Trabajo Final Análisis De La Práctica Docente Propia
Enviado por Rogelio • 16 de Junio de 2012 • 2.413 Palabras (10 Páginas) • 3.091 Visitas
LA REALIDAD OBJETIVA DE MI PRÁCTICA DOCENTE
EL ESTUDIO DE LO RUTINARIO EN LA PRÁCTICA DOCENTE.
I.-LAS ACTIVIDADES COTIDIANAS.
En el proceso de nuestro diario actuar realizamos muchas actividades derivadas de compromisos, propósitos, intereses personales, sentimientos, convicciones, necesidades, etc., muchas de estas las efectuamos de manera consciente, sin embargo lo que efectuamos rutinariamente no vemos la necesidad de agendarlo o recordarlo pues “Al pertenecer la vida cotidiana al ámbito de lo doméstico escapa a la conciencia y por ello a la voluntad” (Alberro, 1989). La forma en que conversamos, cómo reaccionamos de primera intención ante diversas situaciones, los gestos y ademanes mediante los cuales manifestamos nuestros sentimientos, así como también nuestra característica forma de agradecer y rechazar, de interrelacionarnos y tantas muchas acciones que se derivan de nuestras actitudes y que tienen base en el seno familiar, llegan a ser cualidades innatas, parte de nosotros mismos y por lo cual se ocultan a la conciencia, pero no por ser triviales carecen de importancia pues las acciones cotidianas nos otorgan características individuales, nos identifican con un contexto, con una cultura, con una problemática social particular, dan forma y dirección a las relaciones humanas en todas sus dimensiones, revelándonos el protagonismo de estas acciones que ocultas a nuestra percepción inmediata, constituyen “la fuente casi inagotable de descubrimientos que rebasan a menudo la humildad e insignificancia fingida de los hechos y comportamientos que la constituyen” (Alberro, 1989)
Siendo que las actividades cotidianas forman parte importante de nuestra manera de interrelacionarnos, y dada su trascendencia en todas las esferas de nuestra vida, al desarrollar nuestras actividades docentes serán eje de acción moldeando nuestra práctica y particularmente con el apoyo de un registro diario de las actividades cotidianas en nuestra práctica docente, haré un análisis más objetivo de algunas de ellas a la luz de dichos registros.
El saludo, facilitador de relaciones y promotor de valores morales.
Al inicio de mis actividades docentes diarias, desde antes de entrar a la escuela incluso, y hasta estar dentro; saludo a vecinos, padres, alumnos de la institución, el conserje, compañeros, el director, y lo hago de diversas formas, ya sea desde una simple mirada y una sonrisa, una gesticulación y un movimiento de la cabeza, debido a la premura o la situación; verbalmente al decir: ¿Como estás?, que tal, como te ha ido, ¡hola!, en las situaciones de familiaridad en un ambiente informal; así como: ¡Buenos días! ¿cómo está?, ó simplemente ¡buen día!, y con un apretón de manos, un abrazo, o un beso en la mejilla, según la persona que se trate y el grado de formalidad necesario, en clase suelo mencionar “buenos días”, y completar la frase con ¿descansaron?, ¿están todos bien?, ó indicándoles alguna particularidad que perciba en el momento con el propósito de instaurar un ambiente relajado, que me facilite estar más próximo a ellos, y esto en ocasiones genera que alguno ó más alumnos al sentir más confianza exprese sus inquietudes y problemas en su aprendizaje pues “Las relaciones que aparecen en la vida cotidiana en base a los contactos determinados por el lugar ocupado en la división del trabajo son distinguidas en dos grupos principales: las relaciones basadas en la igualdad y las basadas en la desigualdad” (Heller, 1987) ya que como docentes no debemos imponer nuestra personalidad sobre la de ellos, debemos motivar una relación basada en igualdad, y en este caso el saludo promueve afecto, cortesía, respeto, fomenta los valores morales que humanizan, pues “el contenido formativo de la experiencia escolar subyace en las formas de transmitir el conocimiento, en la organización misma de las actividades de enseñanza y en las relaciones institucionales que procesan el sustento escolar” (Rockwell, 1982), personalmente me desarrollé en una comunidad rural donde en ese tiempo el respeto y la cortesía mediante el saludo era fundamental todos lo hacían por lo que cuando no saludaba me regañaban, de esto puedo concluir que “El contacto cotidiano constituye la base y el espejo de las formas de contacto del conjunto social” (Heller, 1987)
El control de asistencia, visión de necesidades y optimizador de tiempos.
Debido a la necesidad de nuestros alumnos de trabajar y estudiar no cuentan con suficiente tiempo incluso algunos piden permiso para asistir y según su carga de trabajo no asisten tiempo completo, pero es nuestra responsabilidad adecuar el servicio a sus necesidades, por lo que esta actividad se ha hecho cotidiana y necesaria con su variación particular ya que la hemos implementado al final de clases y por observación tomamos nota de la asistencia, esto nos revela con quién tenemos que reforzar los temas ya tratados y al mismo tiempo nos sirve de repaso con los alumnos más constantes, pues tratamos de integrarlos a un aprendizaje colectivo ya que los alumnos que vieron el tema en cuestión mediante una orientación sustentada en cuestionamientos razonados que motivan discusión, confrontan sus saberes y dialogan, atienden ellos mismos muchas veces la enseñanza de quienes no asistieron y nos sorprende ver el matiz enriquecido derivado de este proceso colectivo lo cual no nos retrasa pues normalmente se necesitan de sesiones de repaso, de esta manera “la orientación docente del maestro; implica conocimiento de la situación (no sólo el medio material, sino los recursos y los alumnos, así como la comprensión de los objetivos que en él se dan). Únicamente el maestro está al tanto de esta constelación de factores.” (Woods, 1993). Refuerza este comentario a nuestra experiencia en la utilización de dinámicas colectivas que involucren y comprometan, surgido este hecho del cotidiano control de asistencia.
LA PRÁCTICA DOCENTE COMO PRÁCTICA SOCIAL PROPIA.
II.-INTERACCIONES
Si lo cotidiano escapa a la conciencia y voluntad y además da forma al entorno social, rigiendo la dirección de las relaciones humanas “El proceso de objetivación de la realidad la establezco a partir del reconocimiento de aquello que acontece más próximo a mí, 'el aquí de mi cuerpo y el ahora de mi presente': lo que está a mi alcance, el mundo en el que actúo a fin de modificar su realidad o el mundo en el que trabajo. Sin embargo, no sólo se experimenta este proceso en el aquí y ahora, sino que están presentes diferentes grados de proximidad y alejamiento de la realidad, ello es lo que me hace tener conciencia de que el mundo se constituye por realidades múltiples” (Berger, y otros, 1979) A fin de poder modificar y controlar la forma en que interactuamos es necesario analizar a fondo “objetivar”
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