Saber argumentar es una habilidad indispensable de los profesionales del ámbito jurídico

Saber argumentar es una habilidad indispensable de los profesionales del ámbito jurídico, ya que en los textos que redactan deben ofrecer motivos y justificaciones de sus afirmaciones o resoluciones.

El estilo jurídico debe ser claro, a través de cuya estructura han de irradiar nítidas las ideas y los pensamientos. Los profesionales del Derecho tienen en la palabra y su adecuada utilización una valiosa e insustituible herramienta. El buen uso del lenguaje nos conduce a facilitar la comunicación entre los humanos y el lenguaje técnico contribuye al buen entendimiento entre los profesionales de una ciencia o arte. Las normas de Derecho escrito requieren de ser leídas e interpretadas en los textos que se plasman, para desentrañar el significado que el Derecho tiene.

Es por esto, que cobra una gran relevancia el adecuado uso de las reglas de la autografía dentro de la redacción de cualquier documento, a través del cual el profesional en derecho se hará valer para llevar a cabo distintas y variadas diligencias, tales como: solicitud de informes, presentación de alegatos, testimoniales, ofrecimiento de pruebas etc., puesto que estos son el instrumento para ejercer nuestros conocimientos adecuadamente, ya que expresarán nuestros argumentos de manera clara y congruente.

• El abogado tiene que conocer las reglas gramaticales del lenguaje y ser consciente de que su redacción debe poseer coherencia y cohesión textual.

• Es indispensable estudiar de manera correcta el uso de sinónimos y antónimos para poder enriquecer el bagaje profesional y así poder plasmar la terminología necesaria en cada documento.

• Los juristas deben manejar estrategias lingüísticas que les permitan argumentar en sus textos de manera clara y comprensible, organizar y estructurar los contenidos (como las premisas y la conclusión del argumento), y ofrecer al destinatario vínculos sobre las relaciones que se establecen entre las diversas ideas del texto.

• En la redacción de un documento jurídico se debe tener prudencia al momento de utilizar la terminología adecuada, evitar confundir los vocablos empleados, lo cual dependerá exclusivamente del contexto en el que se encuentre. Proporcionar marcas que muestren las causas en las que se basa una conclusión, así como incluir cada causa en un párrafo distinto o incluso en diferentes secciones numeradas. Segmentar las oraciones excesivamente largas en diferentes oraciones más breves.

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