Para mis niños que hoy se van de mi lado

Para mis niños que hoy se van de mi lado…

Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. Así lo afirmó José Martí hace más de 100 años, y así sigue siendo, y así seguirá, por lo menos para mí, por lo menos para todos los maestros.

Hoy vengo a dedicarles unas palabras de despedida a ustedes, pero no por eso serán palabras tristes, sino lo contrario; ¿Quién se entristece por mejorar? ¿Quién puede resistirse al cambio? Durante este año los vi crecer, vi cambiar su rostro, sus voces, su estatura, cómo sus aspiraciones cambiaban, su forma de ver el mundo, de ver a los otros….

aprendieron que la convivencia entre niños y niñas no es tan complicada cuando existe voluntad, que no hay necesidad de insultar o agredir a otros para defender nuestra postura, que la vida es disciplina, pero disciplina voluntaria, aceptada… o al menos eso espero… pero más allá de lo mucho o lo poco que hayan aprendido, espero que haya quedado claro que yo aprendí cada día de ustedes, que me hicieron, y me hacen, mejor profesor y mejor persona, que no se me olvidarán nunca, que llevare siempre dentro de mí lo mejor de ustedes y que fueron un gran impulso  para seguir adelante cada día.

Deseo también que se hayan cumplido sus expectativas, que a donde quiera que vayan recuerden, al menos de vez en cuando su educación primaria, su sexto grado, a su profesor…

Termino recordándoles lo que frecuentemente mencioné durante las clases, ustedes, los niños de hoy, los adultos de mañana, son la última oportunidad que tiene la humanidad que pierde el rumbo; aunque muchas veces dicho, ustedes son el futuro, ustedes son la vida, de ustedes depende que sigamos adelante… Mucho esfuerzo, mis niños (aquí incluí sus nombres, tenía pocos alumnos, jeje), espero no haber olvidado a ninguno.  Son mi legión, van con todo y por todo.

Enhorabuena y muchas felicidades.

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