Persuasion

El influir sobre la opinión o acciones de los terceros parece un arte, o así es como la mayoría cree o se lo ha creído (y en ellos me incluyo). Sin embargo parece más importante la motivación y la disposición del receptor al mensaje que las formas y las personas con las cuales tenemos interacción aun por mas deliberada que sea la intención de cambiar al receptor

El mensaje puede ser “fuerte”, evocar marcos del receptor, cuestionar posturas y actitudes, creíble, ser comprensible y o ser más convincente. La fuente del mensaje puede tener pretigio, considerada confiable o incluso atractiva.

Hay dos caminos por los cuales el receptor puede interpretar el mensaje, ya sea por el contenido y las conclusiones que el mansaje le emite o por las impresiones que tenga de su emisor, la forma del mensaje que tanto atrape la atención, etc. Estas dos formas de análisis parecen dos procesos separados, pero más bien son dos extremos de un continuo proceso el cual es la comprensión de un mensaje que intenta influir sobre nosotros.

Nos es muy difícil escapar de las garras de la persuasión sobre todo si se vive bombardeado de mensajes: comerciales en televisión, radios, internet, prensa escrita, espectaculares, todo para que compremos la idea de que su producto es el que debemos de consumir. Y no significa de comprar solo cosas “materiales”, es el hacer nuestras ideas, cuestionarnos las nuestras, cambiarlas a modo que sea más fácil moldearnos

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