¿Por qué razones debemos ser moderados?
Enviado por GreysellREAL • 26 de Marzo de 2017 • Resumen • 888 Palabras (4 Páginas) • 823 Visitas
- ¿Por qué razones debemos ser moderados?
“Muchas de nuestras motivaciones tienen que ver con nuestros deseos. Los deseos vienen por carencias físicas (hambre, sed), o por la imaginación, que recuerda los objetos que queremos poseer. En nuestro interior tenemos muchos deseos e impulsos, y no todos son importantes, convenientes, oportunos ni justos. No se bebe seguir inmediatamente cualquier impulso, es preciso pensar ante. Debemos guiarnos por la razón, sin ese control perdemos el dominio de nosotros mismos y nos comportamos impulsivamente, deseando continuamente cosas que no siempre podemos conseguir y no traen tristeza.”[1]
‘‘Solo la persona moderada y sobria se domina a sí misma, por eso la moderación en el uso de las cosas es imprescindible para afirmar la propia libertad. Cuando alguien dice que si a todos sus impulsos, o a todo lo que le apetece, pierde libertad, es como un muñeco sin voluntad. La persona acaba dependiendo de los estímulos que el ambiente o la publicidad despiertan, buscando la felicidad en sensaciones pasajeras, en cosas, en objetos, que nunca satisfacen porque siempre pueden tenerse más y mejores. El caprichoso no puede encontrar la tranquilidad, va de una parte a otra: es un eterno insatisfecho que parece haber perdido el control de sí mismo, volcado como esta en buscar sensaciones. ’’[2]
‘‘Por el contrario, la moderación permite someter y controlar esos impulsos y deseos. Hace que estos no nos dominen y nos impidan elegir lo que creemos más conveniente y justo. La moderación pone tiempo, modo y medida a los deseos. Decide cuando conviene, como conviene y cuánto. Solo las personas moderadas están preparadas para ayudar a los demás, y piensan en las personas antes que en las cosas. Las personas caprichosas son incapaces de captar las necesidades de las personas, porque estar pendientes de satisfacer sus deseos o pasarlo bien les hace volverse a sí mismos. ’’ [3]
‘‘Casi todas las cosas tienen la importancia que nosotros les queremos dar: las cosas se deterioran, se pierden y se pasan de moda. Es bueno tener presente su condición de objetos y valorarlos como tales. El consumismo lleva a valorarnos por lo que poseemos. Pero quien se valora por la ropa que lleva, por los viajes que realiza, por el coche que tiene su familia, se está equivocando grandemente. La imagen personal, y nuestro propio valor, no dependen de los objetos, sino de otros elementos: riqueza interior, relaciones personales, solidaridad con los demás… cuando valoramos esto último, podemos permitirnos el lujo de prescindir de cosas. Da mucha alegría encontrarse con personas que optan por vivir más humanamente, alejados de la ostentación de tener cosas que mostrar a los demás y buscan, por el contrario, mejorar en sus cualidades personales, o en el trato con las personas que le rodean. La sencillez como estilo de vida no es fruto de una mente poco imaginativa, sino todo lo contrario, es consecuencia de una actitud inteligente que sabe ignorar lo que carece de importancia. ’’[4]
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