Reseña: EL PENSAMIENTO ECONOMICO EN LA ANTIGÜEDAD
Enviado por jose1124 • 17 de Noviembre de 2015 • Reseña • 1.003 Palabras (5 Páginas) • 246 Visitas
EL PENSAMIENTO ECONOMICO EN LA ANTIGÜEDAD
Palabras claves:
Con Grecia se inicia la aventura intelectual que dio origen a la base de la civilización occidental, pero fallaron al tratar de comprender la actividad del mercado y la actividad cooperativa social inherente. Cabe resaltar que fueron muchos los legados dejados en muchas disciplinas por los pensadores griegos, pero ignoraron desarrollar la ciencia económica, que debía analizar las relaciones sociales de cooperación que forman el mercado, esto debido a que muchos de esos pensadores se cobijaban bajo el estatismo discriminando a la sociedad mercantil, comercial y artesanal que los envolvía y que esta actividad de comprender el orden natural del mercado ameritaba la creación de una disciplina para su estudio.
Con el transcurrir del tiempo nos damos cuenta que esta historia se repite y es notaria cuando observamos el antagonismo que se da entre pensamientos relativos al gobierno y a la libertad individual. Por una parte esta la concepción liberal basada en el gobierno limitado en lo que concierne a la sociedad civil y la libertad y responsabilidad individual y en contraposición esta el socialismo, que es un sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la progresiva desaparición de las clases sociales. Grecia no es ajena a esta división, pues en la historia encontramos a la ciudad de Atenas que abriga una floreciente actividad comercial y artesanal con un orden espontaneo de cooperación social, creado en el respeto y la igualdad ante la ley y Esparta basado en el militarismo, bajo la cual la libertad individual no existe, pues todo estaba al orden estatal, cuyos pensadores criticaron y subvaloraron el orden comercial que los rodeaba pero del que vivían.
Pero esa libertad civil no ha sido constante, pues tras períodos de mayor libertad civil basada en el cumplimiento de las leyes en sentido material, invariablemente las ciudades entraban en crisis demagógicas y agitadas, orientadas a explotar a unos grupos sociales en favor de otros supuestamente más numerosos y menos privilegiados, originándose tensiones sociales, económicas y políticas que de manera provisional terminaban en graves desórdenes y pugnas civiles, que aprovechaban como argumento para acrecentar el poder del estado.
Aunque existen vestigios que en la Grecia antigua para el siglo VIII, Hesiodo manifestaba que la escasez es una constante en toda acción humana y que determina la necesidad de asignar de manera eficiente los recursos disponibles, por un lado y por otro lado, la competencia solo es posible si se respeta la ley y la justicia, que inducen el orden y la armonía dentro de la sociedad, dando una correcta concepción del orden espontáneo del mercado. A Hesiodo le sucedieron otros pensadores, tal es el caso de los sofistas, quienes simpatizaban con el comercio, el ánimo de lucro y el espíritu empresarial, desconfiando del poder centralizado e integral de los gobiernos de las ciudades estado.
Posteriormente, pensadores como Protágoras especulaba sobre la necesidad de la cooperación social, insistiendo en que “el hombre es la medida de todas las cosas”, lo que podría haber dado lugar al surgimiento natural del subjetivismo y del individualismo metodológico. Por su parte Tucídides infiere mejor que muchos de sus coetáneos el carácter espontáneo y evolutivo del orden social y Demóstenes, que entiende, la esencia consuetudinaria y evolutiva del derecho, y en ese sentido fuera capaz de superar la dicotomía reduccionista establecida por los griegos entre el mundo físico (natural) y el mundo supuestamente artificial de las leyes o convenciones. Y es que los griegos no percibieron que el cosmos natural debe incluirse también el orden espontáneo del mercado y las relaciones sociales que estudia la economía, pues para ellos todo lo relacionado con la sociedad, no era sino un resultado siempre artificial y deliberado de sus organizadores, haciéndoles caer en el estatismo y convirtiendo en “políticamente correcto” el desprecio por la actividad mercantil y comercial de sus contemporáneos, así como la crítica despiadada a los pensadores.
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