Salmo 150

Salmo-Himno

Según la LXX (septuaginta) o texto en griego se tradujo como Salmoi o Salterio, que quiere decir instrumento o canto con instrumento.

Este salmo es una doxología del libro V del Salterio y última de la secuencia de Sal. 146-150, que concluyen la colección entera.

1. Título: Aleluya

• Transliteración de la expresión litúrgica heb. Halle lu Yah, que significa “alabad a Yah” (forma abreviada de Yahvéh). Esta expresión se encuentra siempre al principio o al final, y únicamente en los salmos anónimos, que son presumiblemente los últimos que se compusieron. (Bruce, 1991; 33)

• El culto cristiano adoptó la invitación neotestamentaria (“Aleluya”). La mayor parte de los salmos en los que figura esta expresión cumplen un papel especial del culto en la sinagoga. (Bruce, 1991; 33)

2. Alabar:

En el Antiguo Testamento los términos comúnmente utilizados para alabanza son halal, cuya raíz (hebreo) significa hacer ruido, en ugarítico este vocablo tiene la acepción de gritos y tal vez de júbilo; yada, que originalmente estaba relacionada con las acciones y gestos corporales que acompañan la alabanza; y zamar, que esta relacionada con la música o el canto. (Bruce, 1991; 29)

En el nuevo testamento el término mas utilizado es eujaristein (“dar gracias”) que sugiere en la persona que alaba, una actitud de mayor intimidad con la persona que es objeto de alabanza. (Bruce, 1991; 29)

El acto de alabar encierra la más íntima comunión con aquel a quien se alaba. Por tanto no sólo expresa sino que completa gozo; es su consumación preestablecida. La alabanza no puede depender del estado de ánimo, de los sentimientos o de las circunstancias. El “alegrarse delante de Jehovah” es parte del ritual ordenado para la vida cotidiana de su pueblo, los hombres se estimulan y se exhortan mutuamente a la alabanza. (Bruce, 1991; 29)

La alabanza probablemente eran en canto antifonal y comprendía dos coros, o solista y coro. El baile, desde los tiempos más antiguos, fue medio de expresión de alabanza y también se utiliza para este fin en el templo (sal. 150. 4). (Bruce, 1991; 29)

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