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Reseña de La intimidad como espectáculo. Yo espectacular y la gestión de sí como una marca


Enviado por   •  16 de Agosto de 2020  •  Reseña  •  2.106 Palabras (9 Páginas)  •  1.020 Visitas

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Reseña

Texto 2: Sibilia, P. (2008) La intimidad como espectáculo. Yo espectacular y la gestión de sí como una marca. Buenos Aires: Fondo de cultura económica. Libro en formato digital.

Paula Sibilia en su capítulo ‘Yo espectacular y la gestión de sí como una marca”, analiza dentro del contexto de la época contemporánea la exhibición de la intimidad, evidencia los diferentes yo –modos de ser, subjetivación- que se muestran cuando deciden espectaculizar su personalidad. Explica como el fenómeno cultural que se está viviendo afecta el hecho de querer ‘hacerse visible’ en el espacio público, la cada vez menos evidente separación de este con la esfera privada y el cómo llegamos a ser lo que somos y en lo que nos estamos convirtiendo.

El texto se divide en dos partes, en la primera se hace una introducción tomando como base el libro ‘La sociedad del espectáculo’ de Guy Debord en donde realiza un análisis primario sobre como todo se puede llegar a convertir en una mercancía espectacularizada; y en el segundo, habla sobre la transformación que tiene el yo y los modos de ser –individuo- afectado por los fenómenos culturales en los que se ve envuelto.

En primera instancia, el autor nos introduce poco a poco en el propósito del texto, menciona el análisis que se va a dar en este capítulo, contextualiza el escrito utilizando como referencia el libro escrito por Guy Debord, el cual desglosa y explica a medida que avanza el texto.

Como punto de partida, se toma como referencia el libro ‘La sociedad del espectáculo’ de Guy Debord del año 1967, en donde se expone el fenómeno cultural como un tipo de mutación histórica: un movimiento que se encuentra fuertemente enlazado con el capitalismo y la cultura de masas el cual se da a inicios del siglo XXI. Ese modo de vida se construyó en la visibilidad y se ve afectado por algunos componentes que estaban presentes desde el siglo XIX o antes. Se hacen presentes unas pinturas de las metrópolis europeas en donde ya estaban presentes, según se muestra, los primeros cimientos del consumo, la publicidad, los medios de comunicación y el incremento de las imágenes en el mundo lo cual empezó a promocionar una felicidad aparentemente visible. Las observaciones que hace Debord en su libro son muy valiosas ya que, al momento de escribir el libro, no era tan evidente la espectacularización como lo es hoy en día, además, de la comercialización por medio de imágenes; pone en evidencia el camino del ser al tener y ahora, hacía el parecer.  

En ese remoto universo, no se veía como una posibilidad los fenómenos de exhibición de la intimidad, ya que a pesar de las dificultades que se evidenciaban en ese entonces aun reinaban imponentes separaciones entre el escenario del espacio público y la esfera privada. Las subjetividades modernas se daban en la línea divisoria entre los dos escenarios mencionados. Se menciona el crecimiento de una subjetividad espectacularizada y el triunfo del modo de vida basado en apariencias y la mutación de todo como una mercancía. El escrito de Debord, ya considerado histórico, sorprende verificar que con este se evidencia hasta qué punto la sociedad del presente se dejó envolver por las tendencias de la época de los sesenta.

Para clarificar las tendencias en la sociedad contemporánea de las cuales se hizo mención anteriormente, Debord narra un suceso en el cual vivió en carne propia la profundización que el divisó. Años antes de su suicidio, en 1994, el auto-considerado cineasta, decidió prohibir la exhibición de sus películas, lo cual, iba muy en coherencia con la lógica de su pensamiento. El jamás había aparecido en un medio de comunicación masivo. Lo que lo llevo a Debord a tomar esa decisión fue el asesinato de su gran amigo, productor y editor, Gérard Lebovici, quien compró una sala de cine en la cual pasaba día y noche todas las peliuclas de Debord sin esperar un lucro por esa exhibición compulsiva. Ahora, en modo de ironía en la actualidad decadente, la obra completa de Guy Debord se comercializa en un lujoso estuche, que además de las películas, contiene escritos y material biográfico. Lo que sucedió en este caso fue la inevitable configuración del personaje Guy Debord como una mercancía espectacularizada ya que es eso lo que se vende en el estuche, la figura de este importante artista y pensador del siglo XX, su personalidad –en cuanto a su actitud y estilo- como un atractivo para ser consumido. Esto, se considera una de las ironías de la sociedad espectacular: que hasta su mismo opositor fue convertido en un personaje de mercancía, el cual es destinado a cubrir algún tipo de subjetividad alternativa, ya que, toda mercadería tiene su target.

En un nuevo contexto, como lo menciona Mallarmé: En el siglo XIX todo existía para ser contado en un libro mientras que hoy crece la sensación de que solo existe lo que se muestra en una pantalla: Andy Warhol prevé los “quince minutos de fama” como un derecho de cualquiera que expresa un intuición visionaria, sin embargo, esto se encuentra atado a otro modelo: el entorno sometido a la televisión y demás medios bajo el broadcasting. Con respecto a la universalización del “derecho a ser filmado de Walter Benjamin como idea premonitoria, se evidencio antes de que el cine se transformara en una industria de masa. En conclusión, las redes informáticas y medios interactivos cumplen con la promesa -derecho de cualquier mortal a ser visto- por medio del sitio Youtube bajo la invitación: Broadcast yourself!

En esta segunda instancia, se habla sobre las transformaciones que tuvo el individuo, principalmente entre el siglo XVIII y XIX, los tiempos idos, la perdida de la intimidad en los espacios privados, convirtiendo la vida privada en un objeto de exposición al público mostrándola en su máximo punto de la banalidad; además, de evidenciar la mediocridad y conformismo con respecto a la vida ajena para hacer más tolerable la existencia propia.

André Lemus, un autor brasileño que en un breve ensayo sobre el surgimiento de herramientas de auto exposición, demuestra que, la vida privada se transforma en un espectáculo para ojos curiosos en el cual se muestra la vida misma en su máxima intrascendencia. Básicamente, los autores de este tipo de textos aparentemente quieren decir “mi vida es como la suya, entonces tranquilícese, estamos todos en la banalidad de lo cotidiano”. Esto equivaldría para cuestionarse, como lo hace Gilles Deleuze ¿Para qué se nos estará usando?

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