Pesadilla. Quieren dar a entender que estoy loco
Enviado por Enrique Peraza • 25 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 685 Palabras (3 Páginas) • 159 Visitas
Pesadilla
Quieren dar a entender que estoy loco, o que soy un asesino... probablemente es que estoy loco. Pero podría no ser así, si esas condenadas legiones de las tumbas no estuviesen tan calladas...
H.P. Lovecraft
M
e encontraba en una prisión extraña. Limitado en mis movimientos y sin poder escapar. Irónicamente al tiempo que estaba sujetado y sometido, me sentía seguro y protegido. Logré percibir en la penumbra, un líquido tibio que me rodeaba y amortiguaba el ruido que provenía del exterior, solo escuchaba intensamente un ritmo acompasado, que me había acompañado por los últimos meses, la sensación era de paz, me encontraba inmerso en una oscuridad profunda, que me daba tranquilidad, podemos decir placer; de improviso, sentí una opresión que se mantuvo por más de medio minuto, para de igual manera desaparecer, me preguntaba qué era lo que la había ocasionado, cuando llegó otro nuevo impulso, de mayor intensidad y duración que hizo que me estremeciera.
¿Qué era lo que estaba pasando?
Nunca me había sucedido algo semejante y estaba inquieto, quería escapar y al mismo tiempo tenía miedo a lo desconocido, a no saber que vendría después de esa nueva compresión, temor de permanecer sumergido en el líquido, como el que tiene un marinero en una pequeña barcaza en alta mar, cuyos mástiles han sido arrancados por la tormenta, siendo movido incesantemente a la deriva por el oleaje, sin saber hacia dónde me dirigía, con el riesgo de que en medio del tranquilizador mar, me encontrara un risco con puntas afiladas y naufragara.
Había contado cuatro choques como el primero descrito en menos de diez minutos y la intensidad seguía. Algo muy extraño estaba sucediendo, el agua protectora que me rodeaba se estaba fugando por algún lado, las paredes tomaban vida propia y me apretaban, hostigándome, empujándome, me sentí comprimido de frente contra una pared que era blanda y consistente al mismo tiempo, mi cráneo se deformaba, para poder hallar camino en ese túnel estrecho, mi cabeza se alargaba, no sabía si mi cerebro podía soportar esa mutación, los huesos se reacomodaban mientras me iba abriendo camino, mi corazón latía vertiginosamente, conté más de ciento cuarenta latidos por minuto. El ducto que me proporcionaba oxígeno se pegaba a mi cuerpo y quedaba entre la pared, que como una amante olvidada me asfixiaba al encontrarme. El oxígeno que llegaba a mi cuerpo disminuía, mis latidos empezaron a ser menos frecuentes; súbitamente, sentí una presencia desconocida que me tomaba por la cabeza y me jalaba para salvarme de mi prisión. Mi prisión dejaba de ser un refugio, se había convertido en una pesadilla y una trampa de muerte, el olor de la sangre y del excremento inundaron mis sentidos. Pero lo peor no fue el olor, ni el ruido, que ya no era amortiguado por el muro hidráulico, lo que me resultó intolerable era algo que dolía al tener contacto con ello, quemaba mi piel, y tuve que cerrar mis ojos, para no dejar pasar ningún resquicio de los fotones que bombardeaban mi pupila, y enviaban señales discordantes a mi cerebro que no sabía cómo interpretarlas, eso que me lastimaba de tal manera era la luz, todo lo contrario a mi apacible oscuridad.
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