Socialismo Cunismmo Y Capitalismo
Enviado por alejandrawX • 15 de Noviembre de 2011 • 1.243 Palabras (5 Páginas) • 531 Visitas
Al atisbar la tarde, miro las nubes grises
flotando en el silencio del oscuro marjal,
ahí estás barquerita con los ojos felices,
diciendo que las cosas no parecen igual.
En saco de tiniebla guardaste mi memoria,
no escuchaste, de lejos, mis angustiados gritos;
cubriste de ceniza la mañanera historia,
y en el jardín crecieron los cardos infinitos.
Tu imagen ha emigrado al fondo del recuerdo,
ya no alumbra, no huele, ni emerge en mi pasión;
hoy es difuso embrollo en total desacuerdo
y pesadumbres grandes ahogan su razón.
Profanaron tus luces caminerita ausente,
¡dieron muerte a tu gallo las madrugadas frías!
Se te desploma el mundo y tu alma no lo siente
pronto vendrán las noches a llevarse tus días.
Beberán tus oídos mil extraños rumores,
y el círculo sagrado que habitamos los dos...
quedará en tu memoria como un jardín sin flores
donde plácidos vagan los ecos de mi voz.
RECORDÁNDOTE
Ahora estoy cantando en el país del sueño
donde vuelan cortinas de nieblas olvidadas.
Envejece mi voz en un reino pequeño
bajo un frío diluvio de lágrimas aliadas.
¿Eres tú, maravilla, que en esta lluvia cae,
y con tamborileos no me busca ni llama?
¿O eres un reflujo que se atrae y retrae;
ajeno totalmente a mi ordinario drama?
He vuelto a los resguardos de estos corredores
con los grandes agobios que me dio la distancia;
vine a ver si te encuentro rodeada por flores
en este antiguo patio repleto de fragancia.
Aquí es donde empezaron las altas melodías
y el fuertísimo brillo de grandes espejismos,
aquí fue la “salida” de magnas fantasías
que tenían por meta dilatados abismos.
En este punto cumbre brotó la sinfonía
que hoy parece llegar al sitio concluyente;
su ritmo no es el mismo, ha perdido energía;
hoy vibra en el espacio y muere lentamente.
Quedaron bajo el peso del amor, inclinados,
los versos que escribí ¡y siempre aborreciste!
Y ya no me interesan los ojos asombrados
que llegan a mirar el estrago que hiciste.
MAÑANA
No bordaste el pañuelo
que te pedía,
voy a marchar sin él
por esta vida.
Si llego al cielo
no llevaré de ti
ningún recuerdo.
Sombra de naranjales,
azul del cerro;
oprimiendo palabras
me voy del pueblo.
Lluvia de cera
cubre y preserva todo
hasta que vuelva.
Éxtasis mañanero
ve por el viento,
que mi suspiro en llamas
te irá siguiendo.
Levanto el ancla
para seguir el rumbo
de mi esperanza.
FINAL
Mantel de centro intacto,
yo escribí un poemario
que está en alguna parte de este cuarto.
Sudoroso florero,
he regalado el tiempo,
ya no tengo objetivo ni recuerdos.
Fresca risa de agua,
me jala una palabra
al ver que amanecí muerto de nada.
Envejecidas flores,
se ha marchado mi nombre
a la membrana tibia de la noche.
Sólo ustedes me quedan,
y el norte del poema
que ha de llevarme al centro de la selva
donde el ruido de lluvias siempre suena.
DILUVIO
Ayer fui con los curas de mi pueblo
a exorcizar el angustiado azogue
del misterioso rostro de tu espejo.
Se disfrazó la rosa con tu nombre
y su perfume trastornó mi rito,
y el conjuro se fue a la medianoche.
Subiste al barco del antiguo mito
sin llevar la pareja necesaria,
y por cuarenta días no ha llovido.
La invocación nocturna fue una araña
bajando por los húmedos cabellos
del probo cabalista que nos falla.
En vano se enmascara tu evangelio
y se vuelve proteico como el agua.
Te seguirá por siempre un hechicero
con el poder azul de la palabra.
SIN RUMBO
Vamos sin paradero como todas las cosas,
tropezando en los cuerpos de minutos vacíos;
nos oprime el fulgor más actual de las rosas
y el faraón vehemente que oprimió a los judíos.
Enloqueció la noche al saberme contigo,
luego besó la estatua del ángel congelado.
El resto de la historia quedó en el tibio abrigo
del girasol que brilla en mi verso extenuado.
Al norte de mis ojos brillan menos las lunas,
allí es directa y simple la torpe humanidad;
nace en la incertidumbre de solitarias cunas
y nadie se adjudica su patria potestad.
De niño hice trabajos en madera labrada
y cubrí ciertas partes con azul terciopelo.
Hoy mi navaja blanca por el tiempo afilada
esculpe otras figuras en pedazos de cielo.
Se va poniendo el sur... de un brillante más claro,
mientras lluvias irrigan la fiebre de la mente.
Todo principio
...