Problemas Ambientales
Enviado por samircharris • 18 de Marzo de 2014 • 3.774 Palabras (16 Páginas) • 222 Visitas
A manera de conclusión: el capitalismo y la ecología son mutuamente excluyentes.
La crisis ambiental de nuestro tiempo ha sido producida por el modo de producción capitalista, debido a su carácter mercantil orientado a producir no para satisfacer necesidades sino para incrementar la ganancia individual. Este hecho aparentemente elemental que rige el funcionamiento del capitalismo constituye la base del agotamiento de los recursos naturales, expoliados a un ritmo nunca antes visto en la historia de la humanidad, al mismo tiempo que produce desechos y contaminación de manera incontrolable. Desde este punto de vista el capitalismo tiene dos características claramente antiecológicas: la pretensión de producir de manera ilimitada en un mundo donde los recursos y la energía son limitados; y originar desechos materiales que no pueden ser eliminados -cosa imposible en concordancia con las leyes físicas- y que deben ir a alguna parte, lo cual supone exportarlos a los países más pobres de la tierra. Como bien lo dice James O’Connor
(…) la naturaleza es un punto de partida para el capital, pero no suele ser un punto de regreso. La naturaleza es un grifo económico y también un sumidero, pero un grifo que puede secarse y un sumidero que puede taparse. La naturaleza, como grifo, ha sido más o menos capitalizada; la naturaleza como sumidero está más o menos no capitalizada. El grifo es casi siempre propiedad privada; el sumidero suele ser propiedad común[34].
Está absolutamente demostrado por todos los indicadores de deterioro ambiental que la ecología y el capitalismo son polos opuestos de una contradicción insalvable, puesto que el capitalismo se basa en la lógica del lucro y de la acumulación sin importar los medios que se empleen para lograrlo, ni la destrucción de recursos naturales y ecosistemas que eso conlleve. Se podría argüir en contra de esta afirmación que hoy el capitalismo tiene un discurso ecológico y preocupaciones "verdes". Desde luego que sí, pero detrás de ese discurso se esconden los grandes grupos corporativos interesados en expoliar hasta el fin al medio ambiente y de convertirlo en una mercancía muy rentable que genere pingües beneficios. En otros términos, hasta la ecología y el medio ambiente se han convertido en una mercancía más, lo cual tiene implicaciones negativas sobre las mismas posibilidades de existencia y reproducción de la vida en sus más diversas manifestaciones, y esa mercancía ecológica (expresada en la retórica insulsa del pretendido "desarrollo sustentable" y el "capital verde") también se ha mundializado como resultado de la expansión imperialista de las últimas décadas.
En esa perspectiva, pueden señalarse los tres nudos problemáticos que, en términos ambientales, ha generado el capitalismo, tal y como lo ha analizado en varias investigaciones el teólogo brasileño Leonardo Boff: el nudo de la extinción de los recursos naturales; el nudo de la sostenibilidad de la tierra; y el nudo de la injusticia social mundial. En cuanto a la extinción de los recursos naturales estamos asistiendo al más acelerado exterminio de especies de seres vivos, la peor de los últimos 65 millones de años, ya que diariamente desaparecen para siempre unas 10 especies y anualmente unas 20.000. Esta cifra adquiere relevancia si se considera que en la última gran extinción de especies desaparecían dos o tres por año. Otro de los recursos que se agota rápidamente es la tierra fértil, convertida en desierto rural o urbano, deforestada y seca. Al mismo tiempo, la sostenibilidad de la tierra está seriamente en duda ante los procesos en curso, entre los que sobresale el calentamiento global, con sus consecuencias nefastas de alteración climática en todo el orbe, aumento en el nivel de los mares, inundaciones, sequías, huracanes, etcétera, fenómenos todos que pueden llegar a alterar el equilibrio químico-físico y biológico de la tierra. En lo que respecta a la injusticia social mundial, que se manifiesta en la concentración del ingreso y la prosperidad en reducidos sectores de las elites dominantes en todo el mundo al lado de la miseria y la pobreza de millones de seres humanos, tiene una relación directa con la apropiación de recursos y energía por esa minoría opulenta[35].
En este artículo se han descrito y analizado en forma apretada algunas de las características del imperialismo ecológico, sin que hayamos considerado todos los aspectos que pueden ser estudiados a partir del uso de dicha categoría. Simplemente, se ha pretendido demostrar la utilidad de esta noción para entender y enfrentar algunos de los problemas ambientales más álgidos de nuestro tiempo, los cuales no son resultado, ni mucho menos, de catástrofes naturales o fuerzas incontrolables, como se ha dicho tan reiteradamente durante todo el año 209. A manera de conclusión: el capitalismo y la ecología son mutuamente excluyentes
La crisis ambiental de nuestro tiempo ha sido producida por el modo de producción capitalista, debido a su carácter mercantil orientado a producir no para satisfacer necesidades sino para incrementar la ganancia individual. Este hecho aparentemente elemental que rige el funcionamiento del capitalismo constituye la base del agotamiento de los recursos naturales, expoliados a un ritmo nunca antes visto en la historia de la humanidad, al mismo tiempo que produce desechos y contaminación de manera incontrolable. Desde este punto de vista el capitalismo tiene dos características claramente antiecológicas: la pretensión de producir de manera ilimitada en un mundo donde los recursos y la energía son limitados; y originar desechos materiales que no pueden ser eliminados -cosa imposible en concordancia con las leyes físicas- y que deben ir a alguna parte, lo cual supone exportarlos a los países más pobres de la tierra. Como bien lo dice James O’Connor
(…) la naturaleza es un punto de partida para el capital, pero no suele ser un punto de regreso. La naturaleza es un grifo económico y también un sumidero, pero un grifo que puede secarse y un sumidero que puede taparse. La naturaleza, como grifo, ha sido más o menos capitalizada; la naturaleza como sumidero está más o menos no capitalizada. El grifo es casi siempre propiedad privada; el sumidero suele ser propiedad común[34].
Está absolutamente demostrado por todos los indicadores de deterioro ambiental que la ecología y el capitalismo son polos opuestos de una contradicción insalvable, puesto que el capitalismo se basa en la lógica del lucro y de la acumulación sin importar los medios que se empleen para lograrlo, ni la destrucción de recursos naturales y ecosistemas que eso conlleve. Se podría argüir en contra de esta afirmación que hoy el capitalismo tiene un discurso ecológico y preocupaciones "verdes". Desde luego
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