Psicología Emoción Y Motivación
Enviado por Eloptroc • 1 de Noviembre de 2014 • 1.215 Palabras (5 Páginas) • 296 Visitas
1. INTRODUCCIÓN
Como se apuntaba en un trabajo anterior (Mayor, 2004), los conocimientos actuales acerca de la motivación son el resultado de un largo curso de decantación histórica. Hoy, este campo constituye un área de la psicología realmente fecunda pero, a la vez, de engarce difícil con la orientación cognitiva de base experimental característica de la psicología contemporánea. Los importantes problemas teóricos y metodológicos que la aquejan derivan, entre otros factores, de la propia naturaleza compleja de los motivos y, también, en la perspectiva de este artículo, del hecho de la breve historia de su investigación científica sistemática (Brown, 1979).
Aunque las especulaciones sobre la motivación se remonten, al menos, al período de la filosofía clásica, es muy reciente el estudio empírico como forma habitual de acercamiento científico a los fenómenos motivacionales y, por supuesto, no cabe hablar sino de la práctica inexistencia en este ámbito de una investigación experimental sistemática y continuada. Este último hecho, incontestable, tiene seguras raíces históricas y constituye una anomalía idisosincrásica de la moderna psicología de la motivación desde sus orígenes hasta nuestros días, si bien recientemente comienzan a observarse algunos indicios de cambio en las investigaciones, sobre todo en las referidas a los procesos intencionales. La psicología de las emociones, en una línea en cierto modo paralela, tampoco conoció un desarrollo sistemático y continuado hasta los años 1960, pese a contar con precedentes tan importantes como los de Charles Darwin y William James (Mandler, 1979).
2. PERSPECTIVA SINCRÓNICA: PARADIGMAS Y TRADICIONES
2.1. Motivación y paradigmas clásicos
El estructuralismo, la nueva psicología fundada por Wundt en 1879, centrada en analizar la estructura de la mente, no encontró acomodo al estudio de la motivación. En cambio, el laboratorio de Leipzig sí se interesó por las emociones y tuvo el mérito de hacer las primeras contribuciones al análisis de los sentimientos, al tratar de estudiar experimentalmente las vivencias subjetivas en la emoción.
En momentos posteriores, la atención dedicada a su estudio ha sido muy desigual en las distintas escuelas. Si para el estructuralismo los conceptos dinámicos orientados a la acción no tenían virtualidad alguna, para el funcionalismo de W. James, profundamente influido por el evolucionismo y la idea de la adaptación humana, los procesos motivacionales desempeñaban un papel fundamental. La razón de ello estribaba en que para James toda conciencia era motora y toda sensación producía un movimiento, si bien en diferentes niveles de complejidad. La sensación podía desencadenar una conducta de naturaleza instintiva y sobre el instinto se montaba la volición. Ahora bien, como hace observar Carpintero (1996), la concepción jamesiana del instinto constituye una teoría integrada y compleja, que supone la interacción de sus mecanismos propios con los de la experiencia y el aprendizaje. El resultado de dicha interacción es la gran plasticidad del ser humano.
Aunque por distintas razones, los temas motivacionales fueron marginados tanto por el conductismo radical, que los excluyó por mentalistas, como por los enfoques cognitivos que se desarrollan frente al conductismo a finales de de la década de 1960 y principios de los 70, cuyo principal interés fue el análisis de la inteligencia artificial sin atender a las interacciones con los procesos afectivo-motivacionales.
En la simplicidad elementalista del conductismo de Watson, cuyo principio básico es que todo comportamiento complejo es un crecimiento o desarrollo de respuestas simples, no cabe propiamente un proceso como la motivación humana (Mayor y Pérez-Garrido, 1999). Con las distintas versiones neoconductistas y sus renovadas herramientas conceptuales, como el concepto de impulso introducido por Woodworth (1918) y de incentivo (Hull, 1952), la explicación motivacional ganó en amplitud y versatilidad, pero se reveló
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