Reverón más que una película

Reverón más que una película

Yliene Bonilla

Esta es el largometraje venezolano más representativo del momento, pues logra trasladar a el espectador directamente en la vida y obra de Armando Reverón pintor venezolano oriundo de caracas especialmente conocido como el loco de macuto.

Tomando en cuenta que es el séptimo filme del director venezolano Diego Rísquez, también director de cintas como Manuela Sáenz y Francisco de Miranda.

Rísquez se encargo de hacer una ardua investigación sobre la vida del pintor y así poder narrar la etapa vivida por el artista plástico entre 1924 y 1954, la relación con su modelo y compañera Juanita Mota, la obsesión por la luz del trópico y el desarrollo de la enfermedad mental que le provocó la muerte.

En esta cinta destaca la originalidad y potencia en el tratamiento de la creación artística dentro del film, además del vínculo con el artista plástico, su obra y su entorno.

Cuenta con la participación del maestro Cesary Jaworsky en la fotografía, la cual requirió de mucho esfuerzo debido a que solo se filmaba a medio día, desde las once hasta la una de la tarde para que la luz fuera toda natural con unos sutiles efectos que nos muestran la luz del trópico tal y cómo la debió haber experimentado el propio artista. y así dar la sensación de estar en el Castillete construido por el Maestro Reverón.

Además de un excelente elenco como los actores Luigi Sciamanna como Armando Reverón Su interpretación del pintor de la luz es verdaderamente genial. En los ojos del actor no hay nada que no sea verdad. Sus gestos, movimientos, la entonación de la voz y las miradas son de una pasmosa naturalidad, sin histrionismos exagerados ni los típicos clichés de mirada desorbitada que utilizan los malos actores cuando quieren interpretar la locura.

Por otra parte, Sheila Monterola la actriz que con pasión y creatividad encarnó a Juana, la amante esposa de Reverón, la compañera que lo cuidó, lo mimó y participó de sus juegos y travesuras. En su Juana no hay más que amor y apoyo, en una interpretación que llega a lo más profundo del ser.

Ella es la encarnación de ese amor que tuvo el privilegio de sentir Reverón de parte su compañera, amiga y amante. Sheila construyó su personaje con sutileza y ternura alcanzando una excelente actuación.

Son ellos quienes protagonizan esta historia de amor entre un pintor formado en Europa con un alto contenido intelectual y su negra que representa la venezolanidad la inocencia y sobre todo el amor.

Así mismo la musicalización está a cargo de Sciamanna, la cual logra crear un ambiente sensibilizador para el espectador que se identifica con esta romántica y particular historia donde se conjugan el amor, el arte y la locura. La música es un personaje más y sus vibrantes y rítmicos acordes junto a sus dulces

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