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UNIDAD IV. EUTANASIA, MUERTE Y VOLUNTADES ANTICIPADAS


Enviado por   •  2 de Marzo de 2015  •  6.845 Palabras (28 Páginas)  •  334 Visitas

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4.1 LA MUERTE EN LA SOCIEDAD MODERNA

Nadie puede escapar de la muerte. La cesación de la vida es tan segura como la certeza de que la noche sigue al día, el invierno viene después del otoño, y la vejez llega cuando la juventud queda atrás. La gente toma precauciones para evadir el sufrimiento y no verse en apuros durante el invierno o en la vejez; pero pocas personas se preparan para la muerte, que adviene indefectiblemente.

La sociedad moderna aparta su mirada de este tema esencial. Para la mayoría de las personas, la muerte es una cuestión temible y fatal; para otras, significa la simple ausencia de vida, un estado en blanco, un vacío. Hay quienes hasta la consideran algo absurdo.

¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de que morimos? Si nos empeñamos, podemos ignorar tales preguntas. Y en efecto, muchos lo hacen. Pero si no adquirimos profunda conciencia sobre la realidad de la muerte, terminaremos viviendo una existencia superficial y de poca estabilidad espiritual. Es posible que logremos convencernos de que, de alguna manera, lidiaremos con la muerte cuando llegue. Algunas personas se mantienen asiduamente ocupadas en todo tipo de tareas, para evitar reflexionar sobre los temas fundamentales de la vida y de la muerte. Sin embargo, con una actitud semejante, la dicha que podamos experimentar siempre será efímera y nos veremos acosados sin cesar por la preocupación de una muerte inevitable. Estoy convencido de que encarar el tema de la muerte les permite a las personas gozar de una existencia estable, pacífica y profunda.

¿A qué se llama “muerte”?, ¿se trata de una extinción?, ¿una transición hacia la nada? ¿O es la puerta de acceso a una nueva vida?, ¿una transformación en lugar de un final? En todo caso, ¿qué es la vida?, ¿una fase momentánea y evanescente que está seguida de quietud?, ¿una fase de no existencia?, ¿algo que tiene una profunda continuidad y se prolonga más allá de la muerte?

El budismo considera un error pensar que la vida concluye con la muerte. A la vez, sostiene que todo lo que existe y ocurre en el universo está vinculado y tiene un “origen dependiente” (engi,, en japonés). Lo que llamamos “vida” es una energía vibrante que fluye a lo largo y a lo ancho de todo el universo, y no tiene principio ni fin; es un proceso continuo y dinámico de cambio. Desde el punto de vista del budismo, la vida del ser humano no es una excepción. ¿Por qué ha de ser la existencia humana algo finito, caprichoso, aislado y desconectado del ritmo universal de la vida?

En la actualidad, sabemos que los cuerpos celestes y las galaxias nacen, duran un determinado lapso y mueren. Todo lo que se aplica a las inmensas realidades del universo se aplica, de la misma manera, al minúsculo mundo de nuestro cuerpo. Desde el enfoque de la física, el cuerpo humano está constituido por la misma materia, los mismos componentes químicos que conforman los astros. En tal sentido, somos “hijos” de las estrellas.

El cuerpo humano consta de unos sesenta billones de células individuales, y la vida es la fuerza vital que armoniza el funcionamiento infinitamente complejo de ese número de células tan difícil de concebir. A cada instante, cantidades incalculables de ellas mueren y son reemplazadas por otras que nacen. En ese nivel, cada uno de nosotros está experimentando diariamente los ciclos del nacimiento y la muerte.

Durante las últimas décadas, la sociedad ha modificado su percepción de la muerte, así como la forma de encajar un hecho natural que a todos nos llegará tarde o temprano.

Hace décadas, las personas morían en su casa, rodeadas de su familia, incluidos los niños, amigos y vecinos. El acto de morir era, por tanto, un hecho asumido desde la más tierna infancia. Desde niño, se presenciaba la muerte de los seres queridos, se conocía su existencia y también la forma en que cada uno se preparaba para morir, para afrontar la despedida, muchas veces con dolor.

Hoy las cosas han cambiado. La mayoría de la población declara que desea fallecer sin dolor, en casa y rodeado de su familia. Sin embargo, la mayoría muere en un hospital y, eso sí, en plena inconsciencia, lo que evita sufrimientos.

"La sociedad de hoy pone mucho énfasis en los aspectos vitales y en la juventud. La vejez y la muerte quedan relegados a un segundo plano", apuntan algunos psicólogos. La actitud social ante la muerte es, por tanto, de rechazo y ocultación. En este sentido, la muerte se ha convertido en un acto sanitario, controlado por los hospitales y por las funerarias.

El cambio de hábitos es también palpable para las empresas de servicios funerarios. Hoy no se quiere el mismo entierro para un familiar que hace diez años. Cualquier pueblo, en cuanto pase de 500 o 1.000 habitantes tiene su propio tanatorio porque "ya no queremos velar los cadáveres en casa". Esta necesidad de recibir a la familia y amigos en un lugar ajeno ha hecho que las empresas funerarias oferten todo tipo de servicios, desde música, a catering dentro de las salas, y hasta un sistema de SMS para enviar condolencias personalizadas a los familiares.

También el luto es considerado hoy como una "costumbre obsoleta", arraigado sólo en el medio tradicional y los funerales suelen ser breves y la cremación es cada vez más frecuente.

Por otro lado, cada año hay menos afluencia a los cementerios el 1 de noviembre. El gran número de cremaciones y de custodias familiares son los motivos por los cuales han disminuido considerablemente las visitas a los camposantos.

La comprensión de un periodo determinado de la historia no solamente viene por el estudio y análisis de los acontecimientos políticos. Hay que estudiar también la sociedad, las corrientes de pensamiento,… Ya se vio en la entrada la sociedad estamental la división en estamentos de la sociedad. En la entrada actual se añade otra visión más de esta sociedad a partir de la explicación desde otro punto de vista: la vida entorno a la religión. Una sociedad de Europa durante la Edad Moderna cuya vida se encontraba altamente sacralizada.

¿Qué significa “sociedad sacralizada”?

La sacralización es la subordinación de la vida terrena, con todos sus valores y desvalores, a la vida que se creía eterna y duradera para siempre. Una vida eterna relacionada con el cristianismo y la creencia de una existencia más allá de la muerte. La inexistencia de barreras entre lo natural y sobrenatural convivían y se intercomunicaban, como si de un mismo universo se tratase.

La sociedad en la Edad Moderna era un mundo intensamente sacralizado, donde la incredulidad era

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