Tratado De Chuquiisaca
Enviado por Ensayera • 24 de Noviembre de 2013 • 1.568 Palabras (7 Páginas) • 231 Visitas
Hace unos 188 años, cuando aún no había terminado la guerra independentista venezolana, un visionario de excepción y venezolano de todos los tiempos, supo ver y valorar la importancia del medio ambiente para la evolución y desarrollo integral del hombre, que nacería en una patria libre, que también garantizara la evolución y desarrollo de su descendencia y de las generaciones futuras de la nueva patria. Ese gran visionario, sensible, de alta calidad humana, de conciencia social adelantada para la época y de una conciencia naturalista excepcional, era Simón Bolívar, el Libertador.
A este gran visionario, hombre de inteligencia excepcional y de visión futurista, siempre le preocupó el medio ambiente, por el cual sintió admiración y respeto. Desde su infancia, siempre mostró inclinación hacia la protección y preservación de árboles, plantas, flores y tierras, algo que aprendió a valorar en sus grandes caminatas por las tierras de la Hacienda de San Mateo, propiedad de su familia, acompañado por los esclavos con quienes conoció todas las propiedades del cuidado de la Madre Tierra para cultivarla sin dañarla.
Más tarde, con el devenir de los años, con la madurez de niño a joven inquieto, con sus lecturas sobre Montesquieu y Rousseau, que inspiraron sus ideas sobre la naturaleza y el hombre y la formación recibida por su gran maestro, Simón Rodríguez, de quien recibió sus primeros conocimientos sobre la conservación durante sus largas caminatas y ricas charlas desde el amanecer, como parte de su educación, Bolívar desarrollo un pensamiento profundo de preservación y cuidado de la naturaleza como medio de sobrevivencia para el hombre y su descendencia como garantía de la permanencia de la especie humana.
Luego, conoció al Varón Alemán, Alexander Von Humboldt, con quien hizo una profunda amistad enraizada por el sentimiento de amor hacia la naturaleza, que ambos compartían. Esta amistad con Humboldt pudo extender sus ya grandes conocimientos sobre la naturaleza de nuestra América, de la importancia de sus ríos, grandes reservorios de agua dulce, de sus montañas, de sus llanos y estepas y muy especialmente de su exótica, frágil e incomparable fauna. Sin duda, que esto reforzó ese sentimiento naturalista de Simón Bolívar y marcó profundamente su pensamiento hasta crear una conciencia naturalista única en su tiempo y entre sus iguales, de entonces.
No hubo en esos años, ni en los que vinieron después, inclusive hasta nuestros días, un pensamiento naturalista más evolucionado y futurista, que el que dejó plasmado desde hace 188 años, el Libertador, Simón Bolívar. Por eso, apenas terminada la Guerra de Independencia Bolívar inició la tarea de reconstrucción, tomando medidas que lo destacaron como el hombre que inició el movimiento conservacionista en nuestro continente, por lo que se le ha llamado “Padre del Conservacionismo en América”, como reconocimiento a que no había otra figura de la independencia americana que haya prestado tanta atención al conservacionismo como El Libertador.
Ya finalizando el año de 1825, Bolívar había visualizado la forma y camino de proteger el ambiente y la herencia de los nuevos venezolanos, libres constitucionalmente y ciudadanos de esa joven nación llamada Venezuela, que nacía, para la cual El Libertador había delineado un conjunto de decretos y leyes ambientalistas para protegerla de la depredación, del descuido, de la ignorancia y de la ambición de los que veían en la futura nueva patria un negocio más que una nación.
Por eso Bolívar legisló, decretó y promulgó leyes ambientalistas que buscaban proteger desde entonces el derecho de las futuras generaciones a vivir en un planeta limpio y protegido de la depredación humana.
Sus decretos y leyes ambientalistas, únicas en nuestro continente desde 1825, cuando comenzó a crearlas, eran la advertencia, clara y definida, de un hombre que se adelantó a su tiempo y al pensamiento universal actual sobre la necesidad de preservar la tierra, el agua y el aire, como la única alternativa de sobrevivencia para el planeta y como protección a la herencia de las futuras generaciones: un mundo donde el hombre pueda desarrollarse, ser feliz y perpetuarse como raza, un mundo libre ambientalmente limpio y seguro.
Así, el espíritu conservacionista de El Libertador, quedó plasmado en las Leyes y Decretos creados por su mente futurista para la joven nación que se abría paso, como lo demuestra una comunicación enviada a Santander en fechada 11 de marzo de 1825, donde le alertaba del peligro de la destrucción ocasionada por la guerra y de la necesidad de actuar rápidamente para corregirla: “…Lo que se destruye es inútil a todos… y aquí no habrá sino inmensos desiertos propios para vivir al abrigo de estos males. En una palabra, lo que se destruye es nuestro y ya nos queda poco que destruir.”
Su mente y espíritu conservacionistas y de protección al ambiente motorizaron la creación de un conjunto de Leyes y Decretos que formaron
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