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Régimen ambiental: Manejo del sistema ecológico como fuente de riqueza y aprovechamiento destructivo


Enviado por   •  25 de Mayo de 2018  •  Ensayo  •  3.039 Palabras (13 Páginas)  •  107 Visitas

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Régimen ambiental: Manejo del sistema ecológico como fuente de riqueza y aprovechamiento destructivo

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Introducción.

Las relaciones sociales, políticas y económicas en el mundo han evolucionado, desde modalidades como el trueque, conocido como el intercambio de un bien por otro, hasta la formación de regímenes internacionales, que son acuerdos entre estados, organizaciones internacionales, empresas multinacionales y organizaciones no gubernamentales que manifiestan “principios implícitos y explícitos, normas, reglas y procedimientos decisionales” (Franco Ruiz, 2012, pág. 12)., que regulan las relaciones internacionales y cuyo estudio busca formular políticas en “un marco de cooperación y dentro de asimetrías de poder que determinan la presencia de hegémonos en procesos económicos y políticos.” (Franco Ruiz, 2012, pág. 9). En este sentido, el presente trabajo pretende analizar el funcionamiento del régimen ambiental e identificar el papel que tiene la contabilidad en el mismo, determinar la existencia de deficiencias contables que posiblemente hayan influido en la precaria situación actual del sistema ecológico. Como ejemplo, se analizará el caso de la compañía automotriz Volkswagen que en el año 2015 admitió haber manipulado la emisión de los gases de óxido de nitrógeno que sus vehículos contenían, afectando al medio ambiente y la sociedad, con el único fin de aumentar sus ingresos.

Lo anterior, teniendo en cuenta que en la actualidad, “el realismo económico se centra en el logro del objetivo principal de la racionalidad capitalista, la obtención de máxima ganancia” (Franco Ruiz, 2012, pág. 10), y a pesar de que se han conformado regímenes internacionales, por ejemplo “regímenes de seguridad, como el régimen de no proliferación nuclear; regímenes económicos, como el de comercio internacional; regímenes ambientales, como el régimen internacional para la protección de la capa de ozono” (Hascencleve, Mayer, Rittberger, Murillo , & Castro, 1999, pág. 500).;  es mayor el interés que se presta a asuntos netamente económicos. Esto ha llevado a que los gobiernos apoyen o respalden el desarrollo de empresas de todo tipo dentro de sus países, descuidando otros aspectos importantes como la sociedad y el medio ambiente, pues en la medida en que estas obtengan mayores ingresos, mayor será el índice de crecimiento económico nacional, en pocas palabras “las condiciones de producción no están dirigidas hacia el mantenimiento de la vida en sociedad sino hacia el mantenimiento del capital financiero en el mercado” (Quinche Martín, 2008, pág. 207). Así, el modelo de desarrollo económico de las últimas décadas ha traído consigo fatales consecuencias ambientales, en un mercado internacional donde se promueve la “explotación industrial de los bosques, la producción y el descarte de plástico, el uso de fertilizantes e insecticidas, la extracción y transporte del petróleo, y otros petroquímicos, la pesca intensiva, los grandes proyectos turísticos, las represas,  Y la desviación del  curso de los ríos” (De Venanzi , 2002, pág. 273).

El “aprovechamiento poco racional de los bienes patrimoniales naturales” (Ablan Bortone & Méndez Vergara, 2004, pág. 8) ha sobrepasado los límites y han surgido diversos movimientos ambientalistas con el objetivo de crear conciencia en la sociedad de la importancia que tiene la preservación del medio ambiente; gracias a ello, el tema medioambiental ha empezado a considerarse importante en el mundo. En este sentido, algunos países, especialmente los desarrollados, han formulado políticas en pro del cuidado medioambiental y las empresas están empezando a prestar atención a este tema. “Tampoco la investigación contable ha permanecido ajena al interés por las cuestiones ecológicas. Investigadores e instituciones han incluido el medio ambiente entre las cuestiones que la contabilidad debe considerar” (Larrinaga Gonzalez, 1997, pág. 959).

Contexto medioambiental

La constante búsqueda de la maximización del beneficio, ha transgredido el respeto por el medio ambiente, al parecer el sistema ecológico se convirtió en la mejor fuente de crecimiento que han podido encontrar las grandes corporaciones y los países desarrollados. Se ha recurrido sin límite alguno a prácticas que degradan el medio ambiente como la tala masiva de árboles, la explotación de minas y petróleo, el comercio y transporte de residuos tóxicos y no tóxicos, la instalación de industrias en países con deficientes o inexistentes políticas ambientales, entre otros; desatando niveles verdaderamente preocupantes de contaminación del agua y del aire, agotamiento de recursos naturales renovables y no renovables, extinción de especies animales, enfermedades crónicas en diferentes lugares del mundo y un sin fin de efectos negativos en todo el planeta.

Por lo expuesto anteriormente, han surgido movimientos ecológicos en defensa del medio ambiente, con el objetivo de concientizar a todos los miembros de la sociedad de las consecuencias del uso desenfrenado e irresponsable que se le está dando a los recursos naturales. Tales movimientos han logrado captar la atención de organismos internacionales, que preocupados por la degradación ambiental actual, han expedido ciertas políticas de prevención y cuidado del sistema ecológico, cuya efectividad resulta cuestionable. En el mismo sentido, las empresas han expresado su preocupación por el tema medioambiental, aunque sea simulada, pues son sus actividades las que han desatado la degradación ambiental actual.

En efecto, “la ordenanza sobre empaquetado de Alemania, la Ley Británica sobre el aire limpio son apenas algunas de cientos de regulaciones ambientales existentes” (De Venanzi , 2002, pág. 267). Sin embargo, la cuestión medioambiental adquirió mayor relevancia a partir de 1972 con la conferencia de Naciones Unidas sobre el medio ambiente, celebrada en Estocolmo. Para las empresas en particular, Karliner, (como se citó en De Venanzi, 2002) sostiene que “la cumbre de la tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, constituyó el escenario donde las corporaciones se apropiaron formalmente del discurso ecológico, especialmente la sustentabilidad”.

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