Reflexión sobre Pedagogía de la Presencia de Fernando Bárcena
Enviado por Flora027 • 12 de Julio de 2021 • Ensayo • 589 Palabras (3 Páginas) • 139 Visitas
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¡Qué lectura tan linda! Cuánta sensibilidad, esa palabrita que sin ser nombrada se hace presente -hablando de presencias ausentes y ausencias presentes- y que había quedado resonando en mi cabeza después de la lectura de la clase anterior. Qué alegría volver a encontrarme con ella.
Cuánta sensibilidad en ese pequeño -y enorme, al mismo tiempo- cortometraje. Cuando por una casualidad, el protagonista de la historia se ve obligado a descender a los primeros pisos de su casa, se sumerge simultáneamente en los más profundos recuerdos de su vida, cada uno más antiguo que el anterior. Dice Bárcena casi finalizando el texto: “Tal vez para encontrarnos con la experiencia de una vida que late debajo de la vida que vivimos”. Tal como le sucede a este anciano triste y solitario, que no sólo se encontró con esa experiencia de una vida que había dejado sumergida bajo el agua y que había sido corroída por el paso de los años, sino que además se reconcilió con ella, y brindó con ella al final, para coronar la historia.
Y cuánta sensibilidad también en las imágenes que acompañan al texto y que intentan mostrar la presencia de la infancia a través del rastro que deja su ausencia física. Y eso me llevó directamente a otro artista que también se atreve a jugar ese juego de presencia/ausencia. Me refiero a la muestra fotográfica “Ausencias” de Gustavo Germano, que refleja la dictadura en Argentina. Comparto aquí el enlace, para aquellos que aún no han tenido el privilegio de verla.
Todo ello me llevó a pensar -un largo rato- acerca de mi presencia en la escuela, mi presencia en las aulas, mi presencia frente a cada uno de mis alumnos y alumnas. Y no estoy segura de haber estado siempre presente, “(…) a la altura de la experiencia del tiempo vivido, viviendo la presencia de la vida en su presente y en su propia presencia”, como dice el autor. Creo que a veces los docentes sufrimos de una especie de “encapsulamiento” a causa de las muchas obligaciones y exigencias a las que estamos sujetos. Y de esa forma es muy difícil estar presentes. O tal vez lo estamos, pero se trata de una presencia ausente, esos momentos suspendidos en el tiempo en los que a simple vista parecemos estar, pero en realidad no estamos. Y creo que sobrevivir a esa condición es uno de nuestros más grandes desafíos. Un desafío que debemos asumir con nosotros mismos y con los otros, con los llamados herederos de los que habla Bárcenas.
Y me quedo con este fragmento del texto: “Entre unos y otros -entre ellos y nosotros, entre los niños y los hombres-, en ese mismo entre, se juega todo: la memoria de un pasado que acompaña y el porvenir incierto. Allí mismo es donde todas las promesas y todas las decepciones son posibles. Somos aprendices del tiempo”. Porque tanto en el cortometraje, como en las imágenes de Hel Huertas que acompañan el texto, como en la muestra fotográfica de Germano, como en cada una de las experiencias educativas que compartimos con nuestros alumnos y alumnas, conviven la memoria de un pasado y el palpitar de un futuro incierto.
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