Presentación
Enviado por VIVISCAR • 26 de Septiembre de 2013 • 355 Palabras (2 Páginas) • 203 Visitas
Diarios de América y de España han recogido entrevistas y han escrito perfiles del colombiano.
Desde que se conoció la muerte de Álvaro Mutis, los periódicos de Iberoamérica han registrado el fallecimiento del escritor a quien califican como uno de los grandes de la literatura del último siglo.
El diario ‘El País’, de Madrid, publicó la entrevista que le hizo en el 2007 la escritora mexicana Cristina Rivera-Garza al colombiano que tituló ‘Las vidas de Mutis’.
"La escritura es un hecho natural. No es un deber. No es una profesión. No es, ni siquiera, un destino. Tengo cinco años sin escribir y no me ha pasado nada. Ocurre y luego, un día, deja de ocurrir. Hay notas por ahí. Pedazos de cosas, poemas (…) Y se puede ser feliz sin eso, sin escribir. No hay que ponerle a la escritura nimbo alguno. ¡No, por dios! Es lo mismo nuestro de todos los días. Escribir es”, afirmó Mutis.
Por su parte, en el mismo diario el periodista Juan Cruz escribió un artículo que tituló ‘La risa del excéntrico’, en el que decía que de Mutis “sorprendía la risa y el desdén; se reía de sí mismo, desdeñaba la importancia que le concedían”.
“Se situó lejos del foco que cayó sobre Gabriel García Márquez, por ejemplo, y fue de los que dijo que aquel Nobel había acabado con sus propias ansiedades, si ya lo tiene Gabo para que lo esperamos otros”, se lee en el artículo.
Por su parte, el diario ‘El Mundo’, de Madrid, reseña el discurso que escribió y leyó Gabriel García Márquez para celebrar los 70 años de su amigo Mutis, el diario ‘El Universal’, de México, registra reacciones de intelectuales por la muerte de Mutis, como la del poeta de ese país David Huerta.
“La presencia de Álvaro Mutis era uno de los tesoros de nuestro mundo. Ahora se ha ido, seguiremos con Maqroll el Gaviero muy cerca de nosotros”, dijo Huerta.
El poeta agregó: “No traté a Álvaro Mutis como me hubiera gustado]; pero las horas que pasamos juntos fueron y son imborrables. Hablaba lo mismo de las cirugías infernales de Lecumberri que da la prosa sublime de Proust”.
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM
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