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“TRADICIONES O MODELOS EN LA FORMACIÓN DOCENTES”


Enviado por   •  7 de Febrero de 2016  •  Síntesis  •  7.880 Palabras (32 Páginas)  •  589 Visitas

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MENSIÓN POLITICA: PUNTO 1.- Sistema Educativo Argentino: La política desde una perspectiva socio-histórica:

La tradición Normalista: El maestro como modelo ejemplar.

“TRADICIONES O MODELOS EN LA FORMACIÓN DOCENTES”

Las tradiciones o modelos son formas de pensar y actuar que construidas históricamente se mantienen a lo largo del tiempo. Están institucionalizadas, incorporadas a las prácticas y a la conciencia de los sujetos”.

Tradición Normalizadora – Disciplinadora “El buen Maestro” Esta tradición se vincula con la conformación de las Escuelas Normales, que configuraron el Sistema Educativo Argentino. (año 1800). La intensión educativa está puesta en formar al buen maestro hacia el disciplinamiento y las habilidades. (Formación de carácter instrumental).

Se da una débil formación teórica pero es necesario el saber – hacer, el manejo de rutinas y materiales escolares. Los conocimientos mínimos para desempeñar la tarea docente eran: SOCIALIZAR DISCIPLINAR OFRECER SABRES BÁSICOS.

Esta tradición normalizadora está ligada a la llamada VOCACIÓN, al APOSTOLADO, que se le asigna al rol docente. El Estado llama a los maestros a la misión de construir la Nación, así los docentes son la mano de obra constructora de la Nación.

El buen maestro de Nivel Inicial se caracteriza por ser: Modesto. Paciente. Cultivar hábitos. Brindar amor a los niños. Sin dejar de lado el disciplinamiento y la socialización.

Estos son algunos de los motivos que hacen que se convierta en una ocupación de mujeres, porque era la única vocación de esa época. La maestra debía tener “cualidades naturales” para la enseñanza, una entrega incondicional.

Tradición Eficientista: “El Docente Técnico ”La década del ’60, produce reformas en lo educativo. Coloca a la escuela al servicio del despegue y desarrollo económico. Se da la división técnica del trabajo escolar, separando a los planificadores, a los evaluadores, los supervisores y los docentes. El profesor es visto como un técnico. Su labor consistía en bajar a la práctica el curriculum prescripto.

En los años 70 se ve teñido de la lógica tecnocrática, el énfasis esta puesto en el diseño por objetivos, en concebir a los docentes como los mejores ejecutores de las planificaciones. Se ocupaban de observar las conductas de sus alumnos y cumplir con las instrucciones de formularios.

Se despoja a los docentes de la poca autonomía que poseían perdiendo el control total sobre las decisiones en la enseñanza. Muchos docentes han creado espacios de resistencia para defender su autonomía.

LOS DESAFIOS ACTUALES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE INSTITUCIONES DEMOCRATICAS Y PARTICIPATIVAS:

En su forma más general, se puede decir que una democracia es gobernable cuando los gobernantes toman y ejecutan decisiones que son aceptadas por la ciudadanía sin que, aunque ellas los perjudiquen, éstos pretendan cambiar el régimen político. La democracia está consolidada y es gobernable cuando actores políticos que pierden en el ejercicio del juego democrático aceptan ese resultado y siguen participando y apoyándolo.

Por consiguiente, gobernabilidad implica estabilidad de las instituciones democráticas a pesar de la incertidumbre en cuanto a los resultados del juego político, es decir, de las negociaciones y los acuerdos entre los actores políticos. Para ponerlo en palabras de un cientista político, el compromiso a aceptar las reglas democráticas es «la voluntad de aceptar resultados con contenidos aún no definidos» . Después de la crisis generalizada de la democracia en la región en los últimos decenios, pareciera que en la mayoría de ellos la ciudadanía y las fuerzas políticas comparten ahora el supuesto de que la democracia es la forma más adecuada de gobierno. Estamos, por lo tanto, atravesando una etapa de nuestra historia en la cual se acepta el consenso básico que hace posible la gobernabilidad democrática.

Sin embargo, la literatura reciente sobre el tema ha empezado a llamar la atención sobre algunos síntomas de desafección ciudadana con las instituciones políticas que podrían indicar un cierto desencanto con la democracia y, eventualmente, una falta de apoyo a ella.

La pregunta que es necesario plantearse frente a ellos es si estamos frente a una crisis de legitimidad que pone en peligro la sobrevivencia del régimen democrático o si esos indicadores no están sino reflejando una nueva cultura cívica que hace exigencias, también nuevas, a las instituciones políticas. La discusión sobre el tema obliga a tomar en cuenta el contexto más amplio en el cual se plantea.

En ese contexto, la gobernabilidad de la democracia deja de ser sólo el problema de la estabilidad política en el corto plazo de los gobiernos y ministerios. Por cierto, la gobernabilidad democrática está directamente relacionada con la capacidad de las instituciones políticas y sociales para, por un lado, agregar y articular intereses y, por otro, regular y resolver los conflictos entre ellos. Sin embargo, cuando se la examina desde una perspectiva de largo plazo y en el contexto económico, político y social actual, pasa a ser inseparable de la capacidad de los gobiernos para conducir los procesos y actores sociales hacia el desarrollo, la equidad y la consolidación de las instituciones democráticas, ajustándose a las reglas del juego democrático y resolviendo de acuerdo a ellas los conflictos de intereses y valores que surjan en torno a esas metas. Por consiguiente, se trata de una gobernabilidad positiva, orientada a crear un nuevo orden para la dignidad de todos y que implica inevitablemente un proyecto ético.

La educación está llamada a contribuir de distintas maneras a la gobernabilidad de la democracia. Desde luego, el acceso a la educación básica de calidad es una condición para la gobernabilidad de la democracia, y resolver los problemas de cobertura a ese nivel educacional, que aún sufren muchos de nuestros países, constituye la más alta prioridad. Hay también consenso en que, en cuanta formadora de los recursos humanos, condiciona en gran parte el éxito o el fracaso de los países en sus esfuerzos por lograr el desarrollo. En tercer lugar, se espera que juegue un papel central en la constitución y el reforzamiento de la ciudadanía. Por último, influye en las probabilidades de ascenso y promoción social de las familias y los individuos y afecta al grado de cohesión e integración sociocultural.

El tema de la contribución de la educación a la gobernabilidad de la democracia ha estado prácticamente ausente de las preocupaciones de los especialistas, al menos en lo que se refiere a su identificación explícita. Sin embargo, de manera indirecta ha estado presente en casi todas las reuniones

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