Quimsacocha

El solo hecho de ubicarse los proyectos mineros Quimsacocha y Río Blanco, en zonas sumamente delicadas y protegidas, son ya un argumento para la preocupación de todos, expresó el alcalde de Cuenca, Paúl Granda.

La aseveración la hizo ayer el burgomaestre, al referirse a dos de los cinco proyectos mineros, considerados estratégicos y de interés nacional, por el Gobierno Nacional, ubicados en el Azuay, a los que se suman tres más, dos en Zamora Chinchipe, Mirador (reserva de cobre) y Fruta del Norte; y, Pananza San Carlos (reserva de cobre), ubicado en Morona Santiago.

Frente a las exposiciones del personal del proyecto Quimsacocha y del Ministerio de Recursos no Renovables, sobre el proceso de explotación que desde el punto de vista de ellos, no generaría afectación a las fuentes hídricas de las que se sirve Cuenca y sus parroquias, Granda señaló que eso tendrán que probarlo técnicamente, y que deberán también probar que no hay fisuras en la roca que den lugar a una posible contaminación del agua.

Reiteró que por buen proyecto que resulte en términos económicos para el país, nada estará por encima de un bien irrenunciable como el agua para los cuencanos y azuayos, sólo se validará y se dará paso si no hay peligro de contaminación. “No se olviden que la competencia sobre el uso de suelo la tiene el Municipio. Pedimos toda la información y estudios existentes y hemos pedido que no se le mire a Cuenca por debajo sino de manera horizontal”, enfatizó.

¿Se anunciado el inicio de un proceso de diálogo, cual es el propósito?

Queremos construir una posición responsable a nivel de Concejo Cantonal, en función de un análisis técnico y en apego a lo que dice la Constitución, que no pueden haber actividades económicas mineras, en lugares de fuentes hídricas.

¿Cuáles son los elementos que les llevó a pedir un alto en las negociaciones al Gobierno?

El mismo hecho de que los proyectos mineros están en zonas sensibles exige que vayamos con calma, analizando cada paso y cada técnica que se va a aplicar en la actividad extractiva; y además, pensando en la decisión responsable que debe adoptar el Municipio en materia de uso de suelo.

¿Qué observaciones se han hecho a los proyectos?

En el caso de Quimsacocha todavía ninguna porque no está en la fase próxima a la explotación como sí es el caso de Río Blanco, en la que se ha mencionado la preocupación por la ubicación de las relaveras (separación del mineral de la roca), en un área de hasta 20 hectáreas, residuos de las minas que se constituirían en un pasivo ambiental; elementos en términos de biodiversidad, seguridad, transporte, que implicaría cambios en el suelo, apertura de vías, ingreso de maquinaria pesada.

¿Cuánto tiempo tomaría esta validación técnica para asumir una posición contundente sobre el tema?

Entre dos o tres meses, tenemos ya un equipo técnico trabajando en ello, ha empezado a fluir la información desde los ministerios y se contratará de ser necesario expertos internacionales.

¿El diálogo a puerta cerrada que mantuvieron las autoridades locales con los ministros de Recursos no Renovables y de Medio Ambiente, no fue suficiente para conocer las propuestas mineras?

Queremos hacer una verificación técnica con nuestros esfuerzos propios, para determinar si lo que dicen las mineras y los ministerios garantiza la tranquilidad de los cuencanos, solo entonces se tomará una posición contundente.

¿Quién debe dar la aprobación para que inicie la explotación en los dos proyectos?

Con la licencia ambiental Río Blanco estaría

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