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Sistemas Morales


Enviado por   •  20 de Julio de 2012  •  5.043 Palabras (21 Páginas)  •  837 Visitas

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SISTEMAS MORALES

TEOLOGÍA MORAL

SUMARIO

I. La ley incierta.

II. De la incertidumbre de la norma en la ciencia a la certeza práctica de la conciencia. Principios reflejos.

III. Descripción de los sistemas morales:

1. Los cuatro sistemas que defienden el orden objetivo:

a) El tuciorismo absoluto,

b) El tuciorismo mitigado,

c) El probabiliorismo,

d) El compensacionismo;

2. Los tres sistemas que ponen en primer plano la subjetividad

a) El laxismo,

b) El probabllismo,

c) El equiprobabilismo.

IV. Objetivismo y subjetivismo.

V. Prudencia y conciencia.

VI. La posición de san Alfonso.

VII. Conclusión.

________________________________________

Con el nombre de sistemas morales denominan los manuales de teología moral a las doctrinas morales de varias escuelas teológicas sobre la formación del juicio de conciencia, cuando quien debe o quiere actuar se encuentra frente a leyes que aparecen objetivamente inciertas. En este caso, "in dubio juris", ¿el juicio de conciencia debe acomodarse a la ley incierta, es decir, se puede asumir como norma, en una situación, un juicio de valor libremente autodeterminado, siempre dentro de los límites de la honestidad?

I. La ley incierta

Ya sobre este punto clave los moralistas de 1600-1700, fundadores de los sistemas morales, disienten, según las diversas escuelas. Es admitido por todos que la certeza en materia moral no puede ser una certeza de tipo demostrativo, por ejemplo como la de las matemáticas: difiere de ella por naturaleza y por grados. El ingeniero, al construir una casa, admite con absoluta certeza que dos y dos son cuatro. La conciencia se puede encontrar, en situación, frente a estas leyes: todo acto moral debe tener la tensión escatológica del resucitado; todo matrimonio es indisoluble; no puede uno apropiarse las cosas del otro... El primer principio tiene una certeza absoluta, aunque no sea certeza matemática; el segundo puede no verificarse, por ejemplo en un matrimonio entre dos no cristianos, uno de los cuales se convierte al catolicismo; el tercer principio es todavía más flexible. Pero cuanto más se particularizan las leyes o principios universales, más se desciende de la certeza a 1a probabilidad. La casuística, que, por vía de inducción, particulariza los principios o leyes universales en reglas particulares, por medio de casos típicos presenta estas reglas casi siempre en estado de "opiniones" más o menos probables. Las tres últimas cuestiones de la teología moral de santo Tomás (S. Th., II-II, qq. 187189) son ya teología moral casuística sobre el estado de religión; en 24 artículos Tomás formula muchas reglas casuísticas, bastante flexibles. En el medievo el estado religioso presentaba problemas actuales, y santo Tomás afronta su estudio casuístico; a partir del 1400 la vida de los laicos evoluciona de mil maneras y surge una casuística nueva y crece la flexibilidad de las reglas. Se podrá tener una certeza relativa, "certitudo probabilis" (II-II, q. 70, a. 2).

Hoy, con la era nuclear y del DNA, la situación humana, especialmente en la moral, no está sólo regulada, sino también creada por la cultura de lo existencial puro, con instancias y criterios de vida, personal y ciudadana, donde el hombre no es ya sujeto con dignidad de "persona", sino objeto. Y la libertad está manejada desde fuera. Frecuentemente para un placentero autocorlsumo. Muchos reaccionan por verdadero personalismo solidario con todos. Mas esto no quita que en esta evolución de la realidad la tipificación de las situaciones en casos modelos resulte difícil; de ahí que haya nacido la ética de situación, que rechaza toda norma apriorista [l Relativismo]. Esto no es justo, pues, no obstante y a pesar de los componentes culturales, el hombre es siempre sustancialmente hijo de la naturaleza; por tanto, valores-normas más o menos universales los habrá siempre. Pero es preciso reconocer que la flexibilidad, la simple probabilidad, que ya era tanta en el medievo, crece para nosotros fuertemente, no sólo en extensión, sino también en intensidad, en cuanto que la incertidumbre se pone como duda verdadera. No ha de admirarnos esto, porque una de las características de los sistemas morales probabilistas es precisamente ésta: considerar como propio y verdadero estado de duda todo estado en el que el agente se halla entre dos opiniones probables opuestas, aunque la diferencia en los grados de probabilidad sea notable.

II. De la incertidumbre de la norma en la ciencia a la certeza práctica de la conciencia. Principios reflejos

Es precisamente en este salto cualitativo de la ciencia a la conciencia, de la verdad moral teóricamente práctica a la verdad moral prácticamente práctica donde tienen lugar los diversos sistemas morales. San Alfonso hace notar: "En lo que atañe al acto concreto (operario), hay que distinguir siempre dos verdades: una, la verdad especulativa de la cosa (verdad objetiva); otra la verdad práctica (prácticamente práctica) por la que la acción es honesta" (cf Dissertatio scholastico-moralis pro usu moderato opinionis probabilis in concursu probabilioris, 1755). Suponiendo que una ley o norma casuística objetiva tenga razones para imponerse a nuestra conciencia y tenga razones contrarias que dejen al sujeto la autodeterminación de conciencia, los moralistas afirman que se puede salir de este estado de incertidumbre objetivo-subjetiva (duda especulativa) y llegar a la certeza subjetiva prácticopráctica en virtud de principios que son "extrínsecos" a la verdad objetiva de la ley. Estos principios se denominan "reflejos" para distinguirlos de los principios "directos", que emanan de las razones objetivas del acto, examinado en un orden científico. Por tanto, cuando la no evidencia de las razones directas determina un estado de incertidumbre, la conciencia supera ese estado en virtud de los principios reflejos y emite un juicio de valor sobre el propio acto, en situación, que no excluye en modo absoluto todo error práctico-práctico. De hecho nadie podría obrar sin estar seguro de la honestidad de su acción concreta.

Los sistemas morales tienen por objeto la proposición de los principios reflejos. Difieren entre sí por el concepto de duda, de probabilidad y por los principios reflejos que proponen, pero difieren sobre todo por los presupuestos metafísicos y antropológicos que están en la base de sus proposiciones. Hasta ahora, en los diccionarios teológicos, los diversos sistemas se ilustraban con voces separadas; pero ahora, puesto que se piensa que han sido ya superados con proposiciones sintéticas, hablaremos

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