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Todo depende de lo que diga el pueblo


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2017  •  Ensayo  •  1.075 Palabras (5 Páginas)  •  101 Visitas

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“Todo depende de lo que diga el pueblo. El pueblo es soberano”, dijo el papa Francisco a los periodistas que le preguntaban si viajaría a Colombia en 2017, como se ha informado. Al igual que casi toda la comunidad internacional que le apostó al Sí, el Papa señaló: “Si gana el plebiscito, cuando todo esté seguro, seguro. Que toda la comunidad internacional esté de acuerdo, que no haya recursos. Si es así, voy”.  Esta frase la registraban varios medios de comunicación al hablar de la derrota del Sí. Periódicos como El País, resaltaba la alta abstención de la votación en Colombia. “En un mundo de locuras sin fronteras, Colombia optaba este domingo por un salto al vacío o ser ejemplo para el planeta. Ganó la primera opción. Con el 98,8% de los votos escrutados, el 50,2% de los colombianos votó 'no' a refrendar los acuerdos de paz entre el Gobierno y las Farc por el 49,7% que optó por el sí”.  El Mundo, de España, por su parte, tituló: “Santos fracasa, Colombia votó por el No al pacto de paz”.  En su nota decía que “Juan Manuel Santos cosechó un estruendoso fracaso. Pese al uso abusivo de los recursos del Estado para promover el Sí y el apoyo de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de la comunidad internacional, incluido el Papa Francisco, la mitad del país le dijo 'no' a su proceso de paz”.    El diario El Clarín de Argentina resaltó el resultado sorpresivo y señalaba: “Se cayó el acuerdo de paz en Colombia: el No ganó con el 50,23 por ciento de los votos. El rechazo a la paz con las FARC se impone por más de 60.000 votos”. Criticaban el papel de los encuestadores, pues en la nota resaltaron, que todas las encuestas vaticinaron un amplio triunfo del Sí.  La Nación de Argentina resaltó: “Sorpresa en Colombia: el rechazo al acuerdo de paz con las Farc venció por una leve diferencia”. El periódico hacía énfasis en las profundas divisiones del país. “La cerrada votación deja al descubierto un país fuertemente dividido entre sacar la bandera blanca al grupo rebelde y permitirle a sus alrededor de 7.000 combatientes que se reinserten a la sociedad de forma pacífica y formen un partido político”.  The New York Times al igual que The Guardian también registraba la sorpresa del resultado del plebiscito. “Santos estaba confiado en un resultado positivo y dijo durante la campaña que él no tenía un plan B y que lo único que quedaba para Colombia era volver a la guerra si el voto por el No ganaba. Sus oponentes dijeron que una victoria de su lado sería un mandato para el Gobierno y los rebeldes para negociar un acuerdo mejor”, señalaba The Guardian.  Al igual que la mayoría de periódicos internacionales, El Nacional, de Venezuela, registraba el triunfo del Sí entre los colombianos que viven en ese país, pero resaltaban con sorpresa el triunfo del No en la votación total. “El No le ganó al Sí en el plebiscito de la paz de Colombia”, titulaban.   La Tercera de Chile tituló: “El No supera al Sí en Colombia y se abre incertidumbre sobre el acuerdo de paz con las Farc”. Resalta también la polarización de la sociedad colombiana.  Cuando el presidente Santos y el expresidente Gaviria hablaban durante la campaña de que con la victoria del No el país volvería al terrorismo urbano y el enfrentamiento fratricida de hace unos años, se interpretó como un argumento exagerado para inducir a votar por el Sí. Mucha gente consideraba imposible volver a la guerra porque ni la guerrilla, ni el Gobierno, ni los colombianos lo deseaban. De hecho, todas las partes expresaron en el pasado que, ante una eventual derrota en las urnas, buscarían otras salidas jurídicas para salvar el acuerdo.  Ese escenario es muy incierto y la verdad es que no se puede saber lo que va a pasar. A pesar de que las partes no lo quieran, algunas consideraciones de orden práctico desembocan en eso. Para comenzar, el No deja sin piso el cese del fuego y hostilidades bilateral y definitivo. Eso quiere decir que de inmediato se debe comenzar a desmontar el dispositivo de concentración de las FARC, en el que estaba previsto que participara la ONU. Detener este proceso significa que los guerrilleros no se agruparan en las Zonas Veredales de Normalización ni en los campamentos dispuestos para este propósito y que por consiguiente, no van a entregar las armas. Aunque se creía que el presidente podía decretar una nueva tregua bilateral para resolver el impase jurídico que significa la victoria del No en las urnas, la realidad del país deja sin cabida esta posibilidad. Dado que el Estado no cuenta con los recursos para mantener a las FARC durante esa posible tregua, es muy probable que la guerrilla vuelva a la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal para financiar sus estructuras. Ante esta nueva realidad, la fuerza pública deberá actuar contra ellas y es muy probable que estos enfrentamientos resultarán en tragedias que radicalicen la postura de las dos partes.  Por otra parte, el concepto de renegociación es difícil de solucionar en la práctica. Además de las razones militares mencionadas, algunas consideraciones políticas y económicas complican las cosas. Cuando se hablaba de renegociación, se infería por las encuestas que la gente rechazaba sobre todo el modelo pactado de justicia transicional. En la última encuesta Colombia Opina de Ipsos- Napoleón Franco, el 88 % de los colombianos dijeron que los jefes guerrilleros debían ir a la cárcel y el 75 % no quería que participaran en política. A eso se suma que algunos sectores de la opinión exigian que las FARC entregaran el dinero que se presume tienen escondido.   Pero el tema de la cárcel es innegociable para las FARC. Es un asunto de honor. Ellos no quieren volver al monte, pero prefieren hacerlo antes que aceptar que los traten como criminales. Así lo plasmaron en las tesis que discutieron durante la Décima Conferencia de las FARC hace dos semanas en los llanos del Yarí. En el documento, las FARC aclaran:, “No contemplamos en absoluto la renegociación de un acuerdo cerrado y construido con tanto cuidado. No hay otro posible, como no lo fue en el pasado”. Por lo tanto, aún con la victoria del No, no habrá celdas con barrotes.

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