Taller de Técnicas de Expresiones Escritas
Enviado por Fabiola Guevara • 11 de Septiembre de 2022 • Resumen • 702 Palabras (3 Páginas) • 58 Visitas
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UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS
FACULTAD DE COMUNICACIONES
CARRERA DE COMUNICACIÓN E IMAGEN EMPRESARIAL
CICLO 2022-1
CURSO
Taller de Técnicas de Expresiones Escritas
SECCIÓN
VS3F
EVALUACIÓN
Tarea Académica 1
TEMAS EVALUADOS
Patrones oracionales
PROFESOR DEL CURSO
Garcia Falcon, Marco Antonio
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APELLIDOS Y NOMBRES | CÓDIGO | NÚMEROS DE PALABRAS |
Guevara Sandoval, Fabiola Pilar | U20201A797 | 548 |
FECHA DE ENTREGA
Martes, 12 de abril
Escena escogida:
“La leche y el agua” https://www.youtube.com/watch?v=_x-HjZDpXhM
Al final nos quedamos solos
Todo comienza cuando la anciana estaba deprimida y cuestionándose si se encontraba en un sueño, pues nada de lo que estaba viendo en ese momento tenía sentido alguno. Ella andaba por un lugar extraño: las calles estaban llenas de soledad y su vaca era la única compañía que le quedaba.[1] Entonces, cuando estaba cayendo rendida ante la desesperación y se hacía parte de ese desamparado lugar, al punto que estaba desapareciendo,[2] ve a la vaca andando por delante de ella siendo una compañía que, como la de su esposo, llego inesperadamente a su vida. El animal era un obsequio que le dio su esposo antes de que falleciera para que no se sintiera sola en su pequeña casa. Luego de andar,[3] la llevó hacia un campo amplio y allí la anciana se sienta para comenzar a ordeñar a su vaca.
Cuanto terminó de ordeñar, ella empieza a ir hacia el medio del campo y se encuentra con una construcción oscura, donde se veían las ropas tendidas y el retrato de su esposo al entrar y las velas de fondo flameaban con fuerza: La casa de la anciana,[4] ese era el lugar en donde la viuda anciana convivía con su soledad día a día. Dentro se encuentra un retrato de su esposo: un hombre viejo, con dos brazos, dos piernas, usaba anteojos oscuros y tenía una barba que le cubría la boca.[5] Al mismo tiempo que observaba su casa, la vaca empezó a comer el pasto y a su vez mordía bruscamente una prenda que estaba tendida, al ver esto la anciana, con mucha cólera, exclamó: ¡Vaca! ¡Qué te crees que tengo todo tu tiempo! ¡Todo el día lave y lave nada más para que me lo ensucies!, por lo que, el animal corrió tan veloz que se encontraba muy lejos del campo a pesar de que su dueña lo llamó varias veces para que vuelva a su lado.
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