Petroleo En Darien

¿Petróleo en Darién?

Se creía que la explotación de petróleo en Panamá nunca pasaría de ser una leyenda urbana, sin embargo en el Darién, específicamente en Garachiné-Sambú y la cuenca de Bayano-Chucunaque-Atrato contienen potencialmente cuatro bloques de área explotable. El primer bloque se encuentra específicamente en el océano Pacífico y la segunda en tierra firme. Ambas áreas fueron delimitadas de tal manera que no atraviesan áreas ambientalmente protegidas ni comarcas indígenas, la cuenca de Garachiné-Sambú tiene un potencial recuperable de hidrocarburos de entre 173 millones y 743 millones de barriles, con una media probable de 491 millones de barriles.

En el caso de la cuenca de Bayano-Chucunaque-Atrato se estima que existen depósitos potencialmente recuperables de entre 123 millones y 502 millones de barriles con una media probable de 304 millones de barriles.

La historia de pozos como este no es nueva en el país.

Al menos desde 1919 existen registros históricos donde se evidencian numerosos esfuerzos de empresas petroleras por encontrar el líquido. La primera de ellas fue la compañía Sinclair, que realizó una perforación de mil 625 pies en Bocas del Toro.

Desde entonces, otros 35 pozos se han perforado a lo largo y ancho del país buscando extraer el líquido, esfuerzos todos que han sido en vano por la poca cantidad hallada o por el bajo y desalentador precio del crudo en el momento de las exploraciones.

Algunas de estas perforaciones se realizaron en la década de 1950, cuando Delhi Petrolera exploró el área darienita de Chucunaque, donde perforó cinco pozos. Años más tarde, en 1989, Idria Oil and Gas realizó esfuerzos infructuosos en el Golfo de Panamá.

Con los datos de potenciales hidrocarburos recuperables, es decir que quizás pueden existir, una vez más parte del sector energético mundial ha virado sus ojos hacia Panamá, y una vez más a Darién, la provincia más olvidada del país.

El costo ambiental

Una de las grandes preocupaciones que surgen, al momento de hablar de exploración petrolera, son los riesgos ambientales y sus consecuencias económicas en las zonas donde operarían las empresas.

En Garachiné ya se están organizando para el momento en que lleguen las empresas. El representante Faustino Martínez encabeza un grupo compuesto por voceros representativos de la sociedad civil de esa población.

Pescadores, agricultores, ganaderos y el sacerdote del pueblo, además del director médico zonal, se reúnen con frecuencia para un mismo fin: solicitarle a la empresa ganadora del contrato de exploración que en caso de hallar petróleo le cambien el rostro a Garachiné.

Los que encuentran su sustento en el mar son los que alzan más la voz, porque en caso de accidentes exigen medidas preventivas que eviten la muerte masiva de los frutos del mar, o sea, su sustento. Tal cual sucedió en el Golfo de México en abril de 2010.

“No queremos que nos agarren con la guardia abajo. Si vienen las empresas internacionales a buscar petróleo en esta costa, primero tienen que hacer un estudio de impacto ambiental”, explica Enrique Pombo, dueño de la camaronera Taigar.

Las grandes organizaciones ecológicas del país también han encendido las alarmas con la licitación.

Estiman que antes de realizarse las exploraciones, se debe hacer una evaluación ambiental estratégica para determinar

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