Perspectivas Sobre La Formación Moral
Enviado por andyno007 • 13 de Agosto de 2013 • 7.249 Palabras (29 Páginas) • 336 Visitas
Perspectivas sobre la formación moral
1. Formación moral en la educación
2. Hacia una nueva perspectiva de la formación moral
3. Una perspectiva compleja de la formación moral
La ética y la moral han sido preocupación de los seres humanos desde tiempos remotos, esto se debe a que dentro de la configuración humana lo ético y lo moral juegan un papel trascendental por dos razones fundamental:
- Una, porque nos movemos en un mundo con un grado de libertad infinitamente mayor que cualquiera de las otras especies. No somos esclavos de los determinismo físicos o bióticos, tenemos capacidad de respuesta ante situaciones inesperadas, nos adaptamos e innovamos. Somos la especie menos acabada de hacer y por lo mismo más abierta a muy variadas posibilidades de desarrollarse, de completarse o intentar hacerlo mediante la libertad de escoger y de rectificar.
- Dos, somos la única especie que tiene que dar cuenta de sus actos y justificar su conducta.
Si se hiciera una retrospectiva a las culturas más antiguas conocidas o si se pensará en aquellas culturas primitivas, se encontraría que en ellas ha habido una constante preocupación por lo moral, por determinar lo justo, lo correcto y lo que no lo es, que han determinado una escala de valores y creencias respecto a ello y que han trazado códigos de conducta, implícitos o explícitos, reconocidos por sus integrantes, donde además han incluido sanciones para los transgresores. Lo que permitiría suponer que ha existido la preocupación por impartir una formación en este aspecto a cada uno de sus miembros.
Remitiéndose a la Antigüedad Clásica, se sabe que el pensamiento griego ha dejado todo un legado de preceptos morales, aunque no homogenizable, se encuentra un común denominador en pensadores como Sócrates, Platón y Aristóteles respecto a ideales como la virtud, la excelencia, la nobleza, la valentía, la prudencia, la moderación, el dominio de sí mismo, el sentido de responsabilidad, encaminados a la formación como una persona digna y capaz de actuar como miembro de la polis, es decir de desempeñarse como ciudadano o en un nivel mayor de exigencia como gobernante, lo cual exigía ser entendido como una persona integral e intachable. Por esto la formación moral no era vista como un saber especializado al margen de todos los demás, sino que estaba inmersa dentro de todo el proceso de formación que recibía el ciudadano, enfatizando en que dependía de sí mismo, el deber de ser mejores guiándose por la razón, es decir, por la capacidad de comprender e interpretar el mundo.
La esencia de estas concepciones prevalecieron durante toda la antigüedad e incluso durante la Edad Media, aunque incluidas bajo los preceptos de la religión católica y cristiana que veía la formación moral subordinada a la formación religiosa lo que demandaba seguir fiel y ciegamente sus principios.
Como se ha nombrado hasta ahora, lo moral ha estado en el centro de las preocupaciones de cualquier sociedad y cultura, pero la preocupación por la formación en lo moral es algo que ha quedado implícito, viéndose como un proceso de socialización en el cual las instituciones establecidas les corresponde el papel de formadoras dándoles mayor o menor peso, según sea el caso, a la comunidad, la religión, la educación o la familia. Sin embargo, los estudios sobre la manera como los seres humanos forman el criterio moral son relativamente recientes.
Las primeras formulaciones sobre la adquisición de la moral, han tenido un carácter más especulativo. Enunciadas en primera instancia desde la educación fueron el resultado de prejuicios sociales y/o religiosos que conciben a la infancia como perversa e imperfecta. Durante los siglos XVII y XVIII diversos autores dedicaron cientos de Páginas a especular y discutir sobre la naturaleza de los niños. ¿Son buenos o malos al nacer?. La Bruyère escribía "Los niños son altaneros, desdeñosos, coléricos, envidiosos, curiosos, interesados, perezosos, veleidosos, tímidos, intemperantes, embusteros..., no quieren soportar el mal y les gusta hacerlo: son ya hombres"
Sin embargo, desde Rousseau se marca un hito, respeto al cambio de visión con la que se ha entendido a la niñez. Para él, "la naturaleza del niño es bondadosa y, en realidad, es la sociedad la que lo corrompe, pues en ella es en donde se origina la desigualdad entre los hombres y la corrupción" .
Ya en el siglo XIX, se entendía el sentido moral como la capacidad para distinguir lo bueno de lo malo, preocupándose por comprender en que momento aparecía. Madame Necker de Saussure (1828), decía que a los tres años "el niño tiene una idea viva del bien y del mal, aunque no lo exprese en términos generales. Reconoce una ley común a todos, una convención tácita que se debe respetar" .
Darwin (1877) y Wilhelm Preyer (1882) quienes realizaron observaciones en niños pequeños, señalaban que entre los 13 a 17 meses ya realizan distinciones entre el bien y el mal. Para Compayrè (1893), este sentido moral en niños tan pequeños no es más que el respeto de un "mandato" de sus padres, pero sin ningún criterio de lo bueno y lo malo. Aún así, el aporte fundamental de estos autores radica en el hecho de distinguir el carácter cultural y social en la adquisición de la moralidad. Compayrè insistía en que el desarrollo moral depende de muy distintos factores y que por eso existen grandes diferencias entre unas personas y otras:
"Tal hombre, por ejemplo, tendrá un alto sentimiento de la justicia, la inequidad le arrancará gritos de indignación sincera, pero no tendrá casi ninguna noción de la regla, del freno que debe poner a sus pasiones. Tal otro será servidor irreprochable de la ley, pero no conocerá nunca los ardores del afecto y los impulsos de la abnegación... mirándolo bien, se encontraría siempre en la vida del niño, en las circunstancias particulares de su educación - la madre sin ternura, ausente, el padre sin autoridad, el aislamiento o el alejamiento de toda relación social, etc. -, la razón de ser de estas insuficiencias y de estas lagunas morales”
En las primeras décadas del siglo XX, los estudios sobre la moralidad infantil, tuvieron una orientación más empírica y menos especulativa buscando determinar en qué medida la conducta infantil era moral. Hastshorne y May (1928-30) investigadores de la Universidad de Yale, les interesaba saber cuándo aparecen en los niños determinadas "virtudes" como la honestidad, el altruismo, la generosidad o el autocontrol, conductas que ellos consideraban que definían el carácter moral, para ello estudiaron a miles de niños en diferentes situaciones y tareas. A partir de las conductas que estos realizaban
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