ver una completa segregación entre ellas puesto que el Evangelio establecía que era necesario cumplir con las leyes impuestas por el César pero sin abandonar los preceptos morales que su religión ordenaba, siendo un ejemplo de esto el cometer acciones que estuvieran en contra de lo establecido de la Ley Divina emanada por Dios a Moisés y que al mismo tiempo eran mal vistas y sancionadas por la Ley terrenal, que en ese momento era la romana.

Luego de realizar esta pequeña reseña, se puede constatar que la Moral y el Derecho hasta la edad antigua, mantenían relación entre sí puesto que actos cometidos en nombre de sus creencias o costumbres eran simplemente considerados adecuados dentro de su contenido normativo y moral.

Por otra parte, desde los inicios de la Edad Media, la cual inició en el siglo V con la caída del Imperio Romano de Occidente y llegó a su fin con la disolución del Imperio Bizantino, se preceptuaba igual que en el cristianismo: el Derecho y la Moral tenían gran afinidad, sin embargo se hablaba de una diferenciación entre estos dos desde un punto de vista puramente conceptual, dado que en ésta época de la historia, se volvió a presenciar una fuerte influencia religiosa, incluso más marcada que en la época antigua.

Pasando a la edad moderna, que tuvo su inicio con la caída de Constantinopla en 1453, y su fin con la Revolución Francesa en 1789, TOMASIO fue el primero que vio la necesidad de establecer y afianzar la separación entre Derecho y Moral, y planteó su tesis alegando que la fundamentación de la Moral es la honestidad y la del Derecho es la justicia. También expresaba en su postulado, que el Derecho solo regía sobre lo externo, ocupándose únicamente de la buena y tranquila convivencia de los seres humanos, sin inmiscuirse en la conciencia porque a fin de cuentas no es lo que corresponde a la ley; mientras que por otra parte, el fin de la Moral es el perfeccionamiento y el sometimiento a su propia legislación racional (la del individuo). Basándose en el axioma de TOMASIO, KANT afirma también que la Moral depende de la experiencia de cada quien, yuxtaponiendo así las vivencias o situaciones pasadas con la conciencia del particular. Es más tarde cuando FICHTE instaura que el Derecho y la Moral son totalmente opuestas ya que el Derecho es un concepto necesario que nace del raciocinio del hombre y se fundamenta en las ideas de personas libres y comunidades libres; si se piensa en personas o comunidades libres y autónomas, se deduce entonces que es ineludible la existencia del Derecho para que establezca límites para cada libertad que no puedan ser sobrepasados; de otro lado, la Moral se concentra en prohibir acciones o promoverlas llegado el caso, dando así un fin de perfeccionamiento en la conducta del individuo para consigo mismo.

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