Payanés y su arte entre los mejores del país.

Payanés y su arte entre los mejores del país.

De acuerdo al portal ‘inkonsky.co’, Javier Franco está entre los mejores tatuadores del país. Su estilo neotradicional y su experiencia de más de 10 años, hacen que su trabajo sea ‘peleado’, tanto que hasta noviembre de este año no tiene citas disponibles para tatuar.

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Tatuador payanés, entre los mejores de Colombia.

Un tatuaje, es una expresión artística, es parecida a una herida de infancia, una huella que quedará marcada en la piel por el resto de la vida, que recordará ese momento, ese instante de la vida en que fue hecha y desencadenará miles de memorias. Su epidermis fue su bitácora, su lienzo, allí fueron los inicios de su talento, es donde este artista del tatuaje experimentó durante muchos años, hasta llegar al día de hoy a convertirse en el mejor tatuador de Latinoamerica, también ha sido invitado a convenciones como jurado y como invitado especial en muchos de los eventos de reconocimiento importantes de este arte.

El payanes Javier Franco, catalogado como uno de los mejores en su trabajo, empezó en este mundo artístico a los catorce años. ‘’No sabía nada de ello, luego empecé a ver a los cantantes que pasaban por MTV, la mayoría tenían tatuajes y me empecé a interesar más, pero no había cómo indagar, cómo conocer más del tema. Al tiempo conocí a un cuñado que más o menos me explicó cómo se desarrollaban los tatuajes, en esa curiosidad yo creé mi primera máquina de tatuar, entonces le desbaraté una grabadora a mi papá y armé una máquina hechiza y empecé a tatuarme, desbaraté lapiceros y me empecé a tatuar yo mismo. Claro, de una manera muy ‘carcelaria’ por así decirlo”, agrega Javier.

A Javier no le agradan las ‘mediciones’ ni los premios o reconocimientos para saber quién es mejor tatuador en un estilo o en otro, a él poco le gusta creerse ‘ese cuento’ y considera que el verdadero reconocimiento se gana a través del profesionalismo y la seriedad con la que se asume cada dibujo que se retrata en la piel de las personas. “Más o menos durante diez años estuve así ‘molestando’ con el cuento del tatuaje, en realidad nunca lo tomé tan enserio, después de este tiempo tuve la oportunidad de entrar a la Universidad a estudiar Diseño Gráfico, y pues en mi familia no habían los medios para pagarme la carrera, entonces fue ahí cuando empecé a ver el ser tatuador como un negocio. Tuve la oportunidad de conocer a una persona que me recibió en su local y ahí empecé a tatuar ya como de manera profesional, incluso fue él quien me vendió las primeras máquinas de tatuar que yo tuve y quien me explicó muchas cosas que yo desde lo ‘empírico’ no sabía”, recuerda Javier.

Aunque su padre siempre lo ‘amenazaba’ con sacarlo de la casa si aparecía con un tatuaje más, nunca cumplió su palabra, y Javier se siguió tatuando. Su madre, era un poco más ‘permisiva’ y solo le aconsejaba cuidarse. Al poco tiempo de ver sus dibujos pintados con tinta sobre su piel, sus compañeros de clase empezaron a querer tatuarse, y Javier lo hizo, sin embargo, hasta esa fecha no contemplaba que ser tatuador podría ser un negocio y, mucho menos una profesión.

Ya hace muchos años Javier  dejó de sumar cada uno de sus trabajos, cree que son más de 5 mil los tatuajes que ha hecho. Su estilo es el neotradicional, siendo este una nueva manera de tatuar, donde se conservan las ideas de ‘la vieja escuela del tatuaje’ y se mezclan con nuevas ideas que no tienen límite de imaginación, el uso de muchos más colores y los diferentes detalles, hacen la diferencia en su arte. “Javier Franco es un artista que mezcla la línea más gruesa del old school con los degradados más intensos del tatuaje más moderno, por eso es uno de los mejores tatuadores de América Latina del estilo neotradicional”, destaca el portal Inkonsky.

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