Rosana Guber
Enviado por violetag30 • 2 de Diciembre de 2013 • 1.311 Palabras (6 Páginas) • 479 Visitas
LA OBSERVACION PARTICIPANTE
El trabajo de campo etnográfico se caracteriza por su falta de sistematicidad. La “observación participante”, consiste en la inespecificidad de las actividades que comprenden una integración en la sociedad, como ser: integrar un equipo de futbol, asistir a una clase, etc. Su ambigüedad es, su cualidad distintiva, por estas razones.
1- Los dos factores de la ecuación.
El objetivo de la observación ha sido detectar las situaciones en que se generan los universos culturales y sociales. La conceptualización de actividades tan disimiles supone que la experiencia y la testificación son “la” fuente de conocimiento del etnógrafo: el está allí. A medida que otras técnicas en Cs. Sociales fueron acanzando, los etnógrafos intentaron sistematizarla, indagando acerca de los dos puntos principales: “observación” y “participación”, tomando como objetivo la inserción de alternativas epistemológicas: la objetividad positivista y la subjetividad naturalista.
Observar versus Participar
La observación consta de: observar todo lo que acontece en torno al investigador y la participación en actividades de la población, en el sentido de “estar adentro” de la sociedad estudiada. Contrariamente la observación ubica afuera de la sociedad, limitándose a tomar notas, aunque participe lo hace con el fin de registrar los distintos momentos y eventos de la vida social.
Al investigador se le presenta un conflicto si desea tomar las dos posturas, pues al participar no observara lo suficiente y viceversa.
La observación y la participación presentan diferentes perspectivas sobre la misma realidad; ni el investigador puede ser “uno mas” entre los nativos, ni su presencia puede ser tan externa como para no afectar al escenario.
Participar para observar
Según el positivismo, la observación neutra garantizaría la objetividad. Dicho objeto debe ser recogido por el investigador. Por eso la técnica favorita del etnógrafo positivista es la de observar a sus informantes en sus contextos naturales. Pero, si se realiza con obstáculos de objetividad, pone en peligro la desimplicacion.
Solo en última instancia puede comportarse como observador – participante.
Observar para participar
Los fenómenos socioculturales no pueden estudiarse de manera externa, pues cada acto interferirá con los actores. El único medio para acceder a esos significados es la vivencia, la posibilidad de ponerse en el lugar de los nativos. Las herramientas son la experiencia directa. Por eso desde esta perspectiva, el nombre de esta técnica debería invertirse como “participación observante”.
Involucramiento versus participación
Ambas posturas parecen discutir la relación deseable entre investigador y sujetos de estudio que cada actividad supone. La observación participante pone de manifiesto la tensión epistemológica distintiva de la investigación social y, de la investigación etnográfica, conocer como distante a una especie a la que se pertenece y descubrir los marcos tan diversos de sentido con que las personas significan sus mundos distintos y comunes.
Una mirada reflexiva de la observación participante.
La presencia directa es una gran ayuda para el conocimiento social, porque evita algunas mediaciones ofreciendo al un observador critico lo real en toda su complejidad. Aunque la subjetividad sea parte de la conciencia del investigador y desempeñe un papel activo en el conocimiento.
La observación participante demuestra que involucramiento e investigación no son opuestos sino parte de un mismo proceso de conocimiento social. Es el medio ideal para realizar descubrimientos, examinar críticamente los conceptos teóricos y anclarlos en realidades concretas.
Participación: las dos puntas de reflexivilidad.
Los antropólogos deciden o no si involucrarse con las actividades de los nativos. Este protagonismo guarda una lógica compleja, que va de comportarse según las propias pautas culturales, hasta participar en un rol complementario al de sus informantes o imitar las pautas y conductas de estos.
Estas opciones son habituales al comenzar el trabajo de campo.
Hablar de “participación” como técnica de campo etnográfica, alude a la tercera aceptación, comportarse según las pautas de los nativos. Haciendo referencia a la propia experiencia de Malinowski, quien destacaba la intima relación entre la observación y la participación, en un ritmo de vida significativo
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