Técnica De Recolección De Datos
Enviado por lidiasolano • 29 de Abril de 2013 • 1.858 Palabras (8 Páginas) • 300 Visitas
3.3.4 TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE DATOS
(MARCO METODOLÓGICO)
Indicadores, técnicas e instrumentos
De acuerdo al modelo del proceso de investigación por el que nos estamos guiandose aprecia que, una vez obtenidos los indicadores de los elementos teóricos y definido el diseño de la investigación, se hace necesario definir las técnicas de recolección necesarias para construir los instrumentos que nos permitan obtener los datos de la realidad.
Un instrumento de recolección de datos es, en principio, cualquier recurso de que se vale el investigador para acercarse a los fenómenos y extraer de ellos información. Dentro de cada instrumento concreto pueden distinguirse dos aspectos diferentes: forma y contenido. La forma del instrumento se refiere al tipo de aproximación que establecemos con lo empírico, a las técnicas que utilizamos para esta tarea. En cuanto al contenido éste queda expresado en la especificación de los datos que necesitamos conseguir; se concreta, por lo tanto, en una serie de ítems que no son otra cosa que los mismos indicadores que permiten medir las variables, pero que asumen ahora la forma de preguntas, puntos a observar, elementos a registrar, etc. De este modo, el instrumento sintetiza en sí toda la labor previa de investigación: resume los aportes del marco teórico al seleccionar datos que corresponden a los indicadores y, por lo tanto, a las variables o conceptos utilizados; pero también expresa todo lo que tiene de específicamente empírico nuestro objeto de estudio pues sintetiza, a través de las técnicas de recolección que emplea, el diseño concreto escogido para el trabajo.
Es mediante una adecuada construcción de los instrumentos de recolección que la investigación alcanza entonces la necesaria correspondencia entre teoría y hechos. Es más, podríamos decir que es gracias a ellos que ambos términos efectivamente se vinculan. Si en una investigación los instrumentos son defectuosos se producirán, inevitablemente, algunas de las dificultades siguientes: o bien los datos recogidos no servirán para satisfacer los interrogantes iniciales o bien los datos que obtengamos vendrán falseados y distorsionados, porque el instrumento escogido no se adecua al tipo de hechos en estudio. En ambos casos habrá habido, seguramente, uno o varios errores en las etapas anteriores del proceso de investigación. Será entonces necesario volver hacia atrás (cosa que es mucho más frecuente de lo que el lector se imagina) y revisar las diferentes tareas realizadas, hasta alcanzar una mejor resolución del problema.
Situadas así en su perspectiva, pasaremos a estudiar las principales técnicas de recolección de datos que suelen emplearse, no sin antes hacer algunas precisiones acerca de los tipos de datos que se presentan al investigador.
Datos primarios y secundarios
Los datos, según su procedencia, pueden subdividirse en dos grandes grupos: datos primarios y datos secundarios. Los datos primarios son aquellos que el investigador obtiene directamente de la realidad, recolectándolos con sus propios instrumentos. En otras palabras, son los que el investigador o sus auxiliares recogen por sí mismos, en contacto con los hechos que se investigan. Los datos secundarios, por otra parte, son registros escritos que proceden también de un contacto con la practica, pero que ya han sido recogidos y muchas veces procesados por otros investigadores. Las técnicas de recolección que se emplean en una y otra situación son bien disímiles, como es fácil de comprender, puesto que en un caso nos enfrentamos a la compleja y cambiante realidad y en el otro nos vemos ante un cúmulo de materiales dentro de los cuales es preciso discernir con criterio los más pertinentes.
Los datos primarios y los secundarios no son dos clases esencialmente diferentes de información, sino partes de una misma secuencia: todo dato secundario ha sido primario en sus orígenes y todo dato primario, a partir del momento en que el investigador concluye su trabajo, se convierte en dato secundario para los demás.
En la experiencia cotidiana también apelamos constantemente a ambos tipos de fuentes. Supongamos, por ejemplo, que hemos arribado por primera vez a una ciudad, en la que queremos llegar a determinados sitios. Para lograr nuestro objetivo podemos ir tomando nota de las calles que atravesamos, de la ubicación de los monumentos, plazas y comercios principales, de modo tal de formarnos una idea que nos sirva de referencia para ubicarnos. También podemos preguntar a los habitantes del lugar acerca de nuestros puntos de interés, dirigiéndonos a quienes suponemos están mejor informados. Al utilizar ambos recursos estaremos recogiendo datos primarios, en el primer caso mediante la técnica de la observación, en el segundo con el auxilio de las entrevistas. Pero también podemos acudir a la información que nos proporcionan planos, mapas o guías turísticas. En este último caso las fuentes de nuestros datos serán materiales previamente compilados y organizados por otras personas, por lo que los mismos serán datos secundarios.
Este sencillo ejemplo tomado de la experiencia común no difiere, en esencia, de lo que ocurre cuando recogemos datos para una investigación científica. Aquí nuestros procedimientos no han de ser más que desarrollos y perfeccionamientos mucho más sistematizados y rigurosos, naturalmente de las técnicas rudimentarias del ejemplo.
Registro y formalización de la observación
La tarea de observar no es una mera percepción pasiva de hechos, situaciones o cosas. Hablábamos anteriormente de una percepción activa lo cual significa concretamente un ejercicio constante encaminado a seleccionar, organizar y relacionar los datos referentes a nuestro problema. No todo lo que aparece en el campo del observador tiene importancia y, si la tiene, no siempre en el mismo grado; no todos los datos se refieren a las mismas variables o indicadores y es preciso estar alerta para discriminar adecuadamente
...