TRABAJO COLABORATIVO 1 CONSTITUCION POLITICA
Enviado por KAROL1205 • 24 de Noviembre de 2012 • 2.053 Palabras (9 Páginas) • 780 Visitas
INTRODUCCION
En este trabajo se pretende explicar la importancia que tiene la constitución política en el desarrollo del país que ventajas y desventajas surgieron durante y después de la constitución de 1991 y con qué objetivos se pretendía reformar la constitución del 1886.
LA CONSTITUCION DEL 91 SE RELEGITIMA
Otra vez las paradojas. Cuando algunos pensaron que la propuesta del presidente Samper para hacer una reforma política significaba un desmonte o una contrarreforma de lo realizado por la Asamblea Constituyente, lo que está resultando es exactamente lo contrario.
La Constitución del 91 se está relegitimando. Nunca se habían escuchado tantas voces en su defensa. Las que antes guardaron silencio o parecían débiles ahora se expresan, muchas de ellas con fuerza y convicción. Parecería que estamos viviendo el coletazo del 91. Quienes no compartieron la nueva estructura constitucional creyeron que este era su momento, que había llegado la hora de hacer o deshacer lo que entonces no lograron. Y existen también los temores sobre una revocatoria que no encuentra base constitucional de ningún orden pero que se puede interpretar, también, como otro coletazo de lo que ocurrió entonces.
La propuesta del presidente Samper es bien clara. Se trata de una reforma política que tiene que ver con el gravísimo problema de la financiación de la política, vale decir, de los partidos, de los movimientos, y de las campañas electorales. Lo que el Presidente está diciendo así lo entiendo es que los controles que existen en materia de financiación política no funcionaron. Es de público conocimiento que existe un interés por parte del crimen organizado de financiar las campañas electorales y a algunos políticos. En los países donde ha existido lo que en los años cincuenta se denominaba los bajos fondos siempre se registró un intento por contaminar la vida política. Chicago, Boston en los cuarenta y cincuenta son un ejemplo de ese fenómeno.
Aquí en Colombia se cometió el error de no aprender las lecciones resultantes de lo que ha sido la experiencia del mundo entero en lo referente a financiación de campañas electorales. Los controles, los topes, los mínimos, funcionan precariamente. Los riesgos en Colombia eran bien conocidos como para haberlos pasado por alto. Es otro ejemplo de cómo la ausencia de crítica entre nosotros lleva a cometer errores tan elementales. No tengo duda de que la financiación de las campañas y de la política tienen que ser reformuladas. Por cuenta de este problema nuestra imagen internacional ha sufrido gravemente. Y nuestras relaciones con Estados Unidos se han complicado. Hay que cortar por lo sano. Nuestra situación es excepcional y las soluciones tienen que ser, por lo tanto, excepcionales.
Pero hablar de reformar el sistema de la financiación política implica hablar, también, de cómo deben ser los partidos políticos porque la primera pregunta que hay que formular es: quién es responsable por el manejo de las tesorerías de las campañas? Los candidatos, los tesoreros, los administradores, la dirección del partido o del movimiento? Quién? Obviamente, eso nunca ha quedado claro entre nosotros. Y tampoco está claro en otros países. Existen, ahora, intentos por encontrar fórmulas que permitan preservar el buen nombre de los dirigentes políticos y, claro está, de los partidos y movimientos. Intentos por penetrarlos, corromperlos, mancharlos, siempre existirán. Y, por ello, no se puede correr el riesgo de poner en tela de juicio el sistema político o a sus dirigentes. Y los primeros interesados en que ello sea así tienen que ser los propios dirigentes políticos. Pienso que así lo perciben. Infortunadamente, son las crisis las que nos hacen reflexionar sobre temas que deberíamos estar en capacidad de anticipar. Menos mal que estamos afrontando esta cuestión. Ojalá la resolvamos bien.
Si el sistema de financiación afecta la naturaleza de los partidos, también afecta la naturaleza de la oposición porque se trata de garantizar que los partidos minoritarios tengan igualdad de oportunidades para competir en las contiendas electorales y para prepararse como alternativa de poder. Por eso es apenas natural que el tema de la oposición forme parte de la agenda de la reforma política. El Congreso es un reflejo de la naturaleza de los partidos y, claro está, de la naturaleza de la oposición. Que sea bicameral o unicameral es otro problema. Pero su funcionamiento, su estilo de trabajo, su papel en la formulación de políticas, sus funciones fiscalizadoras dependen también, en mucho, de qué estructura tienen los partidos, cómo seleccionan sus candidatos al Congreso, cómo financian sus campañas y qué tiene que ver eso con la disciplina y el proceso de toma de decisiones en el interior de los partidos, su mayor o menor democracia. Son temas que forman parte de una misma cuestión, que es la de cómo funciona la política, cómo se hace, quién la hace, dónde se hace, quién financia ese quehacer.
La política es más que lo que hacen los políticos. La sociedad civil no es ajena a la política. No puede serlo. Es aquí donde la espina dorsal de la Constitución del 91, la democracia participativa, permea todo el proceso político. Pero ese proceso se deforma cuando la vida política queda secuestrada por los que la financian. Ese proceso queda deformado cuando tan sólo unos cuantos cuentan en la vida política. El dinero no puede condicionar el carácter participativo de la actividad política. El acceso a la política por parte de todos los ciudadanos, ojalá en igualdad de condiciones (y eso es utópico pero hay que buscarlo siempre) debe estar garantizado y hay que vigilar que sea así o por lo menos parecido a eso, tanto como se pueda, en cada momento. En esto, también, tienen una gran responsabilidad los medios de comunicación y la ciudadanía toda.
Al final de cuentas, se ha venido a establecer que los sistemas de financiación de campañas tienden a hacer más o menos democrático un sistema político. Eso es lo que hay que vigilar. La política debe estar descontaminada. Así se les devuelve credibilidad a sus dirigentes y a las instituciones. La reforma política va a mejorar el funcionamiento de la Constitución del 91, y va a hacer más efectiva la noción de democracia participativa. Con reformas legales se puede lograr mucho. Las reformas a la Constitución del 91 deberían quedar reducidas al mínimo que sea indispensable para lograr esta reforma política.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Editorial - opinión
Fecha de publicación
28 de mayo de 1995
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