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Poesía Latinoamericana


Enviado por   •  10 de Enero de 2012  •  1.220 Palabras (5 Páginas)  •  453 Visitas

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Frente al mar

Alfonsina Storni

Oh mar, enorme mar, corazón fiero

De ritmo desigual, corazón malo,

Yo soy más blanda que ese pobre palo

Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,

Yo me pasé la vida perdonando,

Porque entendía, mar, yo me fui dando:

«Piedad, piedad para el que más ofenda».

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.

Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.

Hazme tener tu cólera sin nombre:

Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,

Me falta el aire y donde falta quedo,

Quisiera no entender, pero no puedo:

Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,

Me empobrecí porque entender sofoca,

¡Bendecida la fuerza de la roca!

Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,

Allá en las tardes que la vida mía

Bajo las horas cálidas se abría...

Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,

Todo dolor me vence, todo sueño;

Mar, dame, dame el inefable empeño

De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza.

¡Aire de mar!... ¡Oh, tempestad! ¡Oh enojo!

Desdichada de mí, soy un abrojo,

Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,

Ah, la ciudad la pudre y la equivoca;

Pequeña vida que dolor provoca,

¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...

La vida mía debió ser horrible,

Debió ser una arteria incontenible

Y apenas es cicatriz que siempre duele

vienes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera

César Moro

Apareces

La vida es cierta

El olor de la lluvia es cierto

La lluvia te hace nacer

Y golpear a mi puerta

Oh árbol

Y la ciudad el mar que navegaste

Y la noche se abren a tu paso

Y el corazón vuelve de lejos a asomarse

Hasta llegar a tu frente

Y verte como la magia resplandeciente

Montaña de oro o de nieve

Con el humo fabuloso de tu cabellera

Con las bestias nocturnas en los ojos

Y tu cuerpo de rescoldo

Con la noche que riegas a pedazos

Con los bloques de noche que caen de tus manos

Con el silencio que prende a tu llegada

Con el trastorno y el oleaje

Con el vaivén de las casas

Y el oscilar de luces y la sombra más dura

Y tus palabras de avenida fluvial

Tan pronto llegas y te fuiste

Y quieres poner a flote mi vida

Y sólo preparas mi muerte

Y la muerte de esperar

Y el morir de verte lejos

Y los silencios y el esperar y el tiempo

Para vivir cuando llegas

Y me rodeas de sombra

Y me haces luminoso

Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar

Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu ser

Estrella desprendiéndose en el apocalipsis

Entre bramidos de tigres y lágrimas

De gozo y gemir eterno y eterno

Solazarse en el aire rarificado

En que quiero aprisionarte

Y rodar por la pendiente de tu cuerpo

Hasta tus pies centelleantes

Hasta tus pies de constelaciones gemelas

En la noche terrestre

Que te sigue encadenada y muda

Enredadera de tu sangre

Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno

Acuario encerrando planetas y caudas

Y la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el

equilibrio de los mares

Y tu cerebro de materia luminosa

Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar

Y te envuelve

Y que tus pies transitan

Abriendo huellas indelebles

Donde puede leerse la historia del mundo

Y el porvenir del universo

Y ese ligarse luminoso de mi vida

A tu existencia

Nocturno De La Alcoba

Xavier Villaurrutia

La muerte toma siempre la forma de la alcoba

que nos contiene.

Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,

se pliega en las cortinas en que anida la sombra,

es dura en el espejo y tensa y congelada,

...

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