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¿Qué Es Un líder?- Miguel Angel Ruiz Orbegoso


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  7.196 Palabras (29 Páginas)  •  490 Visitas

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¿Qué es un líder?

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Mucho se habla de liderazgo, pero ¿realmente entendemos lo que significa ser un líder? Aunque la pregunta es pequeña, merece una seria consideración, sobre todo, cuando nos enteramos de que alguien sufrió un fracaso en los negocios o cierta institución pasó por una crisis de liderazgo. ¡Y no hay nada que murmurar, porque las noticias lo destacan en primer plano a cada rato!

Ciertas organizaciones juveniles llevan a cabo jornadas de gritos y cantos, y algunas escuelas enseñan a los niños a preparar grandes carteles y exhibirlos marchando por las calles del vecindario en lo que dicen ser un entrenamiento para el liderazgo del futuro y una participación activa en la política. Pero surge la pregunta, ¿acaso un líder es alguien que grita a los demás o que impresiona a otros con frases pomposas? ¿Es un líder alguien que egoístamente se erige a sí mismo como jefe de los demás por la fuerza de su carácter? ¿Es solo una cuestión de tomar un cursillo de liderazgo, de esos que se anuncian por ahí, como si solo de tratara de aprender una habilidad, como nadar, coser botones o dibujar con un programa de computadora?

Sin duda, la persona observadora se preguntará: “En realidad, ¿qué es un líder?”. Porque no quiere dejarse arrastrar por la definición simplista de que ‘un líder es alguien que dirige a otros’. Intuye que tal vez sea posible dirigir a otros sin ser un líder; o ser un líder sin saber a ciencia cierta cómo dirigir a otros. Por supuesto, lo ideal sería que un líder también supiera dirigir a los demás.

Por eso, no quise irme a los extremos y resumirlo en una frase simplista ni tampoco dar la impresión de estar dictando cátedra sobre el particular. Pero quiero compartir contigo el presente comentario para contribuir a aclarar un poco la idea que tengas de lo que significa ser un líder. Lo siguiente te ayudará a comprender mejor la diferencia entre alguien que dirige y un líder. Después podrás armar, en tus propias palabras, una frase propia que defina tu concepto, uno basado en una opinión cultivada, no en un cliché ni ilusión. En realidad, se trata de una responsabilidad enorme en todo sentido.

¿Qué significaba antes?

Originalmente se consideraba que un líder era un caudillo militar, y esencialmente esa siempre fue la primera definición que ofrecieron los diccionarios. Se lo asociaba con grandes campañas militares donde fluían ríos de sangre y los aspirantes al cargo se mostraban rudos, fríos y despiadados como prueba de competencia. El líder era el más fuerte, aunque fuera el más bruto.

Con el paso del tiempo, el término fue diluyéndose y extendiéndose a otros campos, de modo que todo el que destacaba, dirigía a otros, ejercía la jefatura o iba delante de los demás era considerado el líder, ya fuera en las olimpíadas, en un partido político, en una orden religiosa, en un centro de estudios o en un negocio. Muchos empresarios llegaron a consultar "El Arte de la Guerra", de Tsun Tsu, como si fuera la Biblia o el Corán.

Actualmente muchos consideran el liderazgo como una posición de superioridad que permite la dominación o el control de los demás, y se supone que los demás deberían convertirse en seguidores simplemente por respeto al cargo o la posición jerárquica. Así ha funcionado en un grupo, equipo u organización, y es un concepto que no dista mucho de la antigua noción de liderazgo.

Antes se suponía que todos se sometieran al líder, voluntaria o involuntariamente, so pena de unas represalias poco agradables, y hoy, en muchos lugares, muchos siguen suponiendo lo mismo, como cuando ‘la Tierra era plana’. Muchos maestros ejercen una dominación férrea sobre sus estudiantes; no pocos padres de familia crían a sus hijos al más puro estilo faraónico; y ni qué decir de los políticos y dirigentes empresariales que alcanzan la fama con una retórica dominante y carente de afecto.

Muchas cosas están cambiando

Hoy en día la fuerza de las circunstancias ha obligado a los académicos a investigar, entender y modificar ciertos conceptos, no solo porque la gente se está rebelando contra el liderazgo tradicional, sino porque los investigadores de las artes empresariales, la economía y las finanzas, entre ellos algunos renombrados ganadores del Premio Nobel de la Paz, dicen haber descubierto por qué la gente se está rebelando, y han desarrollado algunas teorías revolucionarias basadas en estudios meticulosos de la trayectoria de la economía mundial.

La experiencia repleta de fracasos de muchos empresarios que durante años ejercieron una jefatura autoritaria, y en muchos casos, cruel e inhumana, añadió argumentos para mejorar el entendimiento de lo que realmente debía ser un dirigente y reajustar el entendimiento académico de lo que realmente significaba ser un líder de éxito, sobre todo, en tiempos de adversidad.

Horizontal vs. Vertical

Si antes se ensalzaba la dirección vertical (de arriba abajo), en que el jefe daba una orden y los demás la acataban inconcusamente (y al que no le gustaba, lo expectoraban), ahora el estilo se está moviendo horizontalmente para que todos formen parte del éxito. Es decir, se está dando más oportunidad a todos de involucrarse, compartir y asumir las responsabilidades, las decisiones y las consecuencias, así como de tener una participación en los beneficios y las ventajas.

El concepto de Recursos Humanos, que más solía referirse a elementos utilizables y desechables, está cediendo el paso en todas partes a la más acertada definición de Capital Humano, que implica el reconocimiento de que los empleados nunca fueron realmente empleados, sino inversores de Capital Humano, lo cual ha ayudado a los verdaderos líderes a reenfocar más eficientemente su labor. Lógicamente, este nuevo concepto movió el piso a los que se apoltronaban en la ineficiencia adjudicándose el título en mérito al cargo y no a un liderazgo eficaz.

Juan se consideraba a sí mismo un empleado, y cuando lo ascendieron a jefe de departamento se sintió con derecho a que los demás lo consideraran como su nuevo líder. Pero le resultaba difícil entender por qué los sistemas no funcionaban. Y es que por falta de estudio y conocimiento de los descubrimientos en el campo del liderazgo, todavía sostenía la antigua creencia de que se había convertido en líder simplemente porque ostentaba un cargo superior. Fue un fracaso. No se movió al ritmo de los tiemipos. Lo mismo puede suceder en una carpintería y en un matrimonio. Tener buenas herramientas no convierte a uno en un buen carpintero, ni casarse, en una buena

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