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Enviado por trampolin • 26 de Agosto de 2012 • 7.827 Palabras (32 Páginas) • 312 Visitas
EL ESCLARECIMIENTO SEXUAL DEL NIÑO
Encontramos en la constitución psicosexual y en ciertos deterioros de la vida sexual las más de las importantes causas de las neurosis. En tres ensayos de teoría sexual expongo la composición de la pulsion genesica y las perturbaciones que en su desarrollo le sobrevienen hasta convertirse en la función sexual.
Es sano mantener limpia la fantasía de los niños, pero esa pureza no se preserva mediante la ignorancia. Uno por curiosidad cae sobre el rastro de cosas a las que poco o ningún interés habría concedido si le hubieran sido comunicadas sin mucha ceremonia.
El recién nacido trae consigo al mundo una sexualidad, ciertas sensaciones sexuales acompañan su desarrollo desde la lactancia hasta la niñez.
Los órganos de la reproducción propiamente dichos no son las únicas partes del cuerpo que procuran sensaciones sexuales placenteras. Se designa como periodo del autoerotismo a esta época de la vida en que, por la excitación de diversas partes de la piel (zonas erógenas) por el quehacer de ciertas pulsiones biológicas y como coexitacion sobrevenida a raíz de muchos estados afectivos, es producido un cierto monto de placer indudablemente sexual. La pubertad no hace sino procurar el primado a los genitales entre todas las otras zonas y fuentes dispensadoras de placer.
Mucho antes de alcanzar la pubertad el niño es capaz de la mayoría de las operaciones psíquicas de la vida amorosa, y sucede también que esos estados anímicos se abran paso hasta las sensaciones corporales de la excitación sexual.
Largo tiempo antes de la pubertad el niño es un ser completo en el orden del amor, exceptuada la aptitud para la reproducción.
Cuando los niños no reciben esclarecimientos en demanda de los cuales han acudido a los mayores, se siguen martirizando en secreto con el problema y arriban a soluciones en que lo correcto vislumbrado se mezcla de la manera mas asombrosa con inexactitudes grotescas.
Es misión de la escuela el traerlo a cuento, introducirlo en las enseñanzas sobre el mundo animal los grandes hechos de la reproducción en su significatividad, e insistir en que el ser humano comparte con los animales superiores todo lo esencial de su organización.
La curiosidad del niño nunca alcanzara un alto grado si en cada estadio del aprendizaje halla la satisfacción correspondiente. El esclarecimiento sobre las relaciones específicamente humanas de la vida sexual y la indicación de su significado social debería darse al finalizar la escuela elemental.
Sobre teorías sexuales infantiles.
Nota introductoria:
Este trabajo fue publicado originariamente en un número posterior de la misma revista en que apareció el que le antecede. Pese a que se dio a conocer de esta manera poco notoria, y aunque no hay en él mucho que pueda sorprender al lector actual, en verdad lanzó al mundo por primera vez una cantidad muy notable de nuevas ideas. Esta paradoja se explica si observamos que su publicación fue unos meses anterior a la del historial clínico del pequeño Hans (1909b) -obra que probablemente se encontraba a la sazón en pruebas de imprenta, como se verá, y que la sección de Tres ensayos de teoría sexual(1905d) titulada «La investigación sexual infantil» (AE, 7, págs. 176-9) no fue agregada al libro hasta 1915, siete años después de aparecer el presente artículo -del cual esa sección es de hecho poco más que un resumen-. Cierto es que en un trabajo anterior, «El esclarecimiento sexual del niño» (1907c), Freud citó una parte del material procedente del análisis del pequeño Hans e hizo unas pocas acotaciones sobre la curiosidad sexual de los niños, mencionando incluso la existencia de «teorías sexuales infantiles»; pero no hizo más que mencionarlas, sin elucidar en modo alguno su naturaleza. (1)
Los lectores originarios de la presente obra se enfrentaron en ella, pues, casi sin aviso previo, con ideas como la fertilización a través de la boca y el nacimiento a través del ano, el carácter sádico del coito entre los padres, y la posesión de pene en los individuos de ambos sexos. Esta última idea era la que traía consigo mayores consecuencias, de las que a su vez se hace una primera mención en estas páginas: la importancia atribuida al pene por los niños de ambos sexos, las secuelas del descubrimiento de que uno de los sexos carece de él -la aparición en las niñas de la «envidia del pene» y en los varones del concepto de «mujer sin pene», así como el influjo de todo esto sobre una de las variedades de homosexualidad-. Finalmente, aquí se menciona por primera vez en forma explícita, y se examina, el «complejo de castración», que sólo había sido antecedido por una única y oscura referencia a la «amenaza de castración» en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 606.
La peculiar riqueza del material que contiene este artículo debe adjudicarse en gran medida, sin lugar a dudas, a los descubrimientos que emanaron del análisis del pequeño Hans, el informe sobre el cual, completado poco tiempo atrás, lo ejemplificó y amplió en gran parte.
James Strachey.
El material en que se basa este resumen proviene de varias fuentes. En primer lugar, de la observación directa de las exteriorizaciones y del pulsionar de los niños; en segundo, de las comunicaciones de neuróticos adultos que en el curso de un tratamiento psicoanalítico refieren lo que recuerdan concientemente sobre su infancia, y, en tercero, de las inferencias, construcciones y recuerdos inconcientes traducidos a lo conciente que son fruto de los psicoanálisis con neuróticos.
El hecho de que la primera de esas tres fuentes no haya brindado por sí sola todo lo digno de saberse tiene su fundamento en la conducta de los adultos hacia la vida sexual infantil. Si uno no atribuye a los niños actividad sexual alguna, tampoco se tomará el trabajo de observarla, y por otra parte sofocará de ella las exteriorizaciones que resultaren llamativas. Por eso son muy limitadas las oportunidades de aprovechar esta fuente, la más explícita y generosa. Y en cuanto a lo que proviene de comunicaciones espontáneas de adultos acerca de sus recuerdos infantiles concientes, está expuesto en grado sumo a la objeción de que pudieron falsificarse en la visión retrospectiva, y por añadidura se los apreciará bajo el punto de vista de que los testigos se volvieron neuróticos después. El material del tercer origen es alcanzado por todas las impugnaciones que suelen plantearse a la confiabilidad del psicoanálisis y a la seguridad de las conclusiones de él extraídas; no cabe examinar aquí la legitimidad de ese juicio; sólo aseveraré que todo el que conozca y practique la técnica psicoanalítica obtendrá una amplia confianza en sus resultados.
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