Retos de la virtualidad en educacion.

Es innegable la presencia creciente de las tecnologías de la información y de la comunicación en todas las facetas de la vida actual. Prácticamente todos los campos del quehacer humano se han visto influidos y se han visto transformados por la incidencia de estas tecnología, relacionadas con la internet, las redes sociales y todo el espectro de la virtualidad. Ahora bien, existe en la actualidad un debate teórico sobre el papel de estas tecnologías como herramientas pedagógicas, con defensores y detractores que esgrimen argumentos que van desde el rechazo irreconciliable hasta la confianza ciega.

En este sentido, Gimeno, citado por Fandos (2003), ha señalado las novedades que introducen las tecnologías de la información y la comunicación en el plano educativo, de entre las que se pueden resaltar:

• La integración de la palabra, hablada y escrita con sonidos e imágenes, produciendo la transformación de los códigos dominantes en los procesos educativos.

• Generación de una dualidad de perspectivas, tanto temores como expectativas de posibilidades positivas de su desarrollo.

• Ampliación de las comunidades culturales por medio de la universalización de los materiales de lectoescrituras, gracias a su difusión libre a través de la red internet.

• Reordenación del espacio y del tiempo de estudio, abriendo posibilidades antes veladas, bajo las exigencias de la presencialidad absoluta.

• Exclusión y creación de una brecha de desigualdad respecto de aquellas personas que no pueden acceder a estas tecnologías por las limitaciones económicas.

En este sentido, acaso con un afán de anticipación, los teóricos se han orientado más a proponer e indagar sobre las posibles implicaciones en el futuro del hecho educativo de los desarrollos posteriores de estas tecnologías. Sin embargo, de manera más sensata, Cabero (2015) ha señalado que:

Mejor que pensar en tecnologías futuras, lo que debemos es invertir esfuerzos en construir modelos de enseñanza para obtener el máximo partido posible a las tecnologías que tenemos actualmente en nuestros centros educativos. La innovación no se consigue por la novedad de aplicación tecnológica, sino por la aplicación de criterios para conseguir nuevos escenarios formativos y comunicativos. (p. 21).

Así las cosas, se plantea una toma de posición, pues de acuerdo con este autor, se pone de manifiesto que pese a los altos niveles de presencia y uso de las tecnologías de la comunicación e información, no se ha repercutido en el aumento de los niveles de aprendizaje de los estudiantes, lo que le ha llevado a decir que los efectos de estas tecnologías en el rendimiento de los alumnos son inocuos o desconocidos: no son un fin por sí mismas, sino en cuanto se convierten en herramientas al servicio de la didáctica que deben tender a la creación de nuevos escenarios de comunicación para los participantes en el proceso enseñanza aprendizaje.

A este respecto, ha señalado Zúñiga (2003) sobre el papel de los educadores en estos entornos virtuales, requiere de una visión integral que presupone su formación desde diversos enfoques, así pues, comporta el desarrollo de competencias profesionales en áreas como la investigación y evaluación educativa, pedagogía constructivista, dominio de herramientas informáticas y procesos de aprendizaje, partiendo de la necesidad de diseñar experiencias formativas para los educadores en servicio, de manera que los conocimientos se expresen en el diseño de situaciones, herramientas y ambientes de aprendizajes de acuerdo con los intereses y características de los estudiantes.

Con base en estos procesos surgen entonces los denominados entornos educativos virtuales, dentro de los cuales se destaca, a los fines de la presente investigación las denominadas aulas virtuales. De conformidad con Marcelo, Ballesteros y Palazón (2004), las mismas impulsan un conjunto relevante de posibilidades entre las que se encuentran:

• La comunicación sincrónica o asíncrona entre estudiantes, entres estudiantes,

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