SEMINARIO- PSICOPEDAGOGIA

4- La Argentina del siglo XXI muestra cambios significativos pero también continuidades preocupantes respecto del país de años anteriores, en los distintos ámbitos, poniendo en énfasis al ámbito educativo. Es necesario comprender la realidad compleja que le toca vivir a la sociedad argentina, para abrir interrogantes productivos y analizar las respuestas. Una de las preguntas a responder es la siguiente: ¿cuál es la escuela “hoy” y sus posibles problemáticas respecto del aprender?

La unidad educativa es un producto histórico, una verdadera construcción cultural sometida a las condiciones de aparición y de construcción. Pero la escuela ya no es lo que era y está envuelta en una crisis compleja que la mayoría de los actores prefieren atribuir a causas externas. Se está observando nuevas violencias que no tan solo sucede en la misma, sino en su contexto. Estas nuevas formas dan cuenta de procesos muy severos de subjetivación en el país. Y  lo que define al problema de la falta del coto de la violencia, es la impunidad.

La impunidad que va desgatando  a la argentina  proviene desde  arriba y este va perjudicando a la cultura y a la ética.

Otra problemática que existe en la institución  es la enorme cantidad de chicos que no tienen en claro cuál es su futuro, no poseen un proyecto de vida  o directamente no anhelan un futuro, debido a que viven en la inmediatez total y esto lo vemos reflejado en su obstáculo de aprender. Esto sucede porque los estudiantes  no creen que los conocimientos que reciben pueden servirles para enfrentar la vida que les toca vivir y porque no hay un adulto quien les  proponga soñar un país distinto

La escuela debe ser aquella institución que eduque para el futuro, es decir que debe producir subjetividad potable para la vida del sujeto. Debe poner énfasis en el aprendizaje de los educandos y no tan solo asistir.

Hay una lucha constante entre atender las necesidades inmediatas y la construcción del futuro. Y la institución es el que puede intervenir, a través de la producción de legalidades y no en la puesta de límites.

Una apuesta que se le puede ofrecer a la infancia y a la juventud, para que puedan desarrollar sus competencias para el día de mañana es lo que propone Luis iglesia, que habla de una escuela de la abundancia: en la escuela se leía mucho, se conversaba mucho, se escribía mucho.

También hay que tener en cuenta lo que dice Paulo Freire dice que ser educador luchador y no tener esperanza son excluyentes , un docente debe confiar en el otro , debe esperar del otro ,porque si no lo es así no existirán los cambios y estaría condenados a trabajar con destinos. Es por eso que el educador debe apostar, buscar una sociedad más justa y en ese sentido, la esperanza es lo que sostiene la confianza. Y  además, enseñar a los estudiantes a confiar en un “otro” y a respetarlo.

La escuela debe devolver a los alumnos una mirada confiada y esperanzadora, ir al camino de la apuesta y la creencia de que esos chicos pueden ; constituirse en un lugar que se diferencie claramente de la intemperie; que sea un lugar que haga diferencia, un sitio donde se pueda aprender y ejercer la infancia o la adolescencia.

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