Pareja de Erasmus Leyendo los testimonios que aparecen en su reportaje

Lee atentamente este texto argumentativo y responde a las preguntas.

Pareja de Erasmus Leyendo los testimonios que aparecen en su reportaje

Generación Erasmus,  cualquiera podría pensar que la experiencia es siempre positiva y él no va más, la meta final en la vida de un universitario.

Pues bien, yo no estoy de acuerdo. Más allá de que a mí el Erasmus me costase que mi novia me dejase, con la consiguiente depresión, me parece una excusa para pasarse medio año o un año –según la beca- de vacaciones en el extranjero. Mi novia estuvo seis meses en Suecia, y las veces que fui a visitarla, de lo que me di cuenta es de que sí, habrá un porcentaje (quizá un 10%) de los estudiantes que aprovechan la experiencia para estudiar y aprender un idioma; pero la otra gran mayoría, lo único que hacen es ir de fiesta en fiesta, y poco más. Se pasan unos meses lejos de sus casas, en unas vacaciones de lujo costeadas por sus papacitos, sin dar ni golpe.

Además observé la tendencia de muchos becados a mirar por encima del hombro y despreciar a todo aquel que no se hubiese planteado vivir la experiencia Erasmus. Como si vivir en casa de los padres, acabar la carrera y encontrar trabajo a los 22 años fuese algo demasiado simple...

Leyendo los testimonios, uno se da cuenta también de que la beca Erasmus tiene cosas positivas, sirviendo como estímulo para espabilar al universitario, para aprender un idioma, para descubrir nuevos amigos y el valor de la amistad. Pero creo que para eso no es imprescindible vivir esta experiencia.

Carta extraída del apartado

CARTAS&COLABORADORES del PAÍS SEMANAL (nº 1.469, domingo 21 de noviembre de 2004).

1. Resume brevemente el texto.

2. ¿Cuál es la tesis del autor? ¿Dónde la encontramos? ¿Por qué?

3. Destaca los principales argumentos que emplea el autor para defender su tesis.

4. ¿De qué tipos de argumentos se trata (de autoridad, de conocimiento general, afectivo/emotivo, técnico, etc.? Justifica tu respuesta.

5. ¿Qué recursos lingüísticos y estilísticos emplea el autor para organizar el texto y apoyar la argumentación? Ayúdate poniendo ejemplos tomados del texto.

6. ¿A qué conclusión llega el autor? ¿Qué es lo que opina?

Lee ahora este breve fragmento de obra literaria.

FRAGMENTO DE EL CAPITÁN ALATRISTE (A. Pérez Reverte) No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes. Cuando lo conocí malvivía en Madrid, alquilándose por cuatro maravedíes en trabajos de poco lustre, a menudo en calidad de espadachín por cuenta de otros que no tenían la destreza o los arrestos para solventar sus propias querellas. Ya saben: un marido cornudo por aquí, un pleito o una herencia dudosa por allá, deudas de juego pagadas a medias y algunos etcéteras más. Ahora es fácil criticar eso; pero en aquellos tiempos la capital de las Españas era un lugar donde la vida había que buscársela a salto de mata, en una esquina, entre el brillo dedos aceros. En todo esto Diego Alatriste se desempeñaba con holgura.

7) ¿De qué tipo de texto se trata? ¿Se trata de un texto descriptivo o narrativo? ¿Por qué? Justifica tu respuesta y añade tus consideraciones personales sobre el texto

Lee los siguientes textos literarios y responde a las preguntas.

a) EL AMOR (Eduardo Galeano)

En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.  -     ¿Te han cortado? –preguntó el hombre. -     No –dijo ella -. Siempre he sido así. Él la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una herida abierta. Dijo: -     No comas yuca, ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Túmbate en la hamaca y descansa. Ella obedeció. Con paciencia tragó los mejunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reírse cuando él decía: -     No te preocupes. El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca. La memoria de las frutas le hacía la boca agua.  Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba: -     ¡Lo encontré! ¡Lo encontré! Acababa de ver a un mono curando e la mona en la copa de un árbol. -     Es así –dijo el hombre, aproximándose a la mujer.

Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.

1)  Resume brevemente el texto.

2)  Destaca el planteamiento, el desarrollo y el desenlace de este texto narrativo?  Justifica tu respuesta.

3)  ¿Cómo es el narrador de este texto? ¿Qué otros tipos de narradores hay? ¿Cómo cambia el narrador según los puntos de vista?

b) FRAGMENTO DE “Momo” (Michael Ende) En verdad, el aspecto externo de Momo era un poco extraño y tal vez podía asustar algo a la gente que da mucha importancia al aseo y al orden. Era pequeña y bastante flaca, de modo que ni con la mejor voluntad se podía decir si tenía ocho años o ya doce. Tenía el pelo muy ensortijado, negro como el pez, y parecía no haberse enfrentado nunca a un peine o unas tijeras. Tenía unos ojos muy grandes, muy hermosos y también negros como el pez y unos pies del mismo color, pues casi siempre iba descalza.

4) Nos encontramos en este caso con un texto descriptivo. ¿Por qué? ¿De qué tipo de descripción se trata? Justifica tu respuesta.

5) ¿A qué nos referimos cuando hablamos de “lenguaje connotativo”? Pon también algún ejemplo tomado del texto.

d) FRAGMENTO DE EL CAPITÁN ALATRISTE (A. Pérez  Reverte)

No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes. Cuando lo conocí malvivía en Madrid, alquilándose por cuatro maravedíes en trabajos de poco lustre, a menudo en calidad de espadachín por cuenta de otros que no tenían la destreza o los arrestos para solventar sus propias querellas. Ya saben: un marido cornudo por aquí, un pleito o una herencia dudosa por allá, deudas de juego pagadas a medias y algunos etcéteras más. Ahora es fácil criticar eso; pero en aquellos tiempos la capital de las Españas era un lugar donde la vida había que buscársela a salto de mata, en una esquina, entre el brillo de dos aceros. En todo esto Diego Alatriste se desempeñaba con holgura.

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