Turismo Sustentable
Enviado por cbarbosasmith • 19 de Febrero de 2014 • 2.297 Palabras (10 Páginas) • 268 Visitas
La sustentabilidad ambiental: un reto para el desarrollo
Desde que el concepto de desarrollo sustentable quedó acuñado en 1987 en el Informe “Nuestro Futuro Común” y adoptado por cerca de 180 jefes de Estado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desde 1972 se han celebrado diversas conferencias internacionales sobre el medio ambiente. Estas reuniones han logrado avances que incorporan criterios ambientales en los procesos de desarrollo. Imagen cortesía de UNEP Tunza Magazine.Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en 1992, sin duda, se han registrado incuestionables avances que reflejan la incorporación de los criterios ambientales en los procesos de desarrollo. En México, como en la mayoría de los países, se crearon instituciones, se promulgaron leyes y se establecieron programas e instrumentos para atender los asuntos ambientales. Sin embargo, también podemos afirmar, que la implementación de un modelo de desarrollo sustentable ha fracasado en todo el mundo y no porque el concepto en sí mismo sea obsoleto -por el contrario, sigue siendo pertinente-, sino, sobre todo, por la falta de voluntad política de los gobiernos, la tendencia a planear considerando sólo el corto plazo en la planeación y la incapacidad de la política económica para incorporar el concepto y asumir sus implicaciones.
A poco más de veinte años de la Cumbre de Río, los compromisos globales de la sustentabilidad ambiental no se han cumplido cabalmente. Los acuerdos multilaterales no pudieron prevenir la peligrosa interferencia antropogénica en los sistemas climáticos y no se estabilizaron las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera; la Convención sobre Diversidad Biológica no pudo detener las tendencias de pérdida de la biodiversidad y sus servicios ambientales. Con respecto a la sustentabilidad socioeconómica tampoco se lograron los objetivos; las desigualdades se han profundizado en las últimas dos décadas y la pobreza no disminuyó como se esperaba.
En México, al menos el tema del cambio climático, aunque con dificultades, logró posicionarse como se discute en Cambio climático: una reflexión desde México. No corrieron la misma suerte los demás asuntos de la agenda de la sustentabilidad ambiental: detener la pérdida de la biodiversidad y la degradación de la tierra; mejorar el acceso sustentable al agua, en calidad y cantidad; garantizar la seguridad alimentaria y fomentar la agricultura sustentable y la pesca responsable; valorar los servicios ambientales; construir una economía baja en consumo de carbono; disminuir la pobreza y las desigualdades sociales, entre muchos otros.
La lentitud de la respuesta de los gobiernos y de las sociedades no corresponde a la acelerada velocidad a la que ocurren los cambios sobre la naturaleza por causa de la interferencia humana, lo cual impacta la calidad de vida de la población mundial y el propio desarrollo. Como se menciona en Resilient People, Resilient Planet: a future worth choosing, el reto sigue siendo erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, promover el crecimiento económico incluyente y la producción y consumo más sustentable al tiempo de combatir el cambio climático y respetar otros límites planetarios.
Los impactos del desarrollo
Hoy, mientras que las sociedades del mundo están abrumadas por las crisis económicas, financieras y sociales, la corrupción, el crimen organizado y el terrorismo, el tema del desarrollo sustentable sigue en espera; no se asumen con decisión los principios de éste modelo de desarrollo y tampoco se comprende que, precisamente, es en la implementación de los principios de sustentabilidad en donde radica la solución de fondo y de largo plazo de las diversas y recurrentes crisis.
La globalización, la comunicación y la tecnología son las grandes revoluciones de nuestra era y abrieron inimaginables oportunidades para el desarrollo; sin embargo, también han propiciado el sobreconsumo, incrementando las presiones sobre los recursos naturales. Aunque aún falta mucho por investigar, existe ya la evidencia científica de que el progreso de la humanidad ha ocurrido a un costo muy elevado para el funcionamiento del planeta y para las especies, ya que se están transgrediendo los límites biofísicos que han mantenido estables al medio ambiente y a la civilización durante los últimos 10 mil años. En la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio se estima que 15 de los 24 servicios ambientales más importantes que mantienen la economía han sido empujados (forzados) más allá de sus límites de sustentabilidad.
Si no se modifican las tendencias, inexorablemente el problema va a empeorar. Para el año 2050 la población se incrementará alrededor de 3 mil millones de habitantes que demandarán alimentos, agua, materias primas y energía. A este número se deben sumar las cerca de 1,400 millones de personas que actualmente viven en condiciones de pobreza extrema, se encuentran desnutridos y no tienen acceso al agua limpia. Dicho de otra forma: los patrones de consumo y producción actuales que han provocado una alteración sin precedentes al funcionamiento de la naturaleza, incluso, en ocasiones, de manera irreversible, no han podido resolver las necesidades básicas de una quinta parte de la población mundial. En Desarrollo sustentable y Bienestar Social explico que, para atender la demanda adicional de otros 4.4 mil millones (los que no han nacido y los que viven en pobreza extrema) se requerirá duplicar la producción de alimentos y triplicar el acceso al agua, lo cual, bajo los esquemas actuales resulta biofísicamente inviable.
Los habitas naturales siguen declinando y por ello se incrementa la pérdida de biodiversidad y sus servicios ambientales; anualmente se deforestan alrededor de 13 millones de hectáreas en el mundo, principalmente en los trópicos. Cerca de una cuarta parte de todas las especies de plantas están en riesgo de extinción, y la extinción es irreversible. Más del 30% de las pesquerías mundiales están sobreexplotadas y los océanos se están acidificando por causa de los agroquímicos, creando amplias zonas muertas. Las emisiones de bióxido de carbono siguen creciendo y, si no cambian las tendencias, entre los años 2020 a 2030 alcanzaremos concentraciones atmosféricas de gases con efecto invernadero peligrosas para el futuro de la humanidad, que afectarán a los cultivos, modificarán los regímenes de precipitación, reducirán la disponibilidad de agua, incrementado la desertificación de los suelos y la frecuencia e intensidad de los desastres naturales provocados por eventos hidrometeorológicos extremos. Como se mencionó en la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio y posteriormente lo han reportado WWF y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA),
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