Produccion Energetica.
Enviado por ddt1608 • 13 de Febrero de 2014 • 1.827 Palabras (8 Páginas) • 222 Visitas
¿Qué papel pueden desempeñar las actividades forestales y agrícolas en la producción de energía?
Mientras la demanda mundial de energía se dispara, las fuentes de las que procede están cambiando. Este cambio se debe principalmente a la preocupación por los altos precios de los combustibles fósiles, las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de la importación de combustibles fósiles.
Las formas alternativas de energía han ido ganando popularidad como medio para hacer frente a dichas preocupaciones. Por ejemplo, la bioenergía derivada de materiales biológicos como la madera, los cultivos y residuos agrícolas, o el estiércol. Si se gestiona de forma sostenible, la bioenergía derivada de las plantas se puede considerar renovable, ya que se pueden remplazar los árboles o plantas convertidos en energía por otros nuevos. El beneficio neto en cuanto a la mitigación del cambio climático depende del equilibrio entre el CO2 capturado durante el crecimiento de las plantas y el CO2 liberado en la producción, procesamiento, transporte y quema del combustible.
Cada vez son más los cultivos agrícolas como la palma aceitera, la caña de azúcar, el maíz, la colza, la soja y el trigo que se utilizan para producir biocombustibles líquidos, principalmente para vehículos. Pero el aumento del uso de tierras agrícolas para cultivos energéticos puede competir con la producción de alimentos, provocando el incremento del precio de los mismos y la deforestación. Por ello se está cuestionando el verdadero papel que estos biocombustibles desempeñan en la mitigación del cambio climático. Se está desarrollando una nueva generación de biocombustibles derivados de la madera, los residuos agrícolas y forestales, y de algunas gramíneas. Se espera que éstos sean más eficientes desde un punto de vista energético y que generen menos gases de efecto invernadero que la actual generación de biocombustibles (derivados de cultivos agrícolas), sin competir con el suministro de alimentos. Si se logra una ordenación sostenible, las grandes zonas forestales podrían ser la fuente de estos biocombustibles de segunda generación.
¿Cuáles son las tendencias y las perspectivas de la oferta y la demanda de energía?
Se espera que en los próximos años la demanda mundial de energía aumente considerablemente como consecuencia del crecimiento de la población y del desarrollo económico, sobre todo en los países asiáticos. Aunque los combustibles fósiles desempeñarán un papel importante a la hora de satisfacer la demanda energética durante los próximos 20 años, las decisiones políticas determinarán en gran medida los tipos de fuentes energéticas que se utilizarán.
Se prevé que la proporción de energía renovable en el mercado energético mundial aumente ligeramente hasta 2030. Probablemente, el mayor incremento se producirá en América del Norte y en los países en desarrollo de Asia, América Central y América del Sur. Estados Unidos, China e India seguirán encabezando la lista de consumidores de biocombustibles fósiles. Por lo general, las fuentes de energía renovable continuarán utilizándose principalmente para cocinar y generar calor, pero su contribución en la generación de electricidad y en el transporte aumentará.
La energía derivada de la madera (dendroenergía) se utiliza para fines domésticos e industriales. Países como Estados Unidos, Canadá, Suecia y Finlandia suelen utilizar subproductos del procesamiento de madera para la producción de electricidad. Los países en desarrollo principalmente utilizan leña y carbón vegetal para generar calor y cocinar en los hogares, pero su uso se está incrementando en actividades comerciales como el secado del pescado, el curado del tabaco y la cocción de ladrillos. El aumento de su consumo se debe al crecimiento de la población, en especial en países de África y América del Sur.
Las decisiones futuras sobre energía dependerán principalmente del precio de los combustibles fósiles, de la disponibilidad de alternativas y de prioridades políticas como mitigar el cambio climático o reducir la dependencia de las importaciones de combustible.
¿Cómo se produce la bioenergía?
La bioenergía puede, por ejemplo, derivar de combustibles de madera sólidos, como la leña y el carbón vegetal, o de biocombustibles líquidos como el licor negro (un subproducto de la industria del papel) y el etanol obtenidos a partir de madera. La energía procedente de los combustibles leñosos se puede producir mediante diversos procesos que varían en cuanto a la eficiencia energética, los costes de instalación, las emisiones de dióxido de carbono y el volumen de trabajo necesario.
La quema de combustibles de madera sólidos en fuego abierto sólo convierte el 5% de la energía potencial de la madera, mientras que el resto se pierde. No obstante, existen tecnologías capaces de incrementar su eficiencia hasta un 80% mediante sistemas combinados que utilizan madera para producir calor y electricidad, y algunos hornos modernos que queman pellets de madera formados a partir de residuos leñosos secos, fraccionados y prensados.
Otras tecnologías son las calderas de energía que queman residuos de madera de aserraderos para generar electricidad, y la gasificación. Este proceso consiste en calentar los residuos de madera a una temperatura muy alta para producir gas que, a su vez, puede quemarse de un modo muy eficaz para producir calor y electricidad.
Los biocombustibles líquidos de “primera generación” son el biodiésel y el bioetanol, derivados de diversos cultivos de alimentos que varían en función de la ubicación geográfica, como por ejemplo los cereales, la colza y la caña de azúcar. Estos biocombustibles han captado mucha atención debido a sus precios relativamente bajos y a su avanzado estado de desarrollo. Sin embargo, el aumento del uso de algunos cultivos de alimentos para la producción de biocombustibles puede, en algunos casos, incrementar de un modo significativo las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, a causa de la deforestación y la degradación del suelo. Recientemente, se han analizado nuevas especies de plantas que crecen adecuadamente en tierras marginales y que, por lo tanto, podrían producir biocombustibles sin competir
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