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Un libro para chicos


Enviado por   •  3 de Mayo de 2014  •  Tesis  •  3.061 Palabras (13 Páginas)  •  245 Visitas

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Un libro para chicos

Ingredientes y cocción

Tómese un libro para chicos. Los hay pequeñísimos y gigantes. De muchas hojas y de muy poquitas. En colores y en blanco y negro. Duros y blandos.

Cualquiera sea, el que más le guste (¡o tome todos si su corazón de niño se lo manda!), y déjese guiar por su instinto infantil.

Hojéelo. Véalo. Léalo. Delo vuelta. Manoséelo.

Escóndase de la mirada del librero, bibliotecario, repositor de shopping o desconcertado/a marido/esposa, según dónde esté... y huélalo y lámalo, que los libros para chicos también tienen gustito... y permítase acariciar con los dedos esa princesa rubia que lo espía por el balcón de Palacio o ese príncipe azul que la enamora desde su corcel.

Después de haber desempolvado su niñez, refrescar y alertar su mirada, y transparentar su corazón.

Después. Recién después. Acuérdese de que es docente y que puede educar a partir de él.

Ahora ubíquese como docente al lado de su ser infante, vuelva a mirarlo y reconozca sus partes:

La tapa y la contratapa usted ya sabe cuáles son... ¿sabía que junto a sus respectivas retiraciones forman la cubierta? La retiración de tapa es la parte de atrás de la tapa, la retiración de contratapa la parte de adelante de la contratapa. Todo esto está unido por el lomo del libro, que puede ser amplio o simplemente una doblez con ganchitos.

La tapa contiene el título del libro y los autores: el escritor y el ilustrador, y la mayoría de las veces también figuran el logotipo y el nombre de la editorial, la empresa que se encarga de la publicación. Estos mismos datos figuran en el lomo, cuando el espacio lo permite.

La contratapa muchas veces contiene una sinopsis del texto del libro, o una invitación a la lectura, o los datos de los autores, o una imagen significativa que también opera como sinopsis de la ilustración... o a veces contiene todo junto... o a veces nada, ¡qué le vamos a hacer... todo es relativo!

Con la cubierta ya bien manoseada pasamos al interior, ¿no le vuelve a dar un placentero cosquilleo?: es el espíritu de los libros, esa parte fundamental que se lleva tan bien con usted porque se conocen desde que los embadurnaba con dulce de leche a la hora de la tomar la leche...

A veces, en ediciones lujosas y de tapas duras, hay una guarda: una página suelta pegada a las retiraciones y continuándose en lo que pasan a ser la primera y la última hoja del libro, que a veces son un papel distinto al resto del libro o a veces están impresas a la manera de un papel estampado. La guarda es distinta al resto del las páginas del libro porque no pertenece a ningún cuadernillo.

Por cuadernillo se agrupan las páginas interiores. Cada uno tiene 16 páginas (u 8 hojas si así lo prefiere). Mire el libro desde arriba y lo va a notar sobre todo si es un libro encuadernado mediante el sistema de cosido. Note que cada uno tiene, seguramente, 16 páginas.

Esto se debe a que el libro se imprime sobre un gran papel llamado pliego, en el que entran justamente 16 páginas del libro acomodadas como para que después se plieguen y formen un cuadernillo.

Por eso la cantidad de páginas de los libros generalmente es múltiplo de 16: un libro de 16 páginas estará formado por un solo cuadernillo, uno de 32 por dos cuadernillos, uno de 48 por tres cuadernillos, etc., etc.

Las páginas interiores pueden empezar por una página totalmente en blanco o directamente por la portadilla, donde figurarán casi siempre los mismos datos que en la tapa.

Atrás de la portadilla vendrá la página de créditos, donde figuran muchos datos también importantes, como el nombre del diseñador del libro (quien hizo el diseño gráfico), el armador (quien, según las órdenes del diseñador, compaginó los textos y las ilustraciones), dónde fue impreso, la dirección de la editorial, etc., etc.

No sé qué libro haya usted elegido para seguirme pero ¡no se ponga nervioso/a si faltan o sobran cosas de las que yo enumero!, todo lo dicho se cumple en la mayoría de los casos... Pero, a veces, antes hay páginas que se agregan con otros datos (título de colección, códigos especiales que el libro tenga, ¡qué se yo!) o ¡páginas que brillan por su ausencia! (puede encontrarse los créditos impresos en la retiración de tapa, por ejemplo, como un mecanismo de ahorrar papel en ediciones rústicas)... o sea, todo es posible.

Pasados los límites de la portadilla ¡empezará el cuento! Las páginas interiores contienen el texto y las ilustraciones... pero antes de hablar de esto termino con las partes del libro, así que ¡vaya a mirar el final! (el del libro me refiero... no el del cuento): en la última página está el colofón, donde constan los datos de la imprenta y su dirección, junto a la cantidad de ejemplares impresos.

(Haga click en la imagen para verla más grande y leer los epígrafes e indicaciones.)

Supongamos que usted es una maestra de Primer Ciclo, y si a esta altura está pensando en hacerles hacer un libro a sus alumnos, estará preguntándose qué hacer con la palabra "colofón" ante sus chicos; que con toda inocencia le replicarán que algunos tienen pero otros no, otros tienen termotanque... bueno, con la palabra "colofón" no haga nada, guárdela... pero si puede, invítelos a poner en la última página los datos de la señora que hizo las fotocopias de ese libro que armarán. Y cuántos ejemplares harán.

Pero me estoy adelantando. Antes de decirle que la señora de la fotocopiadora es al libro que usted puede hacerles hacer a sus alumnos, lo que el imprentero es al libro que estamos analizando juntos (o que la fotocopiadora es el equivalente a la imprenta). Antes, digo. Debería seguir contándole de los otros ingredientes y protagonistas que forman y hacen estos volúmenes.

Estábamos en los textos y las ilustraciones de las páginas interiores.

Los primeros los hace un escritor. Las segundas un ilustrador. A veces ambos roles son cumplidos por la misma persona.

Además de estos dos protagonistas, al libro lo hacen el editor y el diseñador gráfico.

El editor se ocupa de seguir de cerca toda la edición del libro, desde el principio. Muchas veces es él quien crea la colección o tiene una idea de hacer un libro de tal o cual tema o con tales o cuáles características, y se lo encarga a los autores. Cuando estos entregan sus creaciones (casi siempre se estipula un tiempo por contrato para entregar), lee y observa detenidamente los textos y las ilustraciones y determina si se ajustan a los parámetros de esa colección o a esa idea para la cual los encargó. A veces pide correcciones. A veces el editor, el escritor y el ilustrador se embarcan en largas discusiones antes de llegar a un acuerdo

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