Reflexión por la docente en formación López Olvera Angeles Donají de la Licenciatura en Inclusión Educativa

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Reflexión por la docente en formación López Olvera Angeles Donají de la Licenciatura en Inclusión Educativa.

“El lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla. Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo.”-Mario Alonso

El lenguaje es uno de los medios más importantes en la comunicación entre las personas, a través de él no sólo se expresan emociones, sentimientos, pensamientos si no que se presenta, constituye e interpreta el mundo en que se vive, la adquisición del lenguaje es un largo viaje que empieza desde recién nacidos, incluso antes, en el vientre materno, este tiene un proceso y un orden cronológico, lo que nos lleva a la comunicación, está existe desde que nacemos, aunque no seamos realmente conscientes de ello. Los bebés producen desde el nacimiento sonidos, de forma activa, pues su único propósito es conseguir la atención de sus padres, desde ese momento ya existe una intención comunicativa, como mencionaba Jakobson la etapa prelingüística tiene una gran importancia en el óptimo desarrollo del lenguaje, ese primer año de vida previo a la aparición de la primera palabra es vital para el futuro desarrollo del lenguaje, por lo que considero esta etapa como básica y esencial para que se puedan fomentar estos pilares del lenguaje, ahora bien entre más estímulos reciban los niños en su primer año de vida, más facilidades tendrán de expresarse y hablar, hablarles con frecuencia, escucharles atentamente y pronunciarles bien las palabras mejorarán su potencial en el lenguaje. En este periodo existe una gran plasticidad cerebral, por lo que si se estimula los procesos de aprendizajes adquieren mayor potencial e importancia para su posterior desarrollo, aquí es donde adquiere mayor auge la etapa lingüística pues si es estimulada, permite el mejor acceso formativo y madurativo para la adquisición de competencias que permitirán el favorecimiento de las destrezas, permitiendo además realizar un aprendizaje escolar satisfactorio, sobre el que se fundamentarán todos los conocimientos posteriores, como ampliar la capacidad para comunicarse, a través de diferentes modalidades, movimientos, gesticulaciones y posteriormente mediante la aparición de la palabra hablada, es aquí en este proceso de intercambio de construcción de significados con otros, el niño adquiere el lenguaje, es decir, desarrolla la lengua a la que está expuesta en su entorno, de aquí la importancia del contexto de desarrollo, se debe tener en cuenta que un correcto desarrollo del lenguaje implica en el niño confianza, seguridad, buena autoestima, bienestar y autonomía. Por ello, el niño que crece en un ambiente estimulante con vínculos socio-afectivos sólidos, tendrá mayor posibilidad de desarrollar habilidades lingüísticas y comunicativas apropiadas. Por todo ello, debemos estar “siempre disponibles” para comunicarnos con los niños demostrándoles interés por lo que nos quieren decir, prestando atención, valorando y acercándonos a su mundo. Los niños no aprenden a comunicarse solos. Aprenden a partir de la interacción con su mundo, entendido esto cabe mencionar que el lenguaje y la comunicación son dos procesos distintos pero complementarios  e importantes para la expresión del pensamiento, y permitiendo la resolución de problemas, por lo que el proceso de adquisición es complejo, pero con la mejor disposición se obtendrá un resultado eficiente y resultados óptimos fortaleciendo el proceso sin adelantar, alterar o perjudicar el proceso.

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