TEMA: LA INNOVACIÓN Y EL CAMBIO

LA INNOVACIÓN Y EL CAMBIO

La innovación no es algo que sucede porque sí. Los nuevos ambientes empresariales presumen ser rápidos y de alto impacto; quién se aferre al “sedentarismo en los negocios” tarde o temprano está condenado al fracaso. Cada época y ambiente es muy diferente al anterior, y se debe aprender que es lo que una nueva era trae consigo. El cambio es una condición natural del ser humano; lo perfecto no existe, por eso es que siempre hay algo nuevo que se puede aprender.

La competitividad no da lugar a la inflexibilidad en una organización, subestimar el cambio puede ser bastante caro ya que nos encontramos rodeados de mercados de transformaciones constantes, incluso no es suficiente ser innovador en un solo aspecto; costos, precios, productos, clientes, es una mezcla de muchos aspectos lo que da resultado a una verdadera innovación.

La interpretación de la información y los datos que surgen día a día es fundamental, no es igual estar bien que creer estarlo, podemos pensar que estamos innovando cuando lo único que estamos haciendo es gastar mucho tiempo y dinero en cosas que “supuestamente” eran llamativas y novedosas. Y de igual manera es de esencial necesidad el autoconocimiento, lo que da resultados para uno no siempre tendrá las mismas consecuencias para todos.

Todo esto no quiere decir que sólo se tenga que pensar en futuro, primero se tiene que comprender perfectamente el pasado de una compañía para poder cincelar el mejor camino que se emprenderá. La cultura en la que estamos acostumbrados a desarrollarnos no es lo que es sólo por mera coincidencia, fueron una cadena de hechos y datos históricos lo que perfilaron la actualidad como la conocemos, y así mismo está dará paso a nuevas realidades que debemos de estar preparados para conocer, sostener y controlar; obviamente esto no va a ser posible si no lo podemos hacer con lo que ya conocemos. El desconocimiento e inadaptación puede ser nuestro peor enemigo.  

Las oportunidades para adaptarse serán las claves para poder ser lo suficientemente competitivos al momento de salir al mercado, y la manera más sencilla de obtenerlas es la cultura de una mentalidad abierta. No es posible concebir una empresa dispuesta al cambio con un director de mentalidad cuadrada y rígida, y si a esto se suma la falta de voluntad lo único que se tiene seguro es el fracaso.

Le evaluación y medición del riesgo siempre pondrán las cosas a nuestro favor, conociendo todos los factores a los que nos enfrentamos hará que las acciones que se deban tomar sean más certeras, y lo más importante de todo es que no sólo se tratará de proyecciones sino de tiempo real. No se trata de evadir efectivamente el cambio, se trata de saber dominar este desafío.

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