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Rodolfo Boulanger


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  1.374 Palabras (6 Páginas)  •  341 Visitas

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Rodolfo Boulanger: posee mucho dinero y poder, esa es la razón por la cual Emma se siente atraído por él.

• Emma mantiene un romance con Rodolfo Boulanger.

Emma conoce a un atractivo hombre de mediana edad al que consulta su marido. Él está interesado en ella, y aunque ella, al principio, le rechaza, termina cayendo en sus brazos.

Mantienen un apasionado romance durante algún tiempo, pero cuando Emma empieza a afianzar su relación y a hacer planes de futuro con Rodolfo, éste termina la relación inmediatamente. Ve imposible el sentar la cabeza, y no está preparado para hacerse cargo de una niña.

Rodolfo Boulanger, burgués adinerado y conquistador. Su afán era la diversión, su pasión las mujeres. Era un galán, un Don Juan. No era hombre de una sola mujer y su mayor placer era seducir a mujeres bellas.

RODOLFO BOULANGER

Este apuesto "donjuan", que al momento de irrumpir en la vida de Emma, tenía 34 años, "era soltero y decían que tenía por los menos quince mil libras de renta", y poseía una casona y "dos fincas de las cuales se ocupaba él mismo, aunque sin tomárselo tampoco demasiado a pecho". Era un hombre de "temperamento rudo y de inteligencia perspicaz" y "entendía mucho de mujeres y estaba harto de tratarlas".

Luego de conocer a Emma, diseñó una audaz estrategia para conquistarla. Motivado por los grandes ojos de pestañas rizadas, que se le metieron "en el alma como si fueran taladros" y por "ese cutis tan pálido" (le gustaban las mujeres pálidas), emprendió su empresa de conquistarla. "Todo consiste en ingeniárselas para buscar las ocasiones… A ello, pues, y con audacia, que es el método más infalible". Sin permitir que nadie invadiera sus espacios, acudiendo a su galante y seductora retórica, aprovechó la feria agrícola de Yonville para empezar a consolidar su amistad y posterior conquista.

Arguyendo que no era tan alegre como parecía, porque a veces le entraban "unas murrias", decía que cuando estaba con los demás se cubría "el rostro con una máscara risueña". Y para impresionarla más, le confesó que le gustaría hacerle compañía a los muertos que dormían en los cementerios. Se lamentaba por no tener amigos. "¡Sí!, ¡tantas cosas me han faltado!, ¡siempre solo! ¡Ah!, si hubiese tenido una meta en la vida, si hubiese encontrado un afecto, si hubiese hallado a alguien... ¡Oh!, ¡cómo habría empleado toda la energía de que soy capaz, lo habría superado todo, roto todos los obstáculos!".

Como si adivinara las ensoñaciones de Emma, le decía que había almas que vivían en un continuo tormento, las que necesitan "del ensueño y de la actividad, de las más puras pasiones y de los placeres más arrebatados" y que por esta razón se entregaban "a toda clase de caprichos y de locuras". Pero le advirtió que con estas diversiones no se alcanzaba la dicha, la cual se podría encontrar algún día para confiarle la vida entera a esa persona que la trajera, darle todo y sacrificar todo por ella. En sueños se atisbaba a esa persona. "Por fin, está ahí, ese tesoro que tanto se ha buscado, ahí, delante de nosotros; brilla, resplandece. Sin embargo, seguimos dudando, no nos atrevemos a creer en él; nos quedamos deslumbrados, como si saliéramos de las tinieblas a la luz..."

Rechazaba los convencionalismos sociales que obstaculizaban el goce de lo bello y clamaban en contra de las pasiones, lo más hermoso sobre la tierra, fuente de heroísmo, de poesía, de música, del arte, de todo… Por eso no había que tener en cuenta la opinión de la gente ni someterse a la moral mezquina, convencional, la creada por los hombres, sino acoger la moral que está por encima del bien y del mal y nos rodea e ilumina todos los lados, la moral inmutable. La moral convencional condenaba todos sentimientos que engrandecen al hombre. "Los instintos más nobles, las simpatías más puras son perseguidos, calumniados, y si, por fin, dos pobres almas se encuentran, todo está organizado para que no puedan unirse. Sin embargo, ellas lo intentarán, moverán las alas, se llamarán. ¡Oh!, no importa,

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