Presentación De Una Pastorela En Cuatro Cuadros:
Enviado por fermis1003 • 3 de Diciembre de 2013 • 2.157 Palabras (9 Páginas) • 562 Visitas
Primer Acto:
Narrador: En tiempos de Herodes, envió Dios al ángel Gabriel a Nazaret, a visitar a una virgen desposada con un varón de la Casa de David, llamado José. El nombre de la virgen era María y el Arcángel la saludó diciendo:
Arcángel: Dios te salve, María (María intenta huir). Llena eres de gracia. ( María se detiene). El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres. Oh, María, no temas, porque has hallado gracia a los ojos de Dios. Sábete que has de concebir en tu seno, y darás a luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Éste será grande, y será llamado hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de David y reinará en la casa de Jacob eternamente y su reino no tendrá fin.
María: ¿Y cómo ha de ser eso? Pues yo no conozco varón. (acercándose)
Arcángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el fruto santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu prima Isabel, que en su vejez ha concebido también un hijo, porque para Dios no hay nada imposible.
María: (arrodillándose) He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Segundo Acto
Narrador: Por aquellos días, partió María a una ciudad de Judá y entrando en la casa de Zacarías, saludó a su prima Isabel.
María: (Aparece Santa Isabel sentada, se levanta al oír entrar a la Virgen María) Dios te salve, Isabel.
Isabel: Bendita tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. Y ¿de dónde a mí tanto bien, que venga la Madre de mi Señor a visitarme? Bienaventurada tú que creíste que se cumplirían las cosas que te han dicho de parte del Señor.
María: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque se ha dignado mirar a su humilde esclava.
Tercer Acto
Narrador: Por aquellos días en que iba a nacer a Jesús, el gobierno dio una orden de registrarse, es decir, empadronarse en el lugar donde habían nacido. María y José, en cumplimiento de las órdenes, salieron de viaje hacia Belén, ciudad de David de donde era la familia de José. Narra el Evangelio que en los contornos de Belén estaban velando unos pastores haciendo centinela de noche junto a su rebaño. En esa noche maravillosa es en la que vamos a situarnos, viajando con el pensamiento hasta Judea…
Pastor 1: ¡Qué claras se ven las estrellas esta noche!
Pastor 2: Tienes razón, siento que esta noche no es como todas, tiempo después de meterse el sol, el campo aún estaba iluminado como si fuese de día.
Pastores: ¡Es cierto, es cierto!
Néstor: ¡Qué cierto, ni que nada! Ustedes están siempre viendo visiones. Yo lo único raro que he visto es que a mi bota se le acabó el vino desde antes del mediodía, y no se quién habrá sido.
Pastor 1: Ya empiezas con tus reclamaciones infundadas.
Néstor: ¡Sí, ya sé! Fuiste tú, Antonio.
Pastor 1: Yo no he tocado tu vino, y no vengas a levantarme falsos.
Néstor: Tú me devuelves mi vino.
Pastor 1: Cállate, yo te vi robar el borrego de Juan y luego esconderte.
NéstorEso no es cierto.
Pastor 2: A callar ¿es que no pueden estar juntos sin dejar de pelear?
Pastor 1: Es cierto lo que digo. Esta noche tiene algo especial, yo creo que se acerca el cumplimiento de las profecías.
Pastores: ¿Qué dicen las profecías?
Pastor 2: Que nacerá el Redentor.
Pastora 1: Que ha de venir el Pastor a su pueblo.
Pastora 2: ¿Cómo será el Mesías?
Pastora 3: Un guerrero fuerte y valeroso. Si no, ¿cómo podría salvar a nuestro pueblo?
Pastora 1: Será un rey que domine a los extranjeros.
Pastor 2: Están equivocados, será más que un guerrero, más que un rey.
Néstor: Sigan soñando, crédulos. ¿Cómo puede un judío ser más grande que el César? Están locos.
Pastor 1: Tú eres un descreído. Eres irritable.
Pastora 3: Que Gil nos cuente algo de las profecías.
Gil: Bien, todos saben que nuestros padres y los padres de nuestros padres, desde todos los tiempos han esperado que vendrá un Mesías. Los profetas hablaron de El, diciendo que será la esperanza de las naciones. El Profeta Isaías dijo que nacerá de una virgen, y se llamará Emmanuel, que quiere decir, “Dios entre nosotros”.
Pastores: ¿Dios entre nosotros?
Antonio: El profeta Malaquías dijo que los reyes vendrán a tributarle honores y presentes a su cuna.
Pastora 1: Sí los reyes le tributarán honores, será más que un rey.
Gil: El Profeta Jeremías anunció lo que en ese tiempo sucederá: que verán los ciegos, oirán los sordos, andarán los cojos, y hablarán los mudos.
Antonio: Y Zacarías nos dijo que el Mesías será llamado el Príncipe de la Paz.
Sara: Bueno, a todo esto, ¿dónde nacerá el Redentor?
Gil: Oigan lo que dijo Malaquías: “Y tu Belén, no eres la menor de las ciudades de Judá, puesto que de ti ha de salir el que ha de gobernar a mi pueblo”.
Todos: ¡En Belén!
Sara: Aquí mismo.
Luisa: ¡Qué maravilla! La verdad del Señor se nos ha revelado por medio de sus profetas, ahora entendemos claro.
Néstor: Como cuento está muy bien; pero todos los profetas han esperado al Mesías, y se han muerto sin verlo. Yo creo que nunca va a venir.
Antonio: Tú no crees en nada. ¿No te escandalizas de tu conducta?
Néstor: Escandalizarme, ¿yo? No seas bobo, yo no me escandalizo con nada... ¿lo oyes?, ¡con nada!
Bernarda: ¿Cuándo vendrá el Mesías?
Gil: Hay un modo de saberlo. El Ángel Gabriel se le apareció un día al Profeta Daniel y le dijo que esto sucedería setenta semanas de años después de reconstruir Jerusalén.
Pastores: ¡Setenta semanas!
Luisa: Pues entonces ya es tiempo de que venga, el tiempo se ha cumplido, y si las profecías son ciertas, hay que esperarlo en estos días.
(Se oyen mugidos, mm... mm... mm... Se levantan Luisa, Bernarda y Antonio).
Bernarda: El ganado se está dispersando.
Antonio: Vamos a recogerlo (se van todos, Néstor no quiere).
Antonio: Vamos, Néstor, no te quedes ahí.
Néstor: Yo estoy
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