Teatro Florencio Sanchez
Enviado por Sofisil • 18 de Julio de 2013 • 2.614 Palabras (11 Páginas) • 441 Visitas
Del Teatro Progreso al Teatro Florencio Sánchez
Introducción
Siendo Paysandú aún una villa, con una población que no superaba las 11.000 personas comenzó a gestarse la idea de contar con un centro de recreación, un lugar donde la gente "culta" pudiera disfrutar de los espectáculos de los cuales llegaban entusiastas noticias desde Montevideo y Buenos Aires.
Así fue que entre algunos caballeros prestigiosos de la villa surgió la idea de tener un teatro -un coliseo- donde poder disfrutar de las óperas italianas tan de moda en el romanticismo europeo, de las exquisitas zarzuelas y de los sopranos más prestigiosos que deleitaban las noches de las selectas familias de ambas márgenes del plata, porque es justo decirlo, Paysandú siempre quiso estar a la par de las más importantes ciudades y para ello trabajó denodadamente, tanto es así que logró tener uno de los mejores teatros del interior del país.
Pero a pesar del impulso de tantas personas, la idea no podría haber tomado cuerpo si detrás de ella no hubiera estado gente dispuesta a trabajar en pos de su concreción. El impulso decidido llegó de la mano del hombre a quien Paysandú le debe tanto: Basilio Pinilla.
El coronel Antonio Basilio Pinilla, había tomado posesión de la Jefatura Política de Paysandú el 4 de abril de 1858 y allí comenzó para el departamento una nueva e importante etapa.
Desarrollo
Para el inicio de esta obra Pinilla llamó a hacendados, comerciantes y personas influyentes en el departamento, para que se suscribieran mediante acciones de doscientos pesos. También obtuvo fondos de su relacionamiento privado en Buenos Aires y Brasil.
En la caja de plomo hallada en el Teatro Progreso (hoy Florencio Sánchez) el 17 de marzo de 1916 se encontró una copia del discurso pronunciado por el entonces Jefe Político y de Policía de Paysandú Coronel Basilio Pinilla.
Textualmente, el documento expresa: “Discurso del Coronel Basilio A. Pinilla
23 de setiembre de 1860, Colocación de la piedra fundamental.
Señores: La elección con que me habéis honrado para solemnizar este acto, conmueve profundamente mi alma y obliga toda mi gratitud.
Tengo orgullo en prohijar la fundación de un nuevo elemento y de cultura para nuestra joven sociedad. Y es bajo la impresión de un noble entusiasmo, que ven a asociación mi nombre a este pensamiento humanitario.
Hay que tener fe en el porvenir, señores, cuando los Pueblos se agitan en las inspiraciones del bien. Hay que esperarlo todo de la conciencia y del buen sentido del país, cuando cada día nos trae una mejora, una institución que debe ser en resultados. ¡Oh, jamás podremos valorar bastante lo que importan la paz, el orden, el respeto a la Ley, para crear y robustecer en el corazón de un pueblo, el sentimiento del progreso y de la civilización.
Al ruido de las armas fratricidas se debilita la irradiación de aquella luz misteriosa con que Dios guía los pasos de la humanidad hacia su destino inmortal. A los gritos confusos y desordenados de la anarquía, huye despavorido el Genio de la Libertad, humedeciendo el espacio con lágrimas de dolor, y la patria enlutada, ve desprenderse de su alma, una a una, sus más caras esperanzadas, sus más bellas ilusiones.”
El discurso del coronel Basilio Pinilla en el acto de colocación de la piedra fundamental del Teatro Progreso prosigue en estos términos: “Paz, Paz, señores: he aquí para nosotros la palabra santa, la palabra de vida, en la que se encarna el progreso social”.
“Paz, Paz, confraternidad, y esa ley de los Pueblos escrita en el libro de la Regeneración con la sangre derramada en el Gólgota nos conducirá siempre con una fuerza irresistible a la unidad de pensamiento y de acción”.
“Y de esa unidad vendrá el bien: vendrán las instituciones benéficas y útiles; vendrán todos los prodigios de un pueblo libre que desarrolla sus fuerzas bajo la inspiración de la Patria y de la familia”.
“Y no creáis que estas sean doctrinas vagas que se pierden en el anchuroso horizonte de la inteligencia, teorías que seducen, pero sin aplicación posible”.
“Escuchadme, señores, y juzgad vosotros mismos. Ayer nomás, colocamos en este pueblo la piedra fundamental de un templo consagrado al Señor que reina en las alturas”.
“Ayer nomás, todo un pueblo unido en el pensamiento religioso, proclamaba la fe del cristianismo, la fe de nuestros Padres, y echaba enternecido los cimientos del piadoso santuario donde todos iremos a arrodillarnos ante la santidad y la omnipotencia del Creador del Universo”.
“Y hoy, obedeciendo a un mismo sentimiento, a una misma inspiración, henos aquí reunidos para colocar la piedra angular que debe sostener un nuevo movimiento de progreso y de ilustración. Os felicito, señores empresarios, con toda la expansión de mi alma”.
“El teatro que vais a levantar, encierra en sí el germen de grandes lecciones que formarán la inteligencia y el corazón de todo un pueblo”.
23 de setiembre de 1860, colocación de la piedra fundamental del teatro.
El acta de la colocación de la piedra fundamental del hoy Teatro Florencio Sánchez, hallada en la caja de plomo que se encontró en el Teatro Progreso en 1916,continúa expresando:
“Nosotros los de la Comisión Directiva del Teatro, don Luis Dufrechou, presidente; don Bartolo Sacarelo, secretario; don Lázaro Felipone, tesorero; y vocales don Miguel Horta y don Felipe Iglesias, acompañados del Señor Jefe Político y de Policía Coronel Don Basilio A. Pinilla, a quien hemos nombrado Padrino para la solemne ceremonia de la colocación de la piedra fundamental del Teatro rodeados además de los señores accionistas y demás personas invitadas para concurrir a este acto y cuyas firmas aparecen al pié de la presente acta, se procedió a la colocación de la piedra angular que nos presentó el Señor Arquitecto encargado y contratante de la obra, don Francisco Poncini, y sosteniéndola el Señor Coronel Don Basilio Pinilla como Padrino, se colocó en el lugar que indicó el dicho Señor Poncini, quedando de este modo colocada la piedra angular y con ella una caja de plomo, para que dentro se encerrase el acta de esta solemne ceremonia para recuerdo eterno de este gran día y de la época gloriosa en que se levanta esta grande obra. “Concluido este acto, procedió el Arquitecto a hacer cerrar y soldar la caja para ser colocada en el lugar indicado. Se produjeron espontaneas y mutuas felicitaciones entre la comitiva y los concurrentes´´.
“Y para constancia de todo lo celebrado, se labraron dos actas de un mismo tenor, debiendo quedar una de ellas depositada en la caja y la otra archivada
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