Tema de Investigación Jóvenes Estudiantes

Elegir un tema: Jóvenes Estudiantes  

Delimitarlo:  De que se alimentan los estudiantes del CCH Vallejo, generación 2017, durante sus horas de clase.

Planteamiento del problema:  

Conocer que alimentos consumen los jóvenes estudiantes del CCH Vallejo, generación 2017, entre sus clases y por qué prefieren o eligen esos alimentos.

Justificación:

Al formar parte de la generación 2017 del CCH Vallejo, y observar la forma de alimentarse de mis compañeros, me surge la inquietud del por qué eligen esos alimentos, será por su bajo costo, su sabor, por qué les quita el hambre o por la rapidez en que la pueden conseguir la. Actualmente en el CCH Vallejo hay varios establecimientos en donde puedes conseguir comida, unas más caras que otras, pero existe una gran variedad.

Objetivo general: Saber con exactitud las razones de la alimentación de los estudiantes de la generación 2017 del CCH Vallejo.

Objetivos particulares: Realizar encuestas a los estudiantes sobre su forma de alimentación dentro del CCH vallejo, e investigar sobre esos alimentos como costos, rapidez en conseguirlos y si sus contenidos tienen una tendencia tipo adicción.

Hipótesis: los alimentos que los jóvenes se inclinan a comprar son de tipo grasosos o fritos, pues son rápidos de conseguir y abundan en el CCH vallejo.

Índice:  

Introducción

1.- De que se alimentan los jóvenes.

    1.1.- Por que eligen esos alimentos.

    1.2.- Algunos alimentos son adictivos

2.- Que consecuencias tienen en su salud.

     2.1.- La alimentación y su relación con el rendimiento académico.  

Conclusión

Bibliografía

Introducción

El presente trabajo se refiere al tema “De que se alimentan los estudiantes del CCH Vallejo, generación 2017, durante sus horas de clase” en donde se verá cómo es la alimentación de los estudiantes dentro del plantel, tomando en cuenta diferentes aspectos que influyen en su toma de decisiones al momento de escoger sus alimentos.

México es uno de los países con mayor índice de sobre peso y obesidad en niños y adolescentes en el mundo. Para analizar esta problemática es necesario mencionar algunas de sus causas, las escuelas son uno de los factores responsables de lo anterior, pues no cuentan con menús balanceados, pero esta no es la única causa ni el único problema a raíz de la mala alimentación que tienen los jóvenes, incluidos los estudiantes del CCH.

En esta etapa que es la adolescencia, los jóvenes están muy influenciados por la familia, los medios de comunicación y por sus amigos, esto se ve reflejado en su forma de alimentación y su búsqueda por crear una identidad propia, estos temas se desarrollaran con mayor profundidad a lo largo de este trabajo de investigación, realizando encuestas a los jóvenes del CCH y recopilando información de diversas fuentes como son libros, revistas e internet.    

1.- De que se alimentan los jóvenes.

La etapa entre la adolescencia y la vida adulta se caracteriza principalmente por adquirir más autonomía. Los jóvenes cada vez son más autónomos a edades más tempranas y uno de los aspectos de esta autonomía es la alimentación: cada vez deciden más qué comer. Y no tan sólo deciden qué comer, sino también dónde, cómo y cuándo quieren comer.

La alimentación monótona es aburrida, y los jóvenes deben conocer la variedad de alimentos existentes para poder llevar una alimentación equilibrada sin que exista déficit de nutrientes. Una ingesta de calcio insuficiente en esta etapa puede implicar el desarrollo de osteoporosis en la etapa adulta, por eso es necesario el consumo de 2-3 raciones de lácteos diarias.

“Los medios de comunicación actúan como poderosos transmisores de valeres, hábitos y nos muestran alimentos muy apetecibles, pero a veces pocos sanos, y presentados por personajes conocidos” (Encina, 2015, pág. 28) .

La televisión, la radio y los medios digitales tiene un gran poder en los jóvenes de hoy, los alimentos que aparecen en estos medios de comunicación en muchas ocasiones no son muy saludables, ejemplo de esto son los comerciales de “Cheetos Chester”, “Doritos”, “Sabritas, etc, de los cuales contienen 274 calorías provenientes de “calorías vacías”. Sus ingredientes provienen de transgénicos o de algún derivado de transgénico, 20 diferentes ingredientes para el condimento: dos de ellos azúcares, glutamato monosódico y dos diferentes sales más, y el resto son aditivos, harinas, almidón y colorantes. Estos datos los podemos encontrar en la parte trasera de los productos.

Los jóvenes cada día son más inactivos, encuentran el ocio en el ordenador, en los teléfonos móviles, y no debemos olvidar la importancia de la actividad física. Es primordial que los jóvenes se habitúen a practicar algún tipo de deporte, para favorecer su salud, su autoestima y su relación con otros compañeros. Otro de los vicios juveniles son los refrescos, que añaden cantidades de azúcar no siempre necesarias. La principal bebida debe ser el agua (dos litros al día). Los snacks (patatas fritas, palomitas, galletas saladas, etc.) aportan una gran cantidad de energía innecesaria; por esta razón hay que aprender a consumirlos con moderación. También les gusta a los jóvenes comer en restaurantes de comida rápida “fast food”, y han de aprender que en ellos también pueden encontrar alternativas saludables para acompañar a la pizza y las hamburguesas.

 “La alimentación de los y las adolescentes es cada día mas alarmante debido a la toma de decisiones de cada uno de ellos, los productos que se venden en las cafeterías de las escuelas, los hábitos sociales y familiares en ocasiones carentes de una adecuada información nutricional” (Jimenez, 2015, pág. 31) .

Es importante que los jóvenes estén informados sobre las aportaciones nutricionales de los alimentos que consumen que investiguen y no se queden con la información que les dan sus familiares o amigos que a veces ellos tampoco conocen del tema. “También se debe reconocer las necesidades de cada adolescente ya que depende de sus características personales, por los que no se puede generalizar un tipo de dieta, pero si dar muestra guía para llevar una alimentación indicada” (Jimenez, 2015, pág. 35).

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