Quien Se Ha Llevado Mi Queso
Enviado por elber28 • 15 de Octubre de 2013 • 10.423 Palabras (42 Páginas) • 319 Visitas
¿QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?
INTRODUCCIÓN
¿Quién se ha llevado mi Queso? Es un cuento sobre el cambio que tiene
lugar en un laberinto donde cuatro divertidos personajes buscan “queso”.
El queso es una metáfora de lo que uno quiere tener en la vida, ya sea un
trabajo, una relación amorosa, dinero, una gran casa, libertad, salud,
reconocimiento, paz interior o incluso una actividad como correr o jugar golf.
Cada uno de nosotros tiene su propia idea de lo que es el queso, y va tras
él porque cree que le hace feliz. Si lo consigue, casi siempre se encariña
con él. Y si lo pierde o se lo quitan, la experiencia suele resultar traumática.
El en cuento, el “laberinto” representa el lugar donde pasas el tiempo en
busca de lo que deseas. Puede ser la organización en la que trabajas, la
comunidad en donde vives o las relaciones que mantienes en tu vida.
Uno de los ejemplos reales de cómo ha servido este cuento en la vida real
es el de Charlie Jones, el respetado locutor de la cadena NBC, quien confesó que escuchar el cuento ¿Quién se ha llevado mi Queso? salvó su carrera.
Lo que ocurrió fue lo siguiente: Charlie se había esforzado mucho y hecho
un buen trabajo retransmitiendo las pruebas de atletismo de unos Juegos
Olímpicos. Por eso, cuando su jefe le dijo que había sido apartado de esa
actividad deportiva y que en los siguientes Juegos tendría que encargarse
de las retransmisiones de natación y saltos, se quedó muy sorprendido y
se enfadó.
Como no conocía tan bien esos deportes, se sintió frustrado. El hecho de que no le reconocieran que había realizado una buena labor lo irritaba. Le parecía injusto, y la ira empezó a afectar todo lo que hacía.
Entonces le contaron el cuento ¿Quién se ha llevado mi Queso?.
Después de oírlo, se rió de sí mismo y cambió de actitud. Advirtió que lo único que había ocurrido era que su jefe (o su cliente, o el mercado) “le había movido el queso”, y se adaptó. Aprendió sobre esos dos nuevos deportes y, en el proceso, descubrió que hacer algo nuevo lo rejuvenecía.
Su jefe no tardó en reconocer su actitud y energía nuevas y en aumentar sus retribuciones. Disfrutó de más éxito que nunca y se hizo una excelente
reputación como comentarista.
Como toda empresa que aspire no solo a sobrevivir, sino a ser competitiva,
tu empresa debe estar cambiando constantemente. Nos mueven el “queso”
sin parar. Mientras que en el pasado queríamos empleados leales, hoy
necesitamos personas flexibles que no sean posesivas con “la manera de
hacer las cosas aquí”.
Y como todos sabemos, vivir en una permanente catarata de cambios suele
ser estresante, a menos que las personas que tengan una manera de ver el
cambio que las ayude a comprenderlo. Y aquí es precisamente donde entra
en acción el cuento del “queso”.
En cualquier caso, espero que cada vez que releas ¿Quién se ha llevado mi
Queso? Encuentres algo nuevo y útil en el cuento, tal como me ocurrió a mí,
y que esto te ayude a afrontar el cambio y a tener éxito, sea lo que sea el
éxito para ti.
Con mis mejores deseos, espero que disfrutes con lo que encuentres. Ah, y
recuerda: Muévete cuando se mueva el queso.
LA REUNIÓN, CHICAGO
En Chicago, un soleado domingo, hombres y mujeres que habían ido juntos
a almorzar tras haber asistido a un acto oficial en el centro la noche anterior.
Querían saber más cosas de la vida de sus ex compañeros de clase. Después
de muchas bromas y una gran comida, entablaron una interesante reunión.
Angela, que había sido una de las personas más populares de la clase dijo:
- La vida ha seguido una trayectoria muy distinta de lo que yo pensaba cuando íbamos al instituto. Han cambiado muchas cosas.
- Es Cierto – convino Nathan.
Los demás sabían que Nathan había continuado con el negocio familiar, que
funcionaba como siempre, y que desde que ellos recordaban estaba integrado en la comunidad. Por eso los sorprendió verlo preocupado.
- Pero ¿habéis notado que cuando las cosas cambian nosotros no queremos
cambiar? – prosiguió.
- Creo que nos resistimos al cambio porque cambiar nos da, miedo - apuntó
Carlos.
Tú eras el capitán del equipo de fútbol, Carlos – dijo Jessica -. Nunca hubiera pensado que algún día llegarías a hablar de miedo.
Todos rieron al advertir que, aunque habían tomado direcciones distintas (desde amas de casa hasta ejecutivos de empresas), habían experimentado sensaciones similares.
Cada uno de ellos intentaba afrontar los cambios inesperados que se estaban produciendo en su vida en los últimos años. Y casi todos los asistentes admitieron que no habían encontrado una buena manera de hacerlo.
-A mí también me daban miedo los cambios – intervino Michael -. Cuando se
produjo un gran cambio en nuestra empresa, no supimos qué hacer. Seguimos
actuando como siempre y casi lo perdimos todo. Pero entonces me contaron un cuento que lo cambió todo.
-¿En serio? – preguntó Nathan.
-Sí, el cuento alteró la manera en que yo miraba los cambios, y a partir de ese momento las cosas mejoraron rápidamente....En mi trabajo y en mi vida.
“Entonces divulgué el cuento entre algunas personas de mi empresa, que hicieron lo propio con otras ajenas a ella, y enseguida las cosas empezaron a funcionar mucho mejor porque todos nos adaptamos mejor al cambio. Y muchos dicen lo mismo que yo: que los ha ayudado en la vida privada.
-¿De qué trata el cuento? – preguntó Ángela.
- Se llama ¿Quién se ha llevado mi Queso?.
Todos se echaron a reír.
- Me gustaría oírlo – dijo Carlos - ¿Por qué no nos lo cuentas ahora?.
- Desde luego – respondió Michael – Será un placer para mí....No es demasiado largo. Y Michael empezó a contar el cuento.
EL CUENTO
Érase una vez un país muy lejano en el que vivían cuatro personajes. Todos
corrían por un laberinto en busca del queso con el que se alimentaban y que
los hacía felices.
Dos de ellos eran ratones, y se llamaban Oliendo y Corriendo (Oli y Corri para sus amigos); los otros dos eran pesonistas, seres del tamaño de los ratones, pero que tenían un aspecto y una manera de actuar muy parecidos a los de los humanos actuales. Sus nombres eran Kif y Kof.
Debido
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