Su vida la apreciamos, en cada gesto y mirada
Enviado por yuli97 • 17 de Marzo de 2015 • Informe • 652 Palabras (3 Páginas) • 175 Visitas
Su vida la apreciamos, en cada gesto y mirada, en cada acción, como el testimonio de quien ha
predicado un humanismo radical sin visos ideológicos, sino comprometido y profundamente
enraizado en la Trascendencia, en la persona del Señor.
Nos enseñó no únicamente a pensar sino igualmente a actuar; o sea, a "poner" en la práctica la
coherencia que debe existir entre las ideas y las palabras, entre nuestro interés político y las
responsabilidades éticas de nuestros actos. Pero consiguió mucho más que eso, fue capaz de
llegar al corazón de todos los colombianos, al de los humildes y los soberbios, al de los débiles y
los poderosos, al de los justos y los delincuentes. Por eso, pudo hacer auténticos milagros en un
país donde estos ni se hacen ni suceden.
En muchos sentidos su vida fue pública porque siempre permitió que accediéramos a ella, sin
condicionamientos ni restricciones. Como buen conocedor y practicante de la paideia griega, nunca
dejó de arriesgarle a las buenas virtudes ciudadanas de la verdad y la justicia, de la frónesis y la
isegoría: confirió a todos lo que lo rodeaban el derecho a la palabra y les otorgó la libertad para
emplearlas.
Para él ni el yo ni el tú, constituían la individuación de la persona; ésta únicamente es viable en un
nosotros donde todos estemos implicados en la solidaridad del bien común, de ser en común, de
ser comunidad.
Su trayectoria personal y académica, siempre estuvo comprometida con una misma historia: la
historia de quienes viven la vida desde otra historia. Desde mucho antes que la mayoría de
nosotros, recorrió un sendero en el que cada vez más se elevaba sobre el follaje, para crecer,
florecer y multiplicarse en sus discípulos, como un verdadero maestro convencido de que “la
principal asignatura que se enseñan los hombres unos a otros es en qué consiste ser hombre”
;
percibiendo siempre más allá -no sin soñar- del transcurrir inmediato, ordinario y desilusionante de
la apatía y el egoísmo, con los que regularmente se entrelazan esos falsos destinos que extravían
los valores y el porvenir de la vida para muchos de nosotros.
Vio lo posible en lo imposible, lo realizable dentro de la mayor incredulidad e indiferencia.
Comunicó una visión alternativa de la vida y de la historia. Asimismo, la de la libertad y el amor
como acto de creación. Todo lo demás viene por añadidura... (“Ama y haz lo que quieras”, diría
San Agustín). Nos enseñó que lo fundamental es entender la vida como praxis, es decir,
posibilidad de cómo ser y para qué ser. El "aquí" (nuestra vida concreta, cotidiana) era, para él, el
sitio de todo filosofar y de todo encuentro con la DIVINIDAD, donde adquirimos
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