¿Ser Profesor o Ser Maestro? Ésa es la Cuestión

¿Ser Profesor o Ser Maestro? Ésa es la Cuestión

Paula Andrea Mejía Sánchez

Universidad Católica de Manizales

Maestría en Educación – 1B

Sujetos de Conocimiento y de Información

Manizales

2014

¿Ser Profesor o Ser Maestro? Ésa es la Cuestión

     Hablar de educación, es hablar de sociedad, es hablar de cultura, es hablar del profesor, y, es hablar de los más importante del estudiante, de esa persona que es puesta en las manos de otra persona llamada profesor quien a su vez acepta una misión y le apunta a un objetivo tal vez considerado por muchos difícil de cumplir el de formarlo, de educarlo, de integrarlo, de hacerlo útil y valioso para una sociedad que lo espera en el futuro, el de ayudarle a encontrar su propia identidad  empezando por reconocer la identidad del otro que lo rodea. Una misión de carácter casi imposible donde muchos pensarían que para lograrlo se necesita de un superhéroe, o de un mago, o de un personaje de ciencia ficción. Los profesores, que son hombres y mujeres de carne y hueso y que en su mayoría escogieron para su vida una profesión guiados por la bien o mal llamada vocación, una palabra a la que  la sociedad, las personas y por qué  no decirlo los mismos profesores le han venido cambiando su visión y definición con el trasegar de los años. Pero, también, una profesión en ciertos casos vista por algunos como una obligación o una simple función más. Estos profesores sea cual sea su intención y objetivo día a día se enfrentan a toda clase de situaciones, experiencias y realidades muy poderosas capaces de transformar y enriquecer sus vidas tanto personales como laborales pero también capaces de empobrecerlas.

     El concepto que se tiene de  profesor y su significado ha venido cambiando con los años de manera abrupta hace algunos siglos la figura de profesor tenía una imagen firme, solida, definida y sobre todo importante dentro de las épocas y las sociedades emergentes. El profesor no solo se encargaba de cultivar la mente si no también el espíritu de sus estudiantes, en la mente de la mayoría de los profesores se posaba la idea de contribuir de manera positiva con la transformación de ese estudiante puesto en sus manos pero, sobre todo, de no rendirse y seguir luchando por ese ser lleno de rebeldía, desconfianza, indiferencia, desilusión, que se ve y se siente diferente a los demás, ese que clama en silencio por ayuda pero no sabe como pedirla porque eso fue algo que no le enseñaron.

     Sin embargo, la educación y el concepto de ser profesor no siempre debe abordarse desde una visión romántica e idealista, cualquier ser humano que fije la idea de seguir esta espinosa profesión debe también abordarla con los pies muy puestos sobre la tierra y analizando su realidad, debe estar preparado para enfrentar toda serie de situaciones no solo de vida si no también desafíos académicos. Quien se dedique a ser profesor debe de conocer a sus estudiantes ya que eso hace parte del proceso pero más aún debe de conocer lo que  está enseñando, su academia, sus estrategias. (Nóvoa, 2009) Afirma: “el trabajo del profesor consiste en la construcción de prácticas docentes que conduzcan a los alumnos hacia el aprendizaje” (p.206) o sea que el profesor debe preocuparse porque sus estudiantes realmente aprendan lo que se les enseña. Pero, llegar a una meta de este tipo no es nada fácil y el profesor debe darse cuenta que no es un objetivo que podrá alcanzar  por su cuenta únicamente. Dentro de su profesión, el profesor debe entender que va a necesitar de su compañero o compañera, profesores también, necesitará de esa charla, gesto, anécdota, ese consejo o llamado de atención que ese otro que también decidió para su vida la misma profesión puede en determinado momento darle porque lleva muchos o un poco más de años en ese oficio, más que ese profesor nuevo.

     “Ser profesor es comprender los sentidos de la institución escolar, integrarse en una profesión, aprender con los compañeros más expertos. La profesión se aprende en la escuela y con el dialogo con los otros profesores” (Nóvoa, 2009, pág. 207). Esto indica que la profesión docente  depende mucho de la interacción con el otro compañero y de la formación misma de profesores formando profesores que empieza desde la universidad pero que continúa en la escuela ya como sitio de su trabajo y el nuevo profesor empieza por conocer a sus estudiantes pero también a sus compañeros, seres humanos, que estuvieron ahí primero y que pueden contribuir con su nuevo proceso de adaptación y aprendizaje. La experiencia es un tesoro maravilloso que todo profesor guarda para nutrir día a día su profesión. Pero, esa experiencia no sirve de nada si no se comparte, si no se transmite, si no se hace significativa y a veces estas experiencias no trascienden, se quedan dentro de las paredes de la escuela o peor a un el profesor actuando de manera egoísta las deja solo para él. Un buen profesor es quien sabe reconocer el valor que tiene la palabra, el gesto y el consejo de su colega también de su escritura por eso cuando el profesor se anima a compartir sus experiencias a través de la escritura  sube un escalón más porque traspasa las paredes físicas de la escuela y decide utilizar la escritura como un medio de llegar e inspirar a otros seres humanos que han decidido también ser profesores, inspirarlos, con el arma más eficaz que puede tener un profesor su experiencia. (Skliar & Larrosa, 2009) “aprender de nuevo a pensar y a escribir como una invitación al pensamiento. Y a la escritura. Pero no a cualquier pensamiento ni a cualquier escritura. Una invitación a pensar y escribir la experiencia y desde la experiencia” (p.195).  Esto, marca la importancia y el poder que tiene la experiencia para un profesor adquirirla y compartirla también.

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