REFORMA EDUCATIVA

La educación básica ha sufrido un proceso de reforma con la que se pretende la formación integral de los alumnos como seres humanos competentes capaces de enfrentar cualquier conflicto de la vida diaria y discernir de entre un abanico de posibilidades, sobre la más adecuada para una solución y al mismo tiempo hacerse responsable de la decisión que ha sido tomada y las repercusiones que esta pudiera tener.

Para lograr este cambio de pensamiento y actuar de los estudiantes es necesario que como docentes demos paso a una nueva cultura educativa que deje atrás las prácticas tradicionales, para dar paso a un proceso de comprensión y análisis que permita reestructurar el pensamiento teniendo como base la experiencia previa del estudiante; así como fomentar una cultura de trabajo colaborativo en donde se persiga el bien común, donde cada uno de los miembros de la colectividad trabaja en pro de formar un equipo de éxito dejando atrás el individualismo.

En este sentido el papel del docente se renueva ya que resulta de vital importancia el estar consciente de las necesidades de educación y procesos de aprendizaje de cada uno de los alumnos, para actuar con un alto sentido de equidad y profesionalismo ofreciendo a cada uno de sus estudiantes lo que necesita para enfrentarse a un mundo en cambio constante, al ser consciente de este cambio el docente crece junto con sus alumnos y fortalece su práctica pedagógica al enriquecerla con las experiencias de sus estudiantes ya que las experiencias y contextos sociales varían de persona a persona y eso nos permite tener una visión macro de una gama de posibilidades y soluciones para asumir retos desde diferentes perspectivas.

La educación para toda la vida se presenta como una de las llaves de acceso al siglo XXI, y responde al reto de un mundo en constante cambio. Una manera de enfrentar el desafío es que todos aprendamos a aprender, ya que esto constituye una herramienta esencial para el aprendizaje permanente.

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